Mons. Javier Echevarría ha hablado en Murcia sobre la estrecha relación entre los sacramentos de la Eucaristía y la Penitencia: “La Eucaristía cambia los corazones endurecidos por el pecado”.
11 de noviembre de 2005
El Prelado del Opus Dei ha intervenido en un congreso sobre ‘La Eucaristía’, organizado por la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM). Desde el pasado miércoles, diversos ponentes, entre los que se encuentran varios cardenales, obispos y otras personalidades de la Iglesia, hablan sobre la Eucaristía como ‘Corazón de la vida cristiana y fuente de la misión evangelizadora de la Iglesia’.
Ahora que se acerca el Adviento, Mons. Echevarría animó a los presentes a presentar sus dones al “belén perenne que es el Sagrario”. El Prelado analizó las distinciones que se presentan entre los sacramentos de la Eucaristía y la Penitencia y la mutua dependencia que hay entre ellos: “La Iglesia crece y se fortalece gracias a la Eucaristía y es llamada constantemente a la conversión”.
José Luis Mendoza, presidente de la UCAM,
introdujo la conferencia del Prelado.
La reconciliación con Dios, continuó, es una exigencia que se presenta a todas aquellas personas que, enamoradas de Jesucristo, conocen su propia miseria. “Querer la Eucaristía es querer la unión con Cristo, y por lo tanto, se hace preciso remover los obstáculos que la impiden”.
Ha animado a los presentes a difundir la asistencia a la Misa de los domingos: “Sin ella los cristianos no podemos vivir”. También ha recomendado profundizar en el sentido de la comunión y la confesión leyendo lo que sobre ellos dice el Catecismo de la Iglesia Católica, “y si os parece mucho, leed el nuevo Compendio del Catecismo”. También ha recomendado leer la homilía que Benedicto XVI pronunció recientemente en Bari sobre la Eucaristía.
La confesión, "un coloquio divino"
Recordando el reciente Sínodo que cerró el año de la Eucaristía en Roma, ha mencionado la preocupación de los pastores por la escasa acogida que tiene entre los fieles el sacramento de la Penitencia. “Muchos desconocen ese tesoro divino y las condiciones para acceder a él”.
Animó a difundir la práctica de la “confesión auricular individual” (es decir, de una sola persona, que cuenta sus pecados al confesor). “La confesión no es un diálogo entre dos personas. Es, más bien, un coloquio divino, de misericordia”.
Asimismo, ha pedido a los sacerdotes “que dediquen espacio a hablar de la confesión en sus homilías y que tengan una especial disponibilidad para confesar, principalmente antes y durante los actos de culto”.
Igualmente ha dicho que los laicos no pueden dejar solos a los sacerdotes en esta “urgente tarea”: “También vosotros, laicos, tenéis que participar en esta gran catequesis sobre la confesión. Decid a vuestros conocidos: ‘Oye, mira, estoy con una alegría enorme porque me he vuelto a encontrar con Dios”.
Ha alertado del peligro de confundir los efectos que causan estos dos sacramentos. “No basta con participar en la Eucaristía para obtener el perdón de Dios. La Eucaristía no perdona las ofensas, aunque sí nos consigue otras gracias. No se debe dejar de repetir que, para quien está alejado de Dios por el pecado, la reconciliación con Él sólo cabe si se acoge al sacramento de la penitencia que Cristo entregó a su Iglesia”. Y ha recordado las condiciones que la Iglesia exige –desde hace siglos- para acercarse a recibir la comunión.
“Si deseamos transformar este mundo que vemos tan lacerado por el odio y la violencia, que tienen como origen los pecados personales, debemos rogar al Padre la conversión de los pecadores, ¡de nosotros mismos!”.
El sábado, a las 20 h. el Prelado celebrará una Eucaristía en la Catedral de Murcia.
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