Causa de canonización de don Álvaro del Portillo
2. Perfil biográfico-espiritual de don álvaro del Portillo
3. Declaraciones de personalidades sobre D. Álvaro
4. Las beatificaciones y canonizaciones en general 5. Bibliografía de Mons. Álvaro del Portillo 6. Escritos y declaraciones de Mons. Álvaro del Portillo 7. Otros fieles del Opus Dei fallecidos con fama de santidad
Don Álvaro, como le llaman millones de personas que acuden a su intercesión en todo el mundo, era estudiante de ingeniería cuando conoció a Josemaría Escrivá de Balaguer. Sintiendo que Dios lo llamaba por ese camino, se incorporó al Opus Dei en 1935. Sacerdote desde 1944, fue el principal colaborador de san Josemaría y su sucesor, en 1975, al frente del Opus Dei.
En Roma, donde residía desde 1946, era muy apreciado —entre otros motivos— por su trabajo en el Concilio Vaticano II (1962-1965), en el que contribuyó a potenciar el papel de los laicos en la Iglesia, que resumía con estas palabras: "Llevar el mensaje de Cristo a todas las realidades terrenas: la familia, la profesión, las actividades sociales y convertirlas en ocasión de encuentro de Dios con los hombres". Fue secretario de la comisión del Concilio que elaboró el Decreto "Presbyterorum Ordinis" sobre el ministerio y la vida sacerdotal.
Por su bondad y su humildad muchas personas de toda clase y condición le tenían afecto. El escritor y periodista Vittorio Messori, que en una ocasión le hizo una entrevista, declaró después de la muerte de don Álvaro que al terminar de hablar con él, ante su llaneza y caridad sacerdotal, había sentido el deseo de confesarse, más que ocuparse de la entrevista.
El día del fallecimiento de Alvaro del Portillo, Juan Pablo II, que le había ordenado obispo en 1991, acudió a rezar ante sus restos mortales.
La Congregación para las Causas de los Santos ha establecido que en la primera fase de la Causa, o investigación diocesana sobre la vida, las virtudes y la fama de santidad de Álvaro del Portillo, intervengan dos tribunales: uno del Vicariato de Roma y uno de la Prelatura del Opus Dei. Las sesiones de este segundo tribunal darán comienzo el 20 de marzo. Los dos tribunales son igualmente competentes para realizar —con la necesaria coordinación— la instrucción de la causa (recibir las declaraciones de testigos y recoger documentos), pero no están llamados a pronunciar una sentencia: esto compete exclusivamente a la Santa Sede.
Con Álvaro del Portillo son siete los fieles de la prelatura del Opus Dei de los que hay actualmente abierta la causa de canonización. Entre ellos están Montse Grases (1941-1959), estudiante catalana que sobrellevó con alegría ejemplar una dolorosa enfermedad; Ernesto Cofiño (1899-1991), padre de familia y médico pediatra guatemalteco, que convirtió su profesión en un servicio constante a los demás, y Tony Zweifel (1938-1989), un ingeniero suizo.
2. Perfil biográfico-espiritual de don Álvaro del Portillo
Álvaro del Portillo nació en Madrid el 11 de marzo de 1914. Era ingeniero de Caminos, doctor en Filosofía y Letras y doctor en Derecho Canónico.
El 7 de julio de 1935 pidió la admisión en el Opus Dei, fundado en Madrid siete años antes. Su vida estuvo estrechamente unida a la de san Josemaría: fue su colaborador más directo y su confesor desde 1944, año en que fue ordenado sacerdote. San Josemaría dijo de él: "Ha puesto en muchas ocasiones sus espaldas, para aliviar el peso de la carga que el Señor me ha confiado. En los momentos difíciles he encontrado su paz, su alegría y su serenidad, que provenían de su fe en el Señor".
Trabajó infatigablemente al servicio de la Iglesia. Por su santidad de vida, su experiencia pastoral, su profunda humanidad –era un hombre de carácter comprensivo, alegre y afable—, su sensibilidad social y sus conocimientos teológicos y jurídicos, gozó del aprecio de los sucesivos Papas que le confiaron numerosos trabajos al servicio del Pueblo de Dios.
