Dirección: Billy Ray
Intérpretes: Chris Cooper, Ryan Phillippe, Laura Linney, Caroline Dhavernas, Gary Cole, Dennis Haysbert, Bruce Davison.
Guión: Dan Mazer, William Rotko, Billy Ray
Música: Mychael Danna
Fotografía: Tak Fujimoto
Distribuye en Cine: Sony
Duración: 110 min.
Género: Drama, Thriller
Esquizofrenia total
En 2001 un caso de espionaje conmocionó a Estados Unidos. El fiscal general John Ashcroft hizo público que el agente del FBI Robert Hanssen había traicionado a su país, vendiendo material comprometido a la antigua Unión Soviética de modo reiterado durante años , lo que incluso se había cobrado vidas humanas.
Lo más llamativo del caso es que Hanssen era en apariencia un hombre de familia, amante de su esposa e hijo, buen patriota, y católico comprometido. El film de Billy Ray se inspira en este hecho real (el director es aficionado a partir en sus películas de casos auténticos, recuérdese El precio de la verdad), y cuenta la historia desde el punto de vista de otro agente, Eric O'Neill, que debe vigilar los pasos de Hanssen.
El film arranca en el momento en que al joven O'Neill, que aspira a llevar casos de envergadura, recibe el desagradable encargo de espiar a su nuevo jefe, Hanssen. Su supervisora le indica que hay indicios de que Hanssen es un pervertido sexual, y que utiliza sus conocimientos de informática para molestar vía internet a compañeras agentes.
Tal información choca enseguida con lo que O'Neill ve con sus propios ojos: un hombre brusco en sus formas, pero de fe católica sincera (e incluso pasada de rosca), y dedicado a su familia. Ante tal panorama se encara con sus superiores, que al fin le mostrarán las pruebas -no válidas ante un tribunal- de sus verdaderas sospechas. De modo que deberá emplearse a fondo para pillar a su jefe en un renuncio.
Hay que reconocer a Billy Ray su esfuerzo por tratar con rigor y respeto una historia complicada, que requiere muchos matices. Con cierta humildad, no pretende dar una respuesta definitiva a la pregunta obligada, ¿por qué una traición de tal calibre? Más bien procura pintar a un hombre complejo, y contradictorio, y el modo en que le ve otra persona, católica de educación como él, aunque más laxo en lo que se refiere al día a día.
En el dibujo del catolicismo de Hanssen hay elementos un poquito grotescos, da la impresión de que por puro desconocimiento: podría interpretarse que la rigidez y las rarezas de un espía poco natural en sus creencias (refunfuña porque una mujer lleva pantalones en vez de falda, las misas tienen que ser necesariamente en latín, hay que "convertir" a la esposa de su subordinado...) son señales de su incoherencia, de su falta de unidad de vida, que tendría evidencias aún más concretas en sus inesperadas aficiones sexuales, y, por supuesto en el espionaje... si no fuera porque el personaje de su esposa, apenas esbozado, también exhibe una fe católica muy superficial, apenas preocupada a la hora de hablar con la esposa de O'Neill, por lo importante que sería que tuviera hijos enseguida.
Chris Cooper se esfuerza en su composición, pero estos elementos del guión pesan en su personaje, un poquito increíble. Lo que supone un acierto es el antagonismo creado con O'Neill, bien interpretado por Ryan Phillippe, que atrapa bien el estupor y las dudas de su personaje, y el modo en que afecta a su vida personal el asombroso caso al que le toca enfrentarse.
Algo que le obliga a tomar decisiones dolorosas en pro de su salud mental y del porvenir de su propio matrimonio. También Laura Linney, en un papel secundario, está estupenda, como suele. En cambio se echa de menos el tratamiento del drama de la familia de Hanssen, que el guión decide no abordar.
Ray sabe crear una atmósfera inquietante, aun sabiéndose de antemano cómo va a terminar el film. Hay genuino suspense, bien resuelto, en algunas escenas, en que hay que distraer a Hanssen, para recabar pruebas; y la tensión se masca en la escena nocturna del parque nevado, un verdadero 'tour de force' entre Cooper y Phillippe.
El eficaz Chris Cooper da rienda suelta a todos sus tics para interpretar a un personaje que seguramente no era un showman pero que tampoco debió de ser tan rarito, por aquello de que los agentes dobles no levantan sospechas, y menos éste que estuvo veinte años dedicado al mercadeo de información clasificada. Ray pone el acento en la condición de católico devoto de Hanssen y caricaturiza su ambiente familiar, añadiendo alguna cuestión patológica en relación con el sexo que parece inventada.
Quizás la película subiría de nivel si hubiera un acercamiento más sólido a los dos protagonistas, especialmente para permitir que nos asomemos al interior del traidor, a sus motivaciones. Por lo demás, Ray rueda bien y ha contado con un gran reparto, administra bien la tensión y logra un buen clímax. El tono frío y distante termina por hacer la película tediosa. (decine21 / aceprensa / almudí)