Contenidos Imágenes y diálogos (25:50-27:50 SD)
Reseña:
Para leer la reseña haced clic aquí: Decine21Prisiones físicas, prisiones mentales Juliette sale en libertad después de pasar quince años en la cárcel. Durante esos quince años no ha tenido ningún contacto con su familia, que la rechazó. Léa, su hermana menor, la acoge en su casa de Nancy, donde vive con su marido Luc y dos hijas adoptivas. Debido al largo encarcelamiento de Juliette y a su diferencia de edad, las dos mujeres se sienten como dos extrañas.
Pero Léa aceptó dar cobijo a su hermana cuando los servicios sociales se pusieron en contacto con ella. Al principio, Juliette parece distante, alejada del mundo, ensimismada, pero Léa se esfuerza en hacer que su estancia sea agradable. Su marido Luc no está de acuerdo y sus dos hijas están encantadas de descubrir que tenían una tía desconocida.
La casa es grande y siempre está llena de amigos. Michel, compañero de trabajo de Léa y seductor empedernido, y una pareja de inmigrantes, Samir y Kaisha, ayudan a Juliette a volver a una vida normal. Léa descubre cuánto echaba de menos a su hermana y la tremenda deuda que cree tener con ella. Poco a poco, las hermanas recuperan la confianza mutua para superar los secretos y las palabras no pronunciadas que contribuyeron a alejarlas la una de la otra.
La película toca muchos palos, y todos muy sabiamente: el problema del sufrimiento, distintos tipos de prisiones, físicas o mentales, la muerte, la soledad, la incapacidad de abrirse al otro, la confianza, la familia como necesario lugar de acogida, el sentido de culpa, la amargura...
Como puede verse por la relación de temas, la trama se prestaba a todo tipo de excesos dramáticos, pero Claudel es muy equilibrado y sobrio, lo que da mucha más fuerza a los terribles acontecimientos que se cuentan; además, sabe esporádicamente puntear la trama con algún leve desahogo humorístico, por ejemplo con la niña mayor.
El reparto está sensacional, y merecen menciones especiales las dos hermanas, Kristin Scott Thomas, que sabe traslucir tristeza en cada fotograma, y Elsa Zylberstein, y los roles masculinos de Serge Hazanavicius y Laurent Grévill. (Almudí SC-JMP)