Durante el pontificado de Pío XII colaboró en varios dicasterios pontificios. El Beato Juan XXIII le nombró Consultor de la Congregación del Concilio (1959-66) y fue Secretario de varias Comisiones Conciliares, promoviendo —durante su activa participación en el Vaticano II— la renovación espiritual de la Iglesia con mentalidad abierta y audaz.
Pablo VI, con el que le unía una antigua amistad, le encomendó diversas tareas en la Santa Sede: en la Comisión Pontificia para la Revisión del Código de Derecho Canónico (1963); en la Comisión Postconciliar sobre los Obispos (1966); etc. ; al igual que su sucesor, Juan Pablo II, al que había conocido durante los trabajos conciliares.
Era un pastor de profundo espíritu ecuménico, que desarrolló una tarea evangelizadora en todo el mundo, con cristianos y no cristianos. Prestó especial atención a los problemas de la mujer, y sus libros y ensayos, traducidos a varios idiomas, han supuesto una notable aportación a la misión del laicado y de los sacerdotes en el mundo actual.
El 15 de septiembre de 1975 sucedió a san Josemaría al frente del Opus Dei. Dirigió durante diecinueve años esta realidad de la Iglesia con gran dinamismo evangelizador, sentido de comunión eclesial y fidelidad al carisma fundacional. Dotado de una creatividad y visión de futuro, promovió numerosas instituciones al servicio de la Iglesia: entre ellas la Universidad Pontificia de la Santa Cruz en Roma, donde estudian sacerdotes, religiosos y laicos de todo el mundo. Como fruto de su amor y preocupación hacia los más pobres y necesitados, han nacido labores sociales en las zonas más pobres de algunos países del llamado Tercer Mundo.
Juan Pablo II le consagró obispo el 6 de enero de 1991. Falleció santamente el 23 de febrero de 1994, tras peregrinar a Tierra Santa. El Papa quiso orar ante sus restos mortales, como reconocimiento por su servicio al Pueblo de Dios. Desde su fallecimiento numerosos fieles acuden para rezar ante su tumba, en la cripta de la Iglesia Prelaticia del Opus Dei, en Roma.
3. Declaraciones de personalidades sobre D. Álvaro
-Juan Pablo II: "Siervo bueno y fiel"
"Al recibir la triste noticia de la repentina pérdida de monseñor Álvaro del Portillo, prelado del Opus Dei, le expreso a usted y a los miembros de la Prelatura mi más sentido pésame. Mientras recuerdo con agradecimiento al Señor la vida llena de celo sacerdotal y episcopal del difunto, el ejemplo de fortaleza y de confianza y de confianza en la Providencia divina que ha ofrecido constantenmente, así como su fidelidad a la Sede de Pedro y su generoso servicio eclesial como íntimo colaborador y benemérito sucesor de san Josemaría (entonces beato), elevo al Señor fervientes sufragios para que acoja en el gozo eterno a este siervo bueno y fiel, y envió para consuelo de cuantos se han beneficiado de su dedicación pastoral y de sus preclaras dotes de mente y de corazón una especial bendición apostólica". (Telegrama de condolencia dirigido monseñor Javier Echevarría)
-Carlo Cafarra, arzobispo de Bologna: "Discípulo de Cristo"
"Cuando nos encontrábamos, él solía arrodillarse ante mí para pedirme la bendición. La primera vez quedé profundamente impresionado porque me hizo recordar enseguida el momento en el que otro obispo me pidió, entonces un sacerdote recién ordenado, bendecirle: era mi obispo, que un mes antes me había impuesto las manos, aquejado de un tumor incurable, antes de morir, me pidió la bendición. He aquí la humildad de los discípulos de Cristo". ("Servo buono e fedele", a cura di Vicente Bosch, Libreria Editrice Vaticana)
-Javier Echevarría, prelado del Opus Dei: "No deseó para él honores y reconocimientos"
"Conocí a mons. Alvaro del Portillo a finales de los años 40, y he estado muy cerca de él desde que me trasladé a Roma en 1950. Esta persistente cercanía –más de 40 años- me ha permitido conocer a fondo su grande inteligencia, su basta cultura, su capacidad de trabajo, la serenidad de su ánimo y, lo que es más importante, la profundidad de su fe y la intimidad y riqueza de su relación con Dios. Considero sobre todo un deber de justicia dar testimonio del hecho de que mons. Alvaro del Portillo no deseó para él honores y reconocimientos. No buscó ni siquiera éxitos personales ni ocasiones en las que poder brillar. Tuvo una única ambición: ser un buen hijo de Dios y un servidor fiel de la Iglesia, según el espíritu recibido de san Josemaría y siguiendo su ejemplo". (In memoriam, "Rendere amabile la Verità").
