Che, el argentino

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Reseña:

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Revolución

    Primera de las dos entregas que conforman el díptico sobre Ernesto 'Che' Guevara de Steven Soderbergh. La que nos ocupa se centra en la actividad desplegada por el Che, desde que se embarca para Cuba y se oculta en la selva, combatiendo contra las tropas gubernamentales, hasta el derrocamiento del presidente dictatorial Fulgencio Batista. 

    Una fuente fundamental del guión de la película son las memorias del Che. En tal sentido, es obvio que se nos ofrece el punto de vista del personaje, lo que pesa en la deseable objetividad; se nos antoja el Che algo mitificado, sin aristas o puntos demasiado oscuros. Combate con las armas y ordena fusilamientos, sí, pero lo hace con sentido de la humanidad, sin odio, con principios, e incluso en cierto momento se dejan caer palabras suyas auténticas acerca del amor, como motor de la conducta revolucionaria. 

    Queda a un lado, casi siempre, la retórica marxista, y reluce la imagen romántica del hombre idealista, que lo deja todo por luchar en lo que cree. De algún modo, es como si un asesor de imagen del Che de nuestros días hubiera permitido a un reportero de su confianza filmar a su representado en los momentos en que proyecta una imagen más favorable. 

    El problema radica en que una película histórica trata de reflejar la verdad. Silenciar los hechos más desagradables de su vida y orillar su marxismo militante es desvirtuar la realidad del personaje. Conviene tener esto presente al verla.(Decine21)

    “Un pueblo que no sabe leer ni escribir, es un pueblo al que se engaña fácilmente”. Esta frase del Che, resume la imagen que muestra la película del compañero de Fidel Castro en la revolución cubana: un polifacético médico-comandante-guerrillero-humanista-orador-político-maestro-líder, que sabe de todo y se interesa por todos. 

    Se le achaca –y con razón- que al estar basada en la autobiografía del protagonista, le ensalzan demasiado, contribuyendo-en esta primera parte al menos- a hacer de él -más todavía-, un icono. Pero precisamente por eso, si prescindimos del rigor histórico, es una película de héroes y mitos de leyenda con valores positivos. 
Trata bien la religión y muestra a un hombre fiel a su mujer y a sus principios éticos. (Almudí FCR y POA)