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Dirección y guion: Claude Lanzmann. Países: Francia y Austria. Año: 2013. Duración: 218 min. Género: Documental. Intervención: Claude Lanzmann y Benjamin Murmelstein. Producción: David Frenkel, Jean Labadie y Danny Krausz. Fotografía: Caroline Champetier y William Lubtchansky. Montaje: Chantal Hymans. Distribuidora: Avalon. Estreno en Francia: 13 Noviembre 2013. Estreno en España: 10 Enero 2014.
Reseña:
Casi tres décadas después de estrenar la mítica y larguísima “Shoah” —considerada como la película definitiva sobre el exterminio judío por los nazis—, el casi nonagenario cineasta parisino Claude Lanzmann recupera una serie de valiosas entrevistas que grabó en Roma en 1975, y que quedaron fuera del montaje final del citado documental. El entrevistado era Benjamin Murmelstein (1905-1989), último Presidente del Consejo Judío (Judenrat) del campo de concentración de Theresienstadt, y el único superviviente de los que ocuparon ese cargo. A 60 kilómetros de Praga, y también conocido como Terezín, Theresienstadt era presentado por los nazis, ante los organismos internacionales, como “el campo modelo” de recolocación “humanitaria” de los judíos, en una alucinante operación propagandística para enmascarar uno de los hechos más abyectos de la historia del siglo XX. A través de esas entrevistas descubrimos la extraordinaria personalidad de Murmelstein, un hombre dotado de una inteligencia deslumbrante, un gran valor y una memoria incomparable, que lo convierten en un extraordinario narrador.
Dejando a un lado su discutible estructura acumulativa, a veces ardua de seguir, “El último de los injustos” ofrece un testimonio histórico valiosísimo, expuesto por Murmelstein con cierta mordacidad y desapasionamiento, aunque también con rotundidad cuando lo estima conveniente. El que fuera Gran Rabino de Viena desarrolla así su personal visión del papel de los Judenrats, cuestionado por numerosos judíos y, concretamente, por Hannah Arendt en su polémico libro de 1961 “Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal”. En este sentido, Murmelstein matiza mucho las acusaciones de la famosa filósofa y escritora judía, e intenta justificar, o al menos explicar, la difícil actitud que adoptó en tan compleja situación. Una actitud que, como él mismo reconoce, le convirtió en “el último de los injustos”. Por su parte, Lanzmann hilvana esas jugosas declaraciones con sus propias reflexiones y con inquietantes filmaciones de los lugares que va citando Murmelstein, desde grandes ciudades como Viena o Praga, hasta olvidadas estaciones de tren o pequeños enclaves, ahora aparentemente sin interés, pero que fueron testigos de crueles aberraciones contra la dignidad humana y de dolorosas decisiones que generaron en los que tomaron sangrantes heridas todavía abiertas. (Cope J. J. M.) (Decine21 / Almudí JD) LEER MÁS