-Joaquín Navarro-Valls, director de la Oficina de Prensa del Vaticano: "Tenía buen humor y un carácter optimista"
"Fue una persona con dos rasgos especiales: buen humor y un carácter muy optimista y positivo. Representó la continuidad más fiel al fundador del Opus Dei. Ha dejado tras de sí una huella imborrable, caracterítica de los hombres de Dios que han cumplido silenciosamente una misión para el bien de los demás". ("Mundo Cristiano", abril 1994, especial "En la muerte de monseñor Alvaro del Portillo").
-Vittorio Messori, periodista y escritor italiano: "Fue verdaderamente un padre"
"De él me impresionó inmediatamente la profunda religiosidad, unida a una auténtica laicidad. Tenía el look y la mentalidad de un hombre de mundo. Era verdaderamente un padre, como lo llamaban en el Opus Dei. Te venían ganas de confesarte con él, más que de hacerle preguntas". (Romana, 1994, nº 18)
-Cardenal Ángel Suquía: "Tenía un corazón ancho, en el que cabía todo el mundo"
"Era un hombre esencialmente bueno, entrañable en su conversación, muy prudente y muy alegre y animoso. No recuerdo haber salido nunca de estar con él sin más alegría que antes de haber entrado. Amaba a Dios mucho y a la Obra tanto como a Dios. Tenía un corazón ancho en el que cabía todo el mundo". (ABC, 24 marzo de 1994)
-José Luis Olaizola, escritor: "Su fidelidad, el mejor ejemplo"
"Don Álvaro estaba siempre en lo mejor de la vida, porque de su vida había hecho un eterno presente en la presencia de Dios. Se entregó a su vocación al Opus Dei con una fidelidad que es el mejor ejemplo que nos pudo dejar: fidelidad al fundador, al Santo Padre, a los hermanos en la fe, y amor a cuantos se cruzaban en su camino". (ABC, 24 marzo de 1994)
-Monseñor Amigo, cardenal arzobispo de Sevilla: "Un hombre providencial"
"Álvaro del Portillo ha sido el hombre providencial con el que contó el Opus Dei para la importante etapa que se abrió en la institución después de la muerte del fundador" (Telegrama enviado tras el fallecimiento de Mons. del Portillo).
-Card. Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la fe: "Enriqueció a esta Congregación con competencia y experiencia"
El cardenal elogió "la modestia y disponibilidad en todas las circunstancias" que caracterizaron el trabajo de mons. Álvaro del Portillo como consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe, institución "que enriqueció de modo singular con su competencia y experiencia, como he podido comprobar personalmente".
4. Las beatificaciones y canonizaciones en general
La finalidad de las beatificaciones y canonizaciones
Las beatificaciones y canonizaciones tienen como fin proponer modelos indudables de vida cristiana. Por medio de minuciosas investigaciones científicas, la Iglesia comprueba la autenticidad de la fama de santidad de la persona respectiva. De este modo positivo, la Iglesia impide también devociones erróneas.
El itinerario de una causa de canonización
Se desarrolla —bajo la guía de la Congregación para las Causas de los Santos (en lo siguiente, "la Congregación")— en las siguientes etapas.
1) RECONOCIMIENTO DE LA SANTIDAD DE VIDA
a) Fase preliminar
Se comprueba si existen las condiciones indispensables para iniciar las investigaciones, en concreto, si la persona en cuestión goza de fama de santidad. Esta se refleja en los testimonios personales sobre el candidato, su veneración por parte de muchas personas, las narraciones de favores obtenidos después de acudir a su intercesión, las "cartas postulatorias" que piden su canonización, etc. El Postulador (especie de "abogado" del candidato) se encarga de recoger estas manifestaciones. Se otorga al candidato el título de "Siervo de Dios".
