En la adolescencia el hombre descubre su intimidad, sus afectos y comienza el proceso de identidad sexual. Comienzan las relaciones interpersonales, se forjan las amistades y descubren el corazón como una caja de resonancia llena de afectos, sentimientos y pasiones. Explicar a los adolescentes que es la sexualidad y la afectividad ha sido siempre un reto educativo, pero las respuestas no están siendo homogéneas ni, por lo que parece, eficaces. Según algunos, la educación en este ámbito se debe limitar a dar una mera información del cuerpo y la sexualidad. Para otros muchos, es necesario, también, educar el corazón.
El desafío es importante, ya que en cualquier ciudad de cualquier parte del mundo las calles se visten de sexo a través de anuncios espectaculares, carteleras cinematográficas y revistas cada vez más explícitas. Si un adolescente enciende la televisión, navega por Internet, o usa el teléfono móvil, tendrá acceso a información masiva sobre sexo y si “empachado” de esto busca la armonía en la música de su IPOD, encontrará canciones que invitan a todo enamorado a entregar su cuerpo y afectos a aquel o aquella que le diga sólo “te amo”
¿Qué pueden hacer los padres y educadores? ¿Qué puede hacer un gobernante ante el 20% de las adolescentes de 15 a 16 años que presentan embarazos no deseados o una población juvenil con enfermedades de transmisión sexual, problemas de drogadicción, alcoholismo y deseos de suicidio? Los líderes políticos han abierto las puertas a iniciativas legales, sociales y educativas que logren disminuir el índice de embarazos no deseados, abortos, proliferación del SIDA y drogadicciones varias.
Este mismo interés ha reunido en el mes de mayo en México D.F. a 750 líderes educativos de 32 países, con 36 expertos en el primer encuentro internacional sobre la educación de la afectividad y la sexualidad. Tras debates y sesiones plenarias, consideraron que es conveniente integrar con más claridad la formación del caracter y la personalidad en la educación de la sexualidad. Esa conclusión no fué sólo resultado de análisis teóricos, sino sobre todo consecuencia de la presentación de nuevos métodos de formación afectiva que están siendo aplicados con éxito en varios países de América, Asia y Europa. El Encuentro permitió también conocer la voz de los principales interesados, que subrayaron –como resumía un joven ecuatoriano presente- “que las jóvenes generaciones merecen algo mejor que discursos sobre las enfermedades sexualmente transmisibles”.
Uno de los ponentes, el norteamericano Patrick Fagan, investigador de Heritage Foundation, mostró que de 1950 a 1990 la proporción de niños ilegítimos que nacen en Estados Unidos se han cuadruplicado y en el año 2000 sesenta de cada 100 niños forman parte de familias rotas (padres separados, divorciados, en unión libre y vueltos a casar).
El estudio de Fagan demuestra estadísticamente que en las familias con matrimonios sólidos cuyos hijos reciben amor y principios religiosos se reducen entre un 83% y 90% el número de abortos, las enfermedades de transmisión sexual, los maltratos físicos y los abusos sexuales. Los hijos de esos matrimonios presentan – en su mayoría-, condiciones favorables de salud física y sólo el 3.5% de estos niños presenta problemas emocionales .
Esta seguridad afectiva en los hijos tiene como efecto que vivan la abstinencia en un 78% de los casos.
Es por tanto en la familia el lugar donde se forja el desarrollo afectivo de los hijos. José Perez Adan, otro de los ponentes, Catedrático de Sociología de la Universidad de Valencia (España) afirmó que es derecho de los niños – y deber correlativo de los padres- recibir una educación que integre todos los aspectos de la vida, también la educación sexual. Según el profesor español, compete a los profesionales de la educación proporcionar planes de acción concretos a los padres y a los centros educativos.
En palabras de José Antonio Alcázar, Directivo de CEFASA, uno de los principales grupos educativos españoles, padres y profesores, deben promover la ilusión por ser mejor. “Se trata – decía Alcázar- de enseñar a comportase bien, a ser personas con criterio propio capaz de moderar la sensibilidad y la afectividad. La manera de sentir tira con fuerza de la manera de vivir, y al revés”.
Es aquí donde la inteligencia juega un papel fundamental al gobernar los afectos y dar razones a la voluntad para que tire a favor del propio perfeccionamiento. Según el investigador mexicano Alejandro Armenta, no basta con tener buena voluntad hay que tener mucha voluntad. Tampoco es suficiente saber lo que está bien y lo que está mal. Para la educadora Maite Mijancos, si los jóvenes no experimentan desde pequeños actos que fortalecen su voluntad a base de ciertos vencimientos, no serán capaces de decir no cuando sea necesario. Les será difícil llegar a la adolescencia y decir: “No, al alcohol”, “No a la droga”, “No al tabaco”, “No al sexo”. Sencillamente porque no esta familiarizados con esta palabra y se han vuelto auto-indulgentes , apoyados por sus padres, a lo largo de su vida.
Jokin de Irala, profesor de la Universidad de Navarra, criticó la parcialidad de muchos libros de texto oficiales, que rechazando lo que llaman actitudes moralizantes incurren en errores científicos de talla.
En el transcurso del Encuentro Internacional se presentaron diversos proyectos educativos están siendo implantados en algunos países. Es el caso del programa filipino I am Strong. Uno de sus responsables, Antonio Torralba explicó que con este proyecto se pretende educar a los adolescentes en la libertad y fortalecimiento del intelecto, para que aprendan a decidir y adquieran valores.
Torralba afirma que “la educación sexual va de la mano del amor y de la vida. Es por tanto necesario que se ayude a los chicos a entender, evaluar y controlar sus sentimientos, ya que una educación que separe sexualidad, amor y compromiso, es reductiva y puede ser gravemente perjudicial para el futuro de los jóvenes”.
También el programa PROCEF, promovido en Santiago de Chile por la Universidad de los Andes, ha obtenido muy buenos resultados difundiendo entre las adolescentes las ventajas de la abstinencia y los programas de “empowerment” o empoderizamiento.
Desde Valencia, la doctora Concepción Medialdea presentó la experiencia del progama SABE del Instituto Valenciano de Fertilidad, Sexualidad y Relaciones Familiares que está basado en el autoconocimiento de la fertilidad y en la propuesta razonada de la continencia como una manifestación de responsabilidad.
Se trata, en definitiva, de propuestas y proyectos que están intentando mejorar las tendencias y no sólo expresar quejas o clamar contra la falta de ayudas gubernamentales o las agresiones publicitarias.
Reynaldo Rivera
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