Dirección: Nick Broomfield
Intérpretes: Elliot Ruiz, Yasmine Hanani, Andrew McLaren, Matthew Knoll, Thomas Hennessy, Vernon Gaines, Danny Martinez.
Guión: Nick Broomfield, Marc Hoeferlin, Anna Telford
Música: Nick Laird-Clowes
Fotografía: Mark Wolf
Distribuye en Cine: Altafilms
Duración: 93 min.
Género: Bélico, Drama
Venganza
El horror de la guerra de Irak ha traído consigo una auténtica catarata de películas dedicadas al conflicto bélico. A diferencia de lo que pasó con Vietnam, en que la mayor parte del cine dedicado a esa guerra llegó cuando se había concluido, aquí, aún sin salida clara, ha empezado ya el goteo que se convertirá pronto en río salida de madre. Esta película tremenda, está inspirada en un caso real.
Los hechos ocurren el 19 de noviembre de 2005, cuando dos insurgentes (o terroristas, que cada cual escoja) ponen una bomba que hacen estallar al paso de un convoy estadounidense; las bajas causadas provocan una terrible represalia.
Ante una película de estas características, el mayor temor de uno es que le planten ante los ojos un panfleto. Aquí hay un cierto equilibrio, no se cae en la simpleza del blanco y negro. Desde los marines que al principio hablan a la cámara para dar las razones (o sin razones) de por qué están en Irak, vemos una galería de personajes rica e interesante.
Está la gente sencilla: los propios soldados entrarían en este rango, y también los hombres, mujeres y niños iraquíes, que se ocupan del día a día y tratan de llevar una vida normal; luego están los insurgentes, antiguos soldados de Sadam, resentidos por la disolución del ejército que les dejó sin trabajo ni medios para subsistir, y que consideran que los yanquis deben ser expulsados.
Y en el nivel superior y máximo, en ambos frentes, estarían los fanáticos de Al Qaeda, que utilizan a los insurgentes para sus propios fines, y que consideran a los civiles muertos como mártires necesarios de una guerra santa; y los fríos mandos estadounidenses, que dan las órdenes de eliminar a enemigos potenciales sin tener la certeza moral de que lo son.
¿Responde a la realidad de lo que allí ocurre lo que nos muestra el británico Nick Broomfield, premiado como mejor director en San Sebastián? No es fácil decir. Pero sí parece detectarse una mirada honrada al mostrar la euforia de la batalla, lo fácilmente que puede uno dejarse dominar por el sentimiento de la venganza, y el silencio de los iraquíes, que no advierten a los americanos del atentado que se prepara a la puerta de sus casas. Se entrega un cuadro complejo, seguramente matizable y no del todo justo, pero que ayuda a reflexionar sobre el sinsentido de la guerra.
La película tiene cierto carácter documental, pero el resultado es muy pobre y no vale la pena verla. Además, los diálogos inconvenientes son constantes de principio a fin. Imágenes a suprimir: (21' 15''-21'40'' y 23' 50'' 24' 00''). Todo ello nos lleva a desaconsejarla. (decine 21 / Almudí JN-AP)