Cuando consta una suficiente evidencia de la fama de santidad, la autoridad eclesiástica del lugar, previo el nihil obstat de la Santa Sede, procede a la introducción de la Causa.
b) Fase instructoria
- Se recogen todos los datos accesibles sobre la vida y las virtudes del Siervo de Dios. Para tal fin, los jueces designados por la autoridad eclesiástica del lugar oyen testigos en el marco de un tribunal; también se consultan otras fuentes (archivos etc.)
- Además, se examinan todos los escritos del Siervo de Dios.
- La Congregación confirma los resultados por un decreto.
c) Fase de estudio
- Un equipo de expertos, bajo la guía de un Relator, realiza una exposición sistemática de todos los datos recogidos: la Positio super vita et virtutibus (o brevemente: Positio).
- Después, un colegio de 9 Consultores teológicos, designados por la Congregación, examina la Positio y da su opinión.
- Si más de dos tercios de los Consultores aprueban la Positio, la documentación pasa a la Congregación Ordinaria de los Cardenales y Obispos (la instancia ejecutiva más alta del Vaticano, después del Papa), que se pronuncia sobre la heroicidad de las virtudes del Siervo de Dios.
d) Decreto sobre la heroicidad de las virtudes
Si se ha llegado a una conclusión positiva, el Papa declara por decreto que el candidato ha vivido todas las virtudes cristianas en grado heroico. Este último obtiene el título de "Venerable Siervo de Dios".
2) RECONOCIMIENTO DE UN MILAGRO
Para una beatificación, la Iglesia no considera como suficiente un juicio humano. Exige además una confirmación por parte de Dios mismo, bajo la forma de un acontecimiento inexplicable por la razón humana (un "milagro") que se ha producido por la intercesión del Venerable Siervo de Dios. (Tal exigencia sólo queda suprimida cuando el candidato murió mártir.)
a) Fase preliminar
Desarrollo de la enfermedad y su documentación médica, cuando nadie piensa ni en un milagro ni en un proceso.
b) Fase instructoria
Se recogen los testimonios de las personas que intervinieron y la documentación médica en cuanto se produzca el hecho presumidamente milagroso.
c) Fase de estudio
- Juicio de la Consulta médica (en el caso de una curación) sobre si la curación, efectivamente, no es explicable por causas naturales*
- Juicio de los Consultores Teólogos sobre la consistencia del milagro y su atribución al Venerable Siervo de Dios*
- Juicio de la Congregación Ordinaria de los Cardenales y Obispos, sobre la misma materia*
d) Decreto sobre el milagro*
Si ésta última llega a una conclusión positiva, el Papa promulga un decreto que declara la realización del milagro por intercesión del Venerable Siervo de Dios. Este decreto abre paso a la beatificación.
*Pueden tener lugar sólo después de la publicación del Decreto sobre las virtudes.
3) BEATIFICACIÓN
En una ceremonia solemne, el Papa concede el título de Beato al candidato. La persona beatificada es declarada modelo de vida cristiana. En determinados lugares puede ser venerada públicamente.
4) RECONOCIMIENTO DE UN SEGUNDO MILAGRO
Este segundo milagro debe haberse producido después de la promulgación del Decreto sobre las virtudes. Se examina de la misma manera que el primero.
5) Canonización
Por declaración solemne del Papa, el Beato obtiene el título de "Santo": es acogido en el canon (la lista oficial) de los Santos. Puede venerarse públicamente en todos los lugares.
5. Bibliografía de Mons. Alvaro del Portillo
1. Libros.
Además de un libro de temas históricos (Descubrimientos y exploraciones en las Costas de California, publicado en 1947 y reeditado en 1982) ha tratado en diversas publicaciones temas teológicos, canónicos y pastorales. Entre otros:
Fieles y Laicos en la Iglesia (Eunsa, Pamplona, 1969; traducido a 6 idiomas, actualizado en 1981),
Escritos sobre el sacerdocio (Epalsa, Madrid, 1970; traducido a 4 idiomas, ampliado en 1990).
L'immagine del sacerdote (Documenti CRIS, 4 (1972)).
En 1992 se publicó Intervista sul Fondatore dell'Opus Dei, fruto de sus conversaciones con el periodista italiano Cesare Cavalleri sobre la figura del Beato Josemaría Escrivá, que ha sido traducido a varias lenguas.
