Almudi.org Juan Pablo II: sueldo para las amas de casa
El Papa pide en el documento
«Ecclesia in Europa» que la UE acoja a los inmigrantes
Juan Pablo II hizo ayer un
llamamiento a Europa para que no pierda sus raíces cristianas, pidió a los
europeos que integren a los inmigrantes en sus comunidades. Asimismo, el
Pontífice solicitó que las amas de casa tengan un sueldo para reconocer así la
labor en pro del bien común que realizan.
Juan Lara - Roma.- El Papa
Jua...
Almudi.org Juan Pablo II: sueldo para las amas de casa
El Papa pide en el documento
«Ecclesia in Europa» que la UE acoja a los inmigrantes
Juan Pablo II hizo ayer un
llamamiento a Europa para que no pierda sus raíces cristianas, pidió a los
europeos que integren a los inmigrantes en sus comunidades. Asimismo, el
Pontífice solicitó que las amas de casa tengan un sueldo para reconocer así la
labor en pro del bien común que realizan.
Juan Lara - Roma.- El Papa
Juan Pablo II expresa estos deseos en la exhortación apostólica «Ecclesia in
Europa», documento con el que concluye oficialmente el II Sínodo de Obispos
para Europa, celebrado entre el 1 y 23 de octubre de 1999 en el Vaticano, y que
firmó ayer de manera solemne. Se trata de un texto de 135 páginas, dividido en
seis capítulos, traducido a siete idiomas y que recoge las 40 proposiciones
hechas por los 179 obispos que participaron en el sínodo. El Pontífice dijo
ayer durante la firma del citado documento que espera que este texto contribuya
a consolidar la paz y la concordia entre las naciones y a forjar la Europa del
espíritu.
Dignificar a la ama de casa
Juan Pablo II pide que el servicio
prestado por la mujer en la vida doméstica se considere una contribución al
bien común y propuso que se pague un sueldo al ama de casa. Sabedor de la
importancia de la mujer en la vida de la Iglesia, el Papa le dedica un apartado
en la exhortación apostólica «Ecclesia in Europa», en el que aboga por que se
apliquen «efectivamente» las leyes que protegen a la fémina. «La Iglesia no
deja de alzar su voz para denunciar las injusticias y violencias cometidas
contra las mujeres, en cualquier lugar y circunstancias que ocurran. Pide que
se apliquen efectivamente las leyes que la protegen y que se establezcan
medidas eficaces contra el empleo humillante de imágenes femeninas en la
propaganda comercial y contra la plaga de la prostitución», indica. El Obispo
de Roma agrega que desea que el servicio prestado por las madres en la vida
doméstica «se considere como una contribución al bien común, incluso mediante
formas de reconocimiento económico».
El Papa pide que en la futura
Constitución europea figure la referencia al patrimonio religioso. También
insta a que se reconozca el derecho de las Iglesias a organizarse libremente,
el respeto a la identidad específica de las confesiones religiosas y el respeto
del estatuto jurídico del que ya gozan, en virtud de las legislaciones de los
Estados miembros. Juan Pablo II subraya que la relación de la Iglesia con
Europa no es la vuelta a un Estado confesional, pero tampoco la de un laicismo
o separación hostil, sino que «es la de una sana cooperación». En el documento,
el Pontífice resalta las sombras y luces del viejo continente. Entre las
sombras subraya la pérdida de la memoria y de la herencia cristiana, el
agnosticismo práctico y la indiferencia religiosa en la que viven muchos
europeos, «que dan la impresión de que están a punto de despilfarrar el rico
patrimonio recibido durante siglos». También expresa su preocupación por el
descenso de la natalidad, la crisis de la familia, «el miedo a asumir
decisiones definitivas», como el matrimonio o la vocación sacerdotal o
religiosa, y los rebrotes de conflictos étnicos y del racismo. Denuncia la
indiferencia ética, el egocentrismo y la globalización «que, en vez de llevar a
una mayor unidad del género humano, amenaza con seguir una lógica que margina a
los más débiles y aumenta el número de pobres de la Tierra». Otros «puntos
negros» son el consumismo, las drogas y la «búsqueda esotérica de la espiritualidad».
Juan Pablo II alerta de que en Europa se pretende instalar una cultura del
hombre autosuficiente, que intenta vivir como si Dios no existiera. Entre los
signos positivos ve la unificación europea y la sensibilidad en la defensa de
los derechos humanos. Dentro de la Iglesia, considera positivos la recuperación
de la libertad de las Iglesias en la Europa ex comunista, el testimonio de los
santos y mártires, la vitalidad de las parroquias, los nuevos movimientos
eclesiales. Efe
(La Razón)