Tener un hijo es un deseo legítimo, pero ¿a cualquier precio? ¿Queremos familias post-humanas? Las consecuencias de la técnica y la ciencia no siempre están suficientemente estudiadas ni difundidas…
Humanos o post-humanos es el título de un libro en el que participé con un artículo en coautoría con Maruja Morgas. En él se debaten desde diferentes puntos de vista (filosofía, antropología, derecho, ética, biología, economía, política…) las transformaciones radicales en nuestro cuerpo y mente, tanto por interacción como por integración, de tecnologías emergentes.
¿Cuál podría ser el alcance de estas invenciones tecnológicas y científicas aplicadas a los seres humanos? Se habla de modificar los genomas, el avatar genético humano… Lo cual nos lleva a la bioética y al límite de la ciencia y a las preguntas: ¿Qué es el ser humano? ¿Dónde ponemos el límite de lo posible y de lo humano? A nivel terapéutico está clara la ética pero y a nivel trans-humano o post-humano lo que llaman el camino de mejorar la especie humana" target="_blank">booktráiler del libro por si estáis interesados en este tema…
Ser feliz no se consigue con más capacidad o técnica, sino amando. Y a amar se aprende básicamente en la familia. Como decía San Juan Pablo II, el futuro de la humanidad se fragua en la familia.
Hoy es el Día Internacional de la Familia, según la ONU. Al hilo de esta reflexión sobre los límites de la ciencia y los seres humanos también está implicada la familia. La institución más valorada por los españoles y el resto de europeos está en crisis en Occidente. Y esto es grave pues, la familia, como decía Chesterton, es la célula de resistencia a la opresión y escuela de libertad, solidaridad y felicidad. Mi amigo Josep Miró i Ardèvol ante esta crisis propone en este artículo que los poderes públicos reconozcan positivamente el matrimonio estable entre hombre y mujer, como mejor que otras estructuras familiares, pues ésta es la estructura que más reduce la pobreza infantil y femenina, posibilita la descendencia de manera natural, la capacidad de educarla, de disponer de capital social, de aportar una perspectiva dinástica basada en la solidaridad entre generaciones, y de generar externalidades positivas. Por ello, se necesita apoyarlo con ventajas sociales y económicas o fiscales y con formación antes del matrimonio civil (el canónico ya la tiene, aunque podría mejorarse) y una mediación ante las crisis matrimoniales.
El pasado martes tuvimos el placer de escuchar a la Dra. Natalia López-Moratalla, sobre la insistencia de eliminar el ciclo natural reproductivo de la mujer, con los óvulos y úteros artificiales, la maternidad subrogada, y la fecundación in vitro.
Habló de la falta de transparencia y, por tanto, de información sobre los problemas reales de estas técnicas. Congelar óvulos para retrasar la maternidad supone tener que acudir a la fecundación in vitro. Por tanto, es necesaria la información de cómo han ido evolucionando estas técnicas.
La mujer tiene una etapa de la vida naturalmente fértil que es de los 20 a los 35 años y a partir de los 37 esta fertilidad empieza a descender si aún no se ha tenido el primer hijo. El problema es que en España y Europa la edad del primer hijo se está retrasando por problemas socio-laborales, entre otras causas. Este planteamiento de vida hace que muchas mujeres tengan problemas de fertilidad y acudan a empresas de fecundación artificial.
Pero este retraso afecta a la salud de la mujer y al material genético del hombre y de la mujer. A nivel internacional, la fertilidad está descendiendo. Se calcula que hay 186 millones de personas con problemas de fertilidad. Las causas son en muchos casos la anticoncepción o enfermedades (como el SIDA y secuelas de los abortos en países más pobres).
Los óvulos están ya envejecidos a los 34 años, por lo que habría que congelarlos mucho antes. Pero no está demostrado que pueda garantizarse el éxito de la congelación ni el éxito de la fecundación in vitro. Aunque en España está prohibido, los óvulos se compran, por eso muchas donantes repiten y siguen “donando” sin ningún control. Esto crea graves problemas, entre otros de esterilidad, ya que la estimulación ovárica tiene sus riesgos.
Un tema que preocupa es el hecho generalizado (y no estudiado en España) del riesgo de salud de los hijos producidos por estas técnicas respecto a los engendrados: menos salud, mayor aparición de enfermedades muy poco frecuentes, más malformaciones.
Y es que las diferencias entre in-vitro y la fecundación espontánea son éstas: el ovocito de la mujer no está maduro cuando es fecundado in vitro, no hay selección natural de gametos como pasa en la fecundación natural, no existe relación con la madre la primera semana de vida, mientras estaría atravesando las trompas. Cuando el embrión es cultivado en el laboratorio en esos primeros días de vida, se pierde el intercambio de diferentes moléculas entre madre e hijo.
Después de la conferencia, una participante comentó que uno de los momentos más sensibles para la vida de una persona, a nivel epigenético, es desde el momento de la concepción hasta el séptimo día. ¿Es lo mismo estar dentro del útero de la madre que en una fría placa de laboratorio: en un ambiente artificial que puede dejar marcas en el embrión? Pues han empezado a surgir experimentos que demuestran implicaciones a nivel psicopatológico. La epigenética nos dice que el ambiente es fundamental, sobre todo en determinados momentos de la vida de una persona cuando es más sensible. Merece la pena el estudio del profesor Wolf Reik del Babraham Instititut of Cambridge.
Todo esto sin contar con los dilemas éticos de la subrogación. Una de las directivas presentes en el aula explicó que una de sus secretarias donaba óvulos para sacarse un plus al mes. Al cabo de unos años volvió a la clínica y vio una foto de un niño clavado a ella… La posibilidad de tener varios hijos no conocidos también plantea un dilema moral.
En España dicen que hay 1.400 nacimientos por vientres subrogados. Ya supera la cifra de las adopciones internacionales. En España no hay legislación favorable, pero una vez más no legistar ni sancionar es abdicar. El coste aproximado con mujeres en EEUU es de 120.000. En Grecia puede costar la mitad, ya que existe una cierta prevención frente a posibles madres en situación de vulnerabilidad. En este sentido, se ha organizado una nueva feria en Barcelona para todo el sector: clientes, donantes, clínicas sobre el vientre subrogado o de alquiler, e incluso una web danesa de venta de esperma que lo envía a domicilio, inseminación artificial casera.
Tener un hijo es un deseo legítimo, pero ¿a cualquier precio? ¿Queremos familias post-humanas" target="_blank">un video sobre la red social más importante del mundo y una buena noticia: el Ministro Alonso aumenta la pensión de jubilación en función del número de hijos aportados a la sociedad. ¡Feliz Día Internacional de la Familia!
Nuria Chinchilla, en blog.iese.edu.
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