En 1995, el Ateneo Romano della Santa Croce publicó en la Librería Editrice Vaticana el volumen Rendere amabile la Verità. Raccolta di scritti di Mons. Alvaro del Portillo, en el que se recogen sus escritos pastorales, teológicos y canonísticos. Además, lleva un Apéndice con la bibliografía completa de Mons. del Portillo.
2. Artículos.
Formación humana del sacerdote (Nuestro Tiempo, 17 (1955), 3-12).
Le laïc dans l'Eglise et dans le monde (La Table Ronde, 219 (1966), 85-110).
Coelibatus sacerdotalis in Decreto Conciliari Presbyterorum Ordinis (Seminarium, 19 (1967), 711-728).
Ius Associationis fidelium iuxta Concilii Vaticani II (Ius Canonicum, 8 (1968), 5-28).
Jesus-Christ dans le Pretre (La Table Ronde, 250 (1968), 193-203).
Dinamicità e funzionalità delle strutture pastorali (en La collegialità episcopale per il futuro della Chiesa, Valsecchi, Firenze, 1969, 161-177).
Los derechos de los fieles (Ius Canonicum, 11 (1971), 68-93).
Morale e Diritto (Seminarium, 11 (1971), 732-41).
Le Associazioni sacerdotali (en Il prete per gli uomini d'oggi, Ave, Roma, 1975).
Las asociaciones de fieles en el nuevo Código de Derecho Canónico (L'Osservatore Romano, 15.III.1983).
Significado teológico-espiritual de "Camino" (en Estudios sobre Camino, Rialp, Madrid, 1988, 43-56).
Il Magisterio nella Teologia Morale (en Persona, verità e morale. Atti del Congresso Internazionale di Teologia Morale (Roma, 7-12.IV.86), Città Nuova, Roma, 1987, 19-23).
Coscienza morale e Magisterio (en "Humanae vitae": 20 anni dopo. Atti del II Congresso Internazionale di Teologia Morale (Roma, 9-12.XI.1988), Ares, Milano, 1989, 31-8).
Sacerdoti per una nuova evangelizzazione (Studi Cattolici, 352 (1990), 388-97).
Ha escrito además numerosas voces para enciclopedias: Enciclopedia Cattolica (Roma), Enciclopedia Luso-Brasileira Verbo (Lisboa), Gran Enciclopedia Rialp (Madrid).
6. escritos y declaraciones de Mons. Alvaro del Portillo
El Cielo
"Cuando demos el gran salto, Dios nos esperará para darnos un abrazo bien fuerte, para que contemplemos su Rostro para siempre, para siempre, para siempre. Y como nuestro Dios es infinitamente grande, estaremos descubriendo maravillas nuevas por toda la eternidad. Nos saciará sin saciarnos, no nos empalagará jamás su dulzura infinita".
Llamada de Dios
"Por encima del oleaje de la vida -con sus altos y bajos, con sus dolores y alegrías-, nuestra vocación divina brilla siempre como un lucero en la noche, señalando inequívocamente el rumbo de nuestro caminar hacia Dios. Esto es lo que cuenta, hijas e hijos míos. Todo lo demás que pueda acaecernos, es transitorio. ¡No lo olvidéis nunca!"
Eucaristía
"Dios es infinitamente poderoso, infinitamente bello. No podemos imaginar cómo es. La música más dulce, la sinfonía más maravillosa, los colores más increíblemente bellos, todo el mundo, y el universo entero es nada a su lado. Y ese Dios infinitamente grande, infinitamente poderoso, infinitamente hermoso, se oculta bajo la apariencia de pan, para que nosotros podamos acercarnos a Él con confianza".
Confesión
"Siendo pequeño, veía con frecuencia que cuando los rebaños iban a cruzar un riachuelo, solían llevar delante un cabrito con un cencerro; con el ruido que hacía, se llevaba detrás a las ovejas, que le seguían sin miedo. Así sucede con la Confesión: si decimos primero lo que más cuesta, lo demás sale fácilmente a continuación. Llevad mucha gente al Sacramento de la Penitencia. Y para eso, lo primero, hijos míos, es confesarnos bien nosotros mismos".
