Al anochecer del día siguiente, les llevan hasta la cercana iglesia de Pallerols. Al lado hay una casa vacía y en un lugar pequeño, que parece un horno de pan. Se acuestan en el fondo de ese horno, sobre un poco de paja. Todos duermen profundamente porque están muy cansados. Pero el Padre está muy preocupado y no puede descansar. Don Josemaría se pregunta con frecuencia:
—¿Debo seguir adelante o quedarme? ¿Qué será de mis hijos que permanecen en Madrid?
Entonces acude a la Santísima Virgen y hace algo que nunca había hecho:
—Madre mía, no sé qué hacer ¡Ayúdame! Si quieres que siga adelante dame una señal clara.
Aún es temprano cuando el Padre pasa al pequeño templo vacío. Todo ha sido quemado. De pronto, descubre una rosa de madera dorada.
La rosa se ha salvado del fuego. El Padre está convencido de que es la respuesta de la Virgen a su oración. El Padre vuelve al lado de sus hijos. Regresa feliz con la rosa de madera apretada entre sus manos.
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