¿De qué hablará el próximo sínodo? Pues de muchas cosas, no sólo de la comunión a los divorciados
¿De qué hablará el próximo sínodo? Pues de muchas cosas, no sólo de la comunión a los divorciados
El próximo Sínodo Extraordinario de los obispos de todo el mundo, que empezará el próximo sábado 4 de octubre, analizará la compleja realidad de la familia en los tiempos actuales, a la luz del Evangelio y de las enseñanzas de la Iglesia. El papa Francisco espera respuestas a los retos que la familia tiene hoy y que son más complejos que en el pasado reciente. En realidad los problemas de las familias son muchas veces los del mundo: sin atención a las familias no se resolverán los problemas humanos que padece el género humano hoy.
El documento que servirá de base para las discusiones sinodales y es el resumen de las respuestas de todas las conferencias episcopales del mundo a las cuestiones que el Papa propuso a los obispos, y es el llamado Instrumentum Laboris. También ha aparecido estos días con mucha fuerza un libro sobre el tema de la familia escrito, entre otros, por el cardenal prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Gerhard Müller. Son textos lógicamente polémicos para el mundo actual, pues como ya dijo Simeón en el Evangelio, Jesucristo es “signo de contradicción” (Lc, 2, 34).
La Iglesia es Madre
El Instrumentum Laboris , siguiendo los consejos del papa Francisco, anuncia “propuestas” que enriquezcan e incrementen la acogida de las familias dentro de la Iglesia, sea cual sea su situación, porque el fin y al cabo la Iglesia es Madre y no puede ignorar los sufrimientos de sus hijos, del mismo modo que la misericordia de Dios es infinita. No obstante, la Iglesia también tiene la obligación ineludible de “custodiar” el depósito de la fe y de la Revelación que no los puede cambiar por mucho que cambien las modas o los tiempos.
El documento reconoce la dificultad de los fieles de aceptar toda la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia, aunque “un buen número” de Conferencias Episcopales afirma que “cuando se logra mostrar una visión global del matrimonio y la familia según la fe cristiana, se percibe su verdad, bondad y belleza”. El problema está cuando solamente “se mencionan elementos parciales” de la doctrina, como el control de nacimientos, la práctica de la homosexualidad, el divorcio, las nuevas uniones, etc. El motivo de esta resistencia es también “la falta de una auténtica experiencia cristiana, de un encuentro personal y comunitario con Cristo, que ninguna presentación de una doctrina puede sustituir”.
El matrimonio en el mundo vive en situaciones muy diversas, que van desde el tipo de matrimonio occidental, con la práctica afianzada del divorcio, los controles artificiales de la procreación, las uniones entre homosexuales y las “parejas de hecho”, hasta fenómenos de poligamia (África y Asia), de machismo, de divorcio por esterilidad, matrimonios entre adolescentes y preadolescentes, en países económicamente menos desarrollados. La sociedad en líneas generales no acepta el término “ley natural”, y las conferencias episcopales ven que convendría una “deseable renovación del lenguaje” para “comunicar los valores del Evangelio de modo comprensible al hombre de hoy” con mayores referencias a la Palabra de Dios y al “mundo bíblico”, como en las expresiones paulinas de “ley escrita en el corazón del hombre”.
El documento propone ayudar a todos a vivir su vida familiar en el seno de la Iglesia, y una mayor comprensión de las personas que viven en sus familias situaciones particulares, lo que no significa aceptación de situaciones irregulares. Insiste el documento en que los sacerdotes deben tener formación suficiente para dejar clara la doctrina de la Iglesia, y así no concedan permisos y atajos que la Iglesia no contempla, como es permitir la comunión a divorciados y vueltos a casar comulguen.
La actividad laboral
Por otro lado, todas las conferencias episcopales han señalado el impacto que tiene la actividad laboral en el equilibrio de las familias, porque es difícil organizar la vida familiar, y hay poco espacio y tiempo para conseguir un clima de intimidad familiar, por los horarios a menudo demasiado largos, especialmente en las mujeres, y la precariedad laboral, que generan muchas veces ansiedad. De forma muy negativa afecta a las familias las migraciones obligadas por el hambre, las guerras, los racismos, las persecuciones religiosas o raciales, y tantas otras formas de oprobio que afectan a millones de familias.
También actúan como agentes negativos la presión de los medios de comunicación que proponen modelos de familia contrarios a los criterios cristianos, cómo actúan también las redes sociales, las dependencias de las drogas, del alcohol y de la pornografía, los juegos de azar, los videojuegos, internet y otros muchos “que proponen valores equivocados que confunden” y “pueden resultar un impedimento real al diálogo entre los miembros de la familia, al alimentar relaciones fragmentadas y alienación… Existe la posibilidad de que el mundo virtual se convierta en una auténtica realidad sustitutiva“ a la convivencia familiar. Las situaciones de violencia −psicológica, física y sexual− y abusos dentro de la familia, en especial a las mujeres y a los niños, deben ser tenidas muy en cuenta por la Iglesia. El fenómeno migratorio disgrega a las familias. Por eso la Iglesia reclama al Estado leyes que tutelen a las familias para que tengan un trabajo y un salario dignos y en particular tutelen a la mujer trabajadora.
Las fuentes en las que se inspiran las conferencias episcopales son, además de las evangélicas y bíblicas, el Concilio, en especial la constitución pastoral Gaudium et Spes, la encíclica Humanae Vitae de Pablo VI, los documentos Familiaris Consortio y la Carta a las Familias de san Juan Pablo II, las encíclicas de Benedicto XVI así como los dos documentos del papa FranciscoLumen Fidei y Evangelii Gaudium. A este Sínodo Extraordinario de 2014 le sucederá otro Sínodo Ordinario que también versará sobre la familia.