Los laicos y la Iglesia
"En un hospital, por ejemplo, la Iglesia no está sólo presente por el capellán: también actúa a través de los fieles que, como médicos o enfermeros, procuran prestar un buen servicio profesional y una delicada atención humana a los pacientes. En un barrio, el templo será siempre un punto de referencia indispensable: pero el único modo de llegar a los que no lo frecuentan será a través de otras familias".
Transmitir la fe
"En un mundo cada vez más materializado, la labor del cristiano del siglo XX se asemeja a la que hubieron de realizar los primeros discípulos de Cristo. Como ellos, tendrá que transmitir la Buena Nueva con su ejemplo y con su palabra. (...) ¡Almas, hijos míos, almas!: son muchas las personas que viven a nuestro alrededor, sin conocer todavía a Cristo, y están esperando que os ocupéis de ellas. ¡Qué frío está el mundo, hijos míos! Hemos de caldearlo con el fuego de nuestros corazones enamorados".
Sociedad y familia
"La sociedad será más fraterna, si los hombres aprenden en la familia a sacrificarse unos por otros. Habrá más tolerancia y respeto en las relaciones humanas, en la medida en que se comprendan los padres y los hijos. La lealtad ganará terreno en la vida social, si se valora también la fidelidad entre los cónyuges. Y el materialismo estará en retirada, cuando el norte de la felicidad familiar no sea el creciente consumo".
7. OTROS Fieles del opus dei fallecidos con fama de santidad
Dios hizo ver a san Josemaría un camino concreto de santidad. Un camino que -al igual que el de Emaús- invita a compartir con Cristo las ocupaciones habituales de la jornada, especialmente el trabajo y la vida familiar. Como al Fundador, esta espiritualidad ha ayudado a muchas personas a encontrarse con el Señor en el Cielo. Estos son los perfiles de algunas personas del Opus Dei que están en proceso de canonización.
Isidoro Zorzano: (Buenos Aires, 1902- Madrid, 1943) Fue uno de los primeros fieles del Opus Dei. Como ingeniero en una empresa de ferrocarriles y luego como profesor, supo poner su valía profesional al servicio de los que le rodeaban. En la tensa situación social que vivió España en torno a la Guerra Civil, Isidoro ayudó al Fundador a poner los cimientos de la Obra, sacrificándose con abnegación y transmitiendo a los demás la paz y serenidad que le daba su cercanía con Dios. Murió de una dolorosa enfermedad que sobrellevó heroicamente.
Monserrat Grases: (Barcelona, 1941- 1959) Con toda la fuerza de su juventud, Montse encontró en el Opus Dei una senda para ofrecer su trabajo y su persona a Dios. Siguiendo la vida normal de una chica de su edad -en sus estudios, en la vida con su familia y en la diversión con sus amigas- Montse derrochó la alegría propia del cristiano que lucha por arrimarse a Dios. Un cáncer de huesos no le impidió seguir contagiando su vitalidad y alegría, enraizadas en Dios, a sus amigas. La fortaleza y visión sobrenatural que demostró hasta su encuentro con el Señor ha ayudado a otra mucha gente joven, que ven en Montse un modelo de entrega alegre en lo ordinario.
Eduardo Ortiz de Landázuri: (Segovia, 1910- Pamplona 1985) Médico español que se afanó por servir a sus pacientes con su competencia profesional, su profunda humanidad y su proximidad a Dios. Cuando era joven, el fusilamiento de su padre le originó una profunda crisis espiritual que superó perdonando a los autores. Desde ese momento, apoyándose en la espiritualidad del Opus Dei, puso su vida al servicio de los enfermos, en especial de los más necesitados. Su trabajo y su familia -su mujer, Laurita, y sus siete hijos- fueron los dos pilares sobre los que edificó su camino hacia el Cielo.
Guadalupe Ortiz de Landázuri: (Madrid, 1916-1975) Guadalupe, una de las primeras mujeres del Opus Dei, encarna un modelo cercano y amable: fue una trabajadora infatigable, que afrontó cristianamente los problemas de su época. Doctora en Ciencias Químicas, se dedicó durante varios años a la enseñanza en instituciones privadas y públicas. Se caracterizó por su alegría y su interés por las necesidades educativas y espirituales de quienes la rodeaban. En todo, Dios fue el motivo de su actuar.
