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MR 73

MR 73

MR 73
  • Público apropiado: Adultos
  • Valoración moral: Desaconsejable
  • Año: 2009
Contenidos Imágenes (frecuentes V), Imágenes (varias X), Ideas (historia muy sórdida, pesimismo existencial, no hay justicia ni redención posible F)
Reseña:

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Dirección: Olivier Marchal
Intérpretes: Daniel Auteuil, Olivia Bonamy, Catherine Marchal, Francis Renaud, Gérald Laroche, Guy Lecluyse, Philippe Nahon, Swan Demarsan, Louise Monot.
Guión: Olivier Marchal
Música: Bruno Coulais
Fotografía: Denis Rouden
Distribuye en Cine: Versus
Duración: 125 min.
Género: Policiaco, Thriller

Un policía desolado 

    Oscurísimo thriller policial, dirigido con pulso vibrante por Olivier Marchal, director francés que fue policía antes que cineasta y que se ha especializado en películas de este género, como bien demostró en su anterior film, Asuntos pendientes. 

    En este caso vuelve a echar mano de uno de los grandes del cine de su país, Daniel Auteuil (Conversaciones con mi jardinero), para protagonizar una desasosegante película centrada en los trágicos acontecimientos que rodean la vida de un policía de Marsella. 

    Schneider es un hombre roto, desecho. El motivo es el horrible accidente de tráfico que han sufrido su mujer y su hija, como consecuencia del cual su esposa ha quedado en estado semivegetativo y la pequeña ha muerto.
 
    Schneider (como siempre, formidable Daniel Auteuil) es uno de los más cualificados policías del departamento, pero ahora su continuo estado de embriaguez  le está cosechando demasiados enemigos en la policía, hasta el punto de obligar a los de asuntos internos a apartarle del truculento caso que estaba llevando: los sangrientos crímenes sexuales de un asesino en serie. 

    Por otro lado, la joven Justine, traumada por el asesinato de sus padres cuando ella era una niña, entra en un estado de ansiedad cuando le anuncian que el asesino de su familia está a punto de salir de la cárcel por buena conducta. 

    Lo primero que llama la atención en esta película es la sordidez de la historia y, digamos, la 'seriedad' elegida para contarla. No hay concesiones de ningún tipo, de modo que todos los personajes parecen llevar una careta facial que expresa los sufrimientos, problemas y tristezas de su vida. 

    Hay violencia y sobre todo mucha ausencia de amor, y tanto la quemada y contrastada fotografía como la puesta en escena realzan aún más el desasosiego general con unos escenarios cochambrosos, casi 'underground', donde las dependencias policiales no se diferencian en nada a cárceles insanas, a sótanos repugnantes. 

    En realidad, Marchal ofrece una visión terrible de la sociedad, donde apenas hay diferencia entre policías y delincuentes, donde el mal campea a sus anchas por doquier. Pero, sobre todo, carga demasiado la mano en el pesimismo de fondo, en la desoladora falta de esperanza de la historia, cosa que no puede ocultar el efectista resquicio de luz final. 

    Y es que Marchal deja demasiado claro que en este mundo no hay justicia ni redención posible, como si el pecado lo ocupara todo. La imagen del crucifijo ensangrentado es más que elocuente. (Decine21 / Almudí JD-AC)