www.laiglesiaenlaprensa.com, 2 de enero de 2007
Almudi.org
“¿Está Dios volviendo a Holanda, uno de los países más secularizados de Europa? La respuesta es sí, a juzgar por un largo artículo publicado en The Weekly Standard (1 de enero). Su autor, Joshua Livestro, que trabaja en el diario más difundido de Holanda, De Telegraaf, recoge algunos datos que muestran un cambio de tendencia. (Como dato de fondo, es útil recordar que las principales confesiones protestantes agrupaban, a finales de los años ’50, al 23 por ciento de la población; hoy sólo alcanzan el 6 por ciento. Los católicos ascendían en 1958 al 42 por ciento, pero hoy se han reducido al 17 por ciento).
Según Livestro, son varios los elementos que inciden en este nuevo proceso: por un lado, el agotamiento de las corrientes “liberales” o “progresistas” dentro de las confesiones cristianas. Por ejemplo, “el antes poderoso grupo ‘Ocho de mayo’ –un movimiento de la teología de la liberación nacido el 8 de mayo de 1985 para protestar contra la visita de Juan Pablo II a los Países Bajos- fue disuelto en noviembre de 2003 por la falta de interés de sus cada vez más escasos miembros”. Según los autores de un estudio sociológico, citado en el artículo, las tendencias liberales “están en agonía y serán sustituidas por una nueva ortodoxia”.
El otro factor es la incidencia de los inmigrantes cristianos. Habitualmente, se centra la atención en la inmigración musulmana (un millón), pero resulta que los inmigrantes cristianos en Holanda ascienden a unos 700 mil, y en los últimos años su flujo está superando al de los musulmanes. Lo característico de esos inmigrantes es que están dando vida a iglesias cristianas propias, al margen de las establecidas, un fenómeno típicamente protestante. El autor no menciona cómo es la influencia en la Iglesia católica.
En todo caso, hay pistas para deducir que también algo está cambiando. Hechos, por ejemplo, como “la casi inadvertida reintroducción de los crucifijos en las aulas de las escuelas católicas en todo el país”, o el cambio de actitud de los alumnos a la hora de mostrar su religiosidad en público. De confirmarse, este giro desmentiría la idea de que la secularización es un proceso irreversible”.