Tony Zweifel: (Verona, 1938- Zürich, 1989) Ingeniero industrial que desarrolló su trabajo profesional en Suiza. Su carácter cordial y su sencillez humana facilitaron que Tony encarnara una vida cristiana atractiva, normal y, a la vez heroica. En el Opus Dei descubrió que el trabajo debe ser un servicio que se presta a los hijos de Dios. Por ello, inició proyectos de interés público en más de 30 países, con especial incidencia en la promoción de la familia y la mujer. Con la sencillez que vivió siempre, aceptó una leucemia que provocó su fallecimiento en 1989.
Ernesto Cofiño: (Guatemala, 1899- 1991) Pediatra de gran humanidad, el doctor Cofiño hizo propio el reto de dar solución a problemas públicos de su país como la orfandad, la hambruna o la falta de educación escolar y sanitaria. Su proximidad a Cristo y a su Madre, que fue adquiriendo gracias a una honda piedad, le impulsaba a preocuparse de la salud física y espiritual de sus pacientes. En el Opus Dei encontró la espiritualidad que Dios le había ayudado a adquirir desde joven: servir a los demás, santificando el trabajo y convirtiéndose en otro Cristo.
8. FAVORES ESPIRITUALES Y MATERIALES ATRIBUIDOS A D. ÁLVARO
Desde su fallecimiento, la fama de santidad de don Álvaro se extendió por todo el mundo. Conscientes de que el sucesor de san Josemaría disfruta del abrazo de Dios, muchas personas acuden a su intercesión para pedirle favores espirituales y materiales. He aquí resumidos algunos relatos de los varios centenares que se han recibido ya en la vicepostulación de Madrid.
Posible Síndrome de Edwars
"Una amiga estaba embarazada de su segunda hija. Al quinto mes, los médicos advirtieron que el feto podía padecer el síndrome de Edwars, que produce graves malformaciones anatómicas". Para confirmar esta enfermedad, era necesario realizar unas pruebas médicas que ponían en riesgo la vida del feto. "Di a mi amiga una estampa de don Álvaro y la animé a seguir con el embarazo adelante. Así fue: rechazaron realizar las pruebas, y Dios les premió por su valentía. Hoy la niña tiene un mes y está hecha un cielo". J.A.M.M., de Madrid.
Sin quimioterapia
"Hace tres meses a mi hijo se le diagnosticó un tumor. Operado con la máxima urgencia, en la biopsia se confirmó que el tumor era maligno, por lo que precisaría quimioterapia. No cesé de rezar a D. Álvaro para que no fuera necesaria la quimioterapia. Y al final, así ha sido: mi hijo se curó sin ese tratamiento. Atribuyó este favor a D. Álvaro a quien tengo gran devoción". J.L.C.G., de Barcelona.
En paro y en proceso de desintoxicación
"En un aniversario del fallecimiento de don Álvaro, invité a mi cuñada a pedirle por uno de sus hijos, que estaba sin trabajo fijo y en la fase final de un proceso de desintoxicación de droga. El favor no se hizo esperar: a la semana siguiente encontré un anuncio en el que se solicitaba un electricista, que es la profesión del chico. Al mes, le hicieron fijo y los médicos le dieron el alta definitiva. Ahora ha recuperado la desconfianza e inseguridad que sufren esas personas. Y él también reza a don Álvaro". N.G.P., de Sevilla.
Un matrimonio amigo separado
"Un matrimonio amigo se separó hace unos años, y desde entonces he pedido a don Álvaro por su reconciliación. Hace unos días, me llamó mi amigo para decirme que, desde el día de su jubilación, se había reunido con su esposa. Me lo comunicaba porque yo le había dicho en varias ocasiones que rezaba por su matrimonio a don Álvaro". L.F.R.C., de Valencia.
Más tiempo para la familia
"Mi hermana casi no conoce el Opus Dei y tampoco es muy practicante. Es enfermera y recientemente quiso cambiar de turno para poder dedicar más tiempo a su familia. Cuando lo planteó a la dirección, le dijeron que había tres personas antes de ella que habían solicitado lo mismo. Le animé a pedírselo a don Álvaro, quien siempre se preocupó de que las personas hiciesen compatibles sus obligaciones familiares y profesionales. A los pocos días me llamó llorando, pues en dos días se incorporaba a su nuevo turno".
J.Mª.S.P., de Igualada.
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