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Pájaros muertos

Pájaros muertos

Pájaros muertos
  • Público apropiado: Adultos
  • Valoración moral: Desaconsejable
  • Año: 2010
  • Dirección: Guillermo Sempere, Jorge Sempere
Contenidos Imágenes (varias X), Diálogos (varios D), Ideas (materialismo,  frivolidad, desamor matrimonial)

Reseña:

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Dirección: Guillermo Sempere, Jorge Sempere
Intérpretes: Silvia Marsó, Alberto Jiménez, Claudia Fontán, Eduardo Blanco, Inés Aldea, Andrea Blasco Sierra, Alejandra Traspas Muiña, Samuel Viyuela González
Guión: Gisela Benenzon, Gorka Esteban
Música: Larry García
Fotografía: Ángel Yebra
Distribuye en Cine: Premium
Duración: 100 min.
Género: Comedia, Drama

Familias sin sentido 

    Comedia negra -con bastante poca gracia, por cierto- que quiere ser la versión española de "familias perfectas por fuera y vacías y podridas por dentro", un poco al estilo American Beauty y Mujeres desesperadas, aunque nombrar estos filmes es engañoso, ya que Pajaros muertos no les llega a ni a la suela de los zapatos. 

    La historia está ambientada en una urbanización idílica -chalets, césped, vigilante, centro comercial, piscina- durante unos días de verano. Ahí vive el matrimonio formado por Berta y Esteban, con sus hijos Oliver y Lucía; y sus vecinos argentinos, el matrimonio entre Mónica y Hugo, y sus hijas Greta y Renata. 

    Un día Berta descubre un pájaro muerto en una calle y su reacción de pánico, estupor y alarma es similar a si hubiera encontrado a un marciano sentado en una hamaca tomándose un helado. El problema es que hay un claro desequilibrio en su cabeza. 

    Por su parte, Mónica y su marido están sin un céntimo y han decidido aparentar que han enviado a su hija mayor a Nueva York para estudiar inglés, aunque en realidad está encerrada en su cuarto. Con estos y otros detalles (obsesión por la moda, sexo, desamor matrimonial), pronto nos damos cuenta de que todos los personajes viven en una burbuja en esa urbanización, sin contacto casi con el mundo real, viviendo vidas vacías y sin sentido. 

    Lo peor de la película es que resulta muy, muy aburrida. Le falta ritmo, apenas hay momentos de lucidez y las reacciones de los personajes ante las situaciones -el hallazgo del pájaro, los reiterados desayunos, las conversaciones en la piscina- no suscitan el más mínimo interés. 

    Únicamente destaca la música de Larry García y tiene algo de gancho momentáneo la relación entre el matrimonio de argentinos (él es un pazguato ingenuo y ella una loca un poco histérica), pero hasta el trabajo del esforzado Eduardo Blanco (El hijo de la novia) está muy desaprovechado. 

    Porque, a decir verdad, lo que más llama la atención son las lamentables interpretaciones, lo artificioso de todas las historias y la falta de naturalidad en los diálogos, defectos que pueden ser achacables a la escasa trayectoria de los directores, con experiencia tan sólo en cortos (y lo que pudiera funcionar en ese formato, se revela desastroso en un largometraje) . 

    Al final, quedan unos personajes poco creíbles, sin ningún atractivo, y la idea, simple y ya muy manoseada, de que en los ricos barrios residenciales de las ciudades capitalistas las apariencias engañan...(Decine21 / Almudí JD-AC)