Habla el matrimonio español presente en el Encuentro Mundial de la Familia en Manila
CASTELLON, 2 febrero 2003 (ZENIT.org).- José María Gea Rosat y su esposa Belén Vendrell, casados hace 15 años y sin hijos, son una familia misionera originaria de la archidiócesis de Valencia al servicio de la diócesis de Segorbe-Castellón que participó en el IV Encuentro Mundial de las Familias, concluido en Manila (Filipinas) el pasado 26 de enero.
Formaban parte de la delegación oficial de la Conferencia Episcopal Española, presidida por monseñor Juan Antonio Reig, obispo de Castellón y presidente de la Subcomisión Episcopal de Familia Vida.
--¿Cuál ha sido a su juicio el mensaje más importante de este encuentro mundial?
--José María y Belén: Sin duda, el mensaje más importante viene definido por el lema de encuentro “La Familia Cristiana: una buena nueva para el tercer milenio”. La Familia Cristiana, de fundación matrimonial entre un varón y una mujer, abierta generosamente a la vida, y consciente de su misión a la hora de transmitir la fe y educar, constituye uno de los elementos esenciales en la edificación de la Iglesia y de la Sociedad, abriendo ambas realidades a la esperanza. Un mundo sin familias es un mundo sin futuro.
Por otra parte, se está demostrando desde el punto de vista demográfico que los países que más respetan los ritmos naturales de fertilidad, y están en contra del divorcio y del aborto, tienen una mejor pirámide de población (con menos población envejecida, una tasa de crecimiento mayor, un mayor índice de natalidad, etc.). Estos datos deberían hacer replantearse a la ONU y a los gobiernos de las naciones sus legislaciones sobre el divorcio, el aborto y los planes de control de población. Hay que solucionar los problemas, no eliminar a quienes los tienen.
--¿Creen que la pastoral familiar dentro de la Iglesia está consolidada o falta aún mucho camino?
--José María y Belén: Hoy en día se está perdiendo el concepto de indisolubilidad matrimonial. Cada vez hay más cónyuges que creen que con la separación y el divorcio pueden lícitamente contraer nuevo matrimonio, sin que esto tenga graves consecuencias morales, psicológicas, familiares, y sociales. La pastoral familiar está ahora más que nunca necesitada de verdaderos evangelizadores de la familia que sean testigos de que la esperanza del perdón y la reconciliación conyugal es posible bajo el Amor Misericordioso de Dios. Es necesaria una pastoral familiar basada en la transmisión de la fe a los hombres, en esta sociedad tan secularizada que nos aparta todos los días de la bendición nupcial.
--El Papa no ha podido participar personalmente en el encuentro. ¿Ha influido este hecho en su desarrollo?
--José María y Belén: Hemos asistido también a los Encuentros Mundiales de Familias con el Papa en 1997 en Río de Janeiro (Brasil) y en el año 2000 en Roma (Italia), y sin duda, en esta ocasión ha sido una pena que el Papa no pudiese asistir personalmente. Probablemente esto haya influido en la afluencia de participantes, pero a pesar de ello la alegría de todos ha permanecido intacta. Era la alegría de la Fe, y la certeza de que el Santo Padre nos miraba todos los días. Estamos convencidos de que esa alegría ha llegado a su corazón, como así lo expresó el último día el Legado Pontificio en la Eucaristía.
--En Filipinas han tenido lugar ya dos encuentros mundiales, el actual y el de los jóvenes en 1995. ¿Qué impresión se llevan de la organización y en general del país?
--José María y Belén: Podemos afirmar que la organización de este Congreso en Manila ha sido magnífica y la atención recibida estupenda. Los filipinos tienen una alegría interior que desborda y se contagia. Queremos recordar las impresionantes palabras de su eminencia el Arzobispo de Manila Cardenal Jaime Sin sobre la nación filipina: “Estoy lleno de santo orgullo, somos pobres, pero somos ricos: valoramos a nuestros mayores, a nuestros niños y a Dios”. Esa, creemos, es la mejor definición del espíritu filipino. Además, hay que recordar que durante más de 400 años misioneros españoles, guiados por su celo apostólico, han venido sembrando la fe católica en Filipinas y, por qué no decirlo, también la cultura española. Hemos comprobado, con grata sorpresa, el enorme aprecio del pueblo filipino por España. En este momento, más del 85% de los filipinos son católicos, siendo todos los países de su entorno musulmanes o de religiones orientales. Por otra parte, todavía muchos filipinos hablan español, siendo uno de los patronos del país, como en España, Santiago Apóstol.
--Por último, el anuncio de que el próximo encuentro será en Valencia, ¿cómo lo han acogido?
--José María y Belén: Con una alegría inmensa, ya que además de representar a la Conferencia Episcopal Española, somos valencianos y representábamos por deseo expreso del Arzobispo monseñor Agustín García-Gasco a la Archidiócesis de Valencia. Hace varios años que esperábamos esta noticia y creemos que España y Valencia se lo merecen, ya que la participación de las familias españolas, y especialmente las valencianas, en estos encuentros ha sido siempre bastante elevada. Además, Valencia es la sede española del Pontificio Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia, dependiente de la Universidad Lateranense de Roma. Estamos seguros que los frutos del próximo congreso serán cruciales para las familias de Valencia, de España y de la Europa descristianizada. Rogamos a Dios para que, si es su voluntad, este encuentro del año 2006 sea presidido por nuestro Santo Padre el Papa Juan Pablo II.
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