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Dirección: Paolo Sorrentino. Países: Italia y Francia. Año: 2013. Duración: 142 min. Género: Comedia dramática. Interpretación: Toni Servillo, Carlo Verdone, Sabrina Ferilli, Carlo Buccirosso, Iaia Forte, Pamela Villoresi. Guion: Paolo Sorrentino y Umberto Contarello. Producción: Nicola Giuliano y Francesca Cima. Música: Lele Marchitelli. Fotografía: Luca Bigazzi. Montaje: Cristiano Travaglioli. Diseño de producción: Stefania Cella. Vestuario: Daniela Ciancio. Distribuidora: Wanda Visión. Estreno en Italia: 21 Mayo 2013. Estreno en España: 5 Diciembre 2013.
Reseña:
Gente patética de Roma
El intelectual Jef Gambardella acaba de cumplir 65 años y lleva a la ciudad en que vive, Roma, en sus venas. Ante los demás adopta con frecuencia una pose cínica, desgarradoramente sincera a la hora de decir lo que piensa, y da rienda suelta a su ingenio y afilada lengua tanto en sus artículos para revistas como en las reuniones con sus amigos. Le gusta recorrer las calles de Roma, fijarse en la gente que tiene a su alrededor. Ha conocido a muchas mujeres, tiene prestigio profesional, y disfruta con los destellos de belleza que le proporciona la vida... Pero al tiempo está insatisfecho, a su edad está de vuelta de todo, ríe por no llorar, y laten en el fondo de su alma las inevitables inquietudes existenciales, también espirituales, ante la certeza de la muerte. Cuando dice que le gustaría escribir un libro sobre la nada, está siendo muy claro acerca de la encrucijada vital en la que se halla.
Las películas de Paolo Sorrentino nunca son banales, arriesga con historias de personajes sorprendentes pero muy humanos, en los que pugna por asomarse el amor, como motor vital. En La gran belleza repite con su actor favorito Toni Servillo, otra vez maravilloso, aunque en esta ocasión le rodea de numerosos personajes maduros como él, que conforman un pequeño microcosmos romano de personajes cansados, gente de Roma presentados al modo en que también lo han hecho otros compatriotas de Sorrentino, como Federico Fellini y Ettore Scola.
De modo que junto al protagonista desencantado vemos a la artista de performances dándose de cabezazos, desnuda, contra una columna, al amigo que declara que cuando ya no se tiene fe, sólo queda la nostalgia, la mujer que se engaña al tratar de autoconvencerse de que se ha realizado en la vida, profesionalmente y con su familia, al vecino apartado del mundo tras una puerta de seguridad, al cardenal hablando de platos exquisitos, e, impactante, a la santa, esa suerte de madre Teresa que le recuerda al protagonista la importancia de las raíces. Con un esteticismo preciosista, música con coros e imágenes impactantes, belleza y tosca sensualidad, con un aire surrealista que debe mucho a Luis Buñuel y al citado Fellini, Sorrentino nos invita a un paseo embriagador; y en él, tras la capa de la "dolce vita" y el "dolce far niente", y suscitados por personajes patéticos, llueven los interrogantes de una búsqueda necesaria para todas las personas. Su canto de amor a Roma, más que a orillar las grandes cuestiones, invita a mirarlas de frente. (Decine 21 / Almudí JD) LEER MÁS