Don José y doña Dolores sienten una profunda tristeza cuando el médico les dice que Josemaría no se curará. ¿Qué hacer? Los dos tienen un gran cariño a Nuestra Madre del cielo y acuden a Ella con fe e insistencia para que pida a su Hijo que lo cure.
Josemaría tenía dos años.- Madre mía, si curas a mi hijo, iremos a visitarte a tu ermita de Torreciudad.
El día siguiente, el médico no sale de su asombro. El pequeño ha sido curado por intercesión de la Virgen y se encuentra perfectamente sano y lleno de vitalidad y alegría.
Al poco tiempo doña Dolores cumple su promesa. Por caminos estrechos y empinados se dirigen los tres a la ermita de Nuestra Señora de Torreciudad.
Cuando llegan -tras recorrer 25 kilómetros- lo presentan a la Santísima Virgen y le agradecen su curación milagrosa.
Años después, siendo un niño todavía, su madre le decía con frecuencia:
- Para algo grande te ha dejado la Santísima Virgen, hijo, porque estabas más muerto que vivo.
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Un buen amigo