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Dirección: Brian Percival. Países: USA y Alemania. Año: 2013. Duración: 125 min. Género: Drama, bélico. Interpretación: Geoffrey Rush (Hans Hubermann), Emily Watson (Rosa Hubermann), Sophie Nélisse (Liesel), Ben Schnetzer (Max), Nico Liersch (Rudy). Guion: Michael Petroni; basado en la novela de Markus Zusak. Producción: Karen Rosenfelt y Ken Blancato. Música: John Williams. Fotografía: Florian Ballhaus. Montaje: John Wilson. Diseño de producción: Simon Elliott. Vestuario: Anne B. Sheppard. Distribuidora: Hispano Foxfilm. Estreno en USA: 8 Noviembre 2013. Estreno en España: 10 Enero 2014.
Reseña:
En 1938, ya con el nazismo en pleno auge, una preadolescente llamada Liesel (Sophie Nélisse) es entregada en adopción por su madre (Heike Makatsch), una comunista enferma y pobre. De este modo, Liesel acaba en Münich, en la casa del modesto matrimonio Hubermann, formado por la hosca Rosa (Emily Watson) y el cariñoso Hans (Geoffrey Rush). Éste enseña a Liesel a leer y a escribir, de modo que la niña se convierte en una lectora compulsiva y en una imaginativa escritora y narradora de cuentos. Su bibliofilia le lleva incluso a robar los libros prohibidos por Hitler, con la complicidad de su simpático amigo Rudy (Nico Liersch), que sueña con correr tan rápido como Jesse Owens. Así, Liesel va comprendiendo la terrible realidad en que vive, sobre todo cuando Hans refugia en el sótano de su casa a Max (Ben Schnetzer), un joven y enfermo judío, perseguido por los nazis, hijo de un viejo camarada que le salvó la vida durante la I Guerra Mundial.
El británico Brian Percival se ha ganado un merecido prestigio como realizador de populares series televisivas, como “Norte y Sur” o “Downton Abbey”. Tras debutar en el cine en 2009 con “A Boy Called Dad”, ahora presenta “La ladrona de libros”, en la que adapta con desapasionada corrección la popular novela del australiano Markus Zusak, un éxito de ventas en todo el mundo, cercano en su planteamiento a “El diario de Ana Frank” y a “El niño con el pijama de rayas”. Percival dirige muy bien al notable reparto, sobre todo a la expresiva niña Sophie Nélisse (“Profesor Lazhar”) y al niño Nico Liersch, que están sensacionales. Y también saca partido a la delicadísima banda sonora del maestro John Williams —nominada a los Globos de Oro y a los BAFTA—, a la esmerada ambientación de Simon Elliott, a la bella fotografía de Florian Ballhaus, al fluido montaje de John Wilson... En este sentido, la película tiene una vigorosa factura, que la hace grata de ver a pesar de la dureza de algunas de los hechos que describe, como la Noche de los Cristales Rotos.
Por otra parte, cabe elogiar la encendida exaltación de la lectura que propone el guion de Michael Petroni, así como la ponderación con que retrata los dramas cotidianos de tantos alemanes durante el nazismo, sus peliagudos dilemas morales, sus terribles miserias, pero también sus apabullantes arranques de bondad y humanidad. Todo ello, narrado además por la misma Muerte, que aporta al relato un sugerente tono de imparcialidad y trascendencia, también religiosa. Y, sin embargo, “La ladrona de libros” no acaba de conmover al espectador hasta la lágrima, como reclama la historia que narra, y sobre todo su doloroso desenlace. Será que la puesta en escena de Percival es más televisiva, convencional y sensiblera de lo que debiera. Será que ya hemos visto demasiadas películas sobre el nazismo y el holocausto, algunas enormemente conmovedoras, como “La lista de Schindler” o “El pianista”. Será que estamos ya endurecidos e insensibilizados ante la capacidad de bondad y de maldad del ser humano. El caso es que “La ladrona de libros” resulta fría y escasa de auténtica emoción. Quizás por ello no está en la carrera de los grandes premios. (Cope J. J. M.) (Decine21 / Almudí JD) LEER MÁS