Tras escuchar los saludos de tres de los chicos en nombre de todos, el Papa abre un diálogo con ellos, y les anima a “¡pedir la gracia de no tener vergüenza y de no tener miedo de ser cristianos!”.
Yo escuché dos palabras que han dicho ustedes: ¡han dicho tantas cosas lindas! Y la última de ustedes que habló, ya 15 años. ¿Cómo te llamas?
Iris
¡Iris será una política! ¡Harás una carrera política! ¡Sabes actuar, te felicito! Tantas cosas lindas que han dicho, pero dos palabras me quedaron... y quisiera decir una cosa. Primero, pedir la gracia de no tener vergüenza: no tener vergüenza de la fe, no tener vergüenza de venir a la Iglesia. Una de ustedes ha dicho esto. Y precisamente está el Espíritu Santo que nos da esta gracia de no tener vergüenza de ser cristianos. Y esta es una gracia, porque el diablo viene a nosotros y nos dice al oído: “pero no vayas a la Iglesia... dirán de vos que eres un tonto, una tonta que va a la Iglesia”. El diablo lo que quiere es que nosotros tengamos vergüenza de ser creyentes. Y tenemos que rezar al Espíritu Santo para no tener vergüenza. ¿Han entendido?
¡Sí!
Hago una pregunta: ¿ustedes tienen vergüenza de estar aquí?
¡No!
Y mañana, si alguno les dice: “¿Dónde estuviste ayer?” “Ah, estuve en una parroquia, porque vino el Papa”. “¡Pero qué aburrido eso! ¡Yo vi una película muy linda!”. Ustedes, ¿qué piensan?
¡Que está equivocado!
¿Tendrán vergüenza?
¡No!
Y los otros dirán: “Pero no vayas a la Iglesia, eso es para las solteronas y para las viejas...” ¿Sentirían vergüenza?
¡No!
¡No! ¡Pedir al Espíritu Santo la gracia de no tener vergüenza! El cristiano da la cara, ¡sabe dar la cara! Siempre da la cara. ¿Han entendido esto?
¡Sí!
Y esto, esto de no tener vergüenza, ¿lo podemos lograr nosotros solos?
¡No!
Necesitamos la ayuda, ¿de quién?
¡De Dios!
¡De Dios, del Espíritu Santo! Rezar por esto al Espíritu Santo, que nos dé la gracia de no tener vergüenza: de ser desvergonzados. ¿Se puede decir esto? ¡Pero sí, se puede decir! Yo no sé si en italiano se puede decir, pero... sin vergüenza, senza vergogna. ¡Sin vergüenza de ser cristianos! ¡Cristianos de frente, siempre! Pedir esta gracia. Hagamos una pequeña oración, todos juntos
¡Sí!
Espíritu Santo, yo te pido la gracia de no tener vergüenza de ser cristiano, de ser cristiana. Dame el coraje de decir que soy cristiano, que soy cristiana. Y que no tenga nunca vergüenza de esta gracia que he recibido en el Bautismo. Amén. Ésta es la primera palabra que sentí: avergonzarse. La segunda palabra, se asemeja bastante: No tener miedo. Y esto Jesús lo ha dicho tantas veces en el Evangelio. No tengan miedo; no tengan miedo; no tengan miedo; porque el diablo busca siempre de hacernos tener miedo en el corazón. Tengo miedo de ir a misa, tengo miedo de esto, tengo miedo de aquello... ¡pero el cristiano es valiente, va adelante siempre!
Otra pregunta: nosotros solos, ¿podemos hacer esto?
¡No!
¿Quién nos ayuda para no tener miedo?
¡Dios!
Dios y el Espíritu Santo nos ayudan a no tener miedo. Yo soy así y hago las cosas sin vergüenza, y sin miedo. Jesús le decía a los Apóstoles: ¡No tengan miedo, vayamos adelante, vayamos tranquilos...! Porque si estamos con Jesús, ¡Él nos defiende siempre, Él siempre nos defiende! ¿Es verdad esto, que Jesús nos defiende?
¡Sí!
¿O a veces, Jesús se cansa de nosotros; y se va y nos deja solos? ¿Esto sucede?
¡No!
¿Alguna vez Jesús nos deja solos?
¡No!
No están convencidos, ¿eh?... ¿No están convencidos? ¡Jesús nunca nos deja solos! ¡Siempre está con nosotros! ¿Tenemos que tener vergüenza?
¡No!
¿Tenemos que cometer pecados?
¡No!
¿Tenemos que alabar a Dios?
¡Sí!
¿Tenemos que tener miedo?
¡No!
Está bien, no se han equivocado. Ahora rezamos a Jesús para pedir la gracia de no tener miedo: Querido Jesús te pido que me envíes el Espíritu Santo para que me haga valiente. En tu nombre, no tener miedo. Amén.
¡Amén!
Un consejo: Si una vez yo siento que me viene la vergüenza, porque esto se puede sentir y yo siento miedo, ¿qué tengo que hacer? Aquello que hacen los bebés cuando tienen miedo, cuando tienen vergüenza: ¡se pegan a la mamá! Y nosotros, en el camino de la vida, tenemos que ir adelante con la Mamá. ¿Cómo se llama Nuestra Madre?
¡María!
¡Siempre de la mano de Nuestra Madre, ir adelante!
Y ahora le pedimos a Nuestra Madre, todos juntos. Dios te salve María...
¿No tener?
¡Miedo!
¿No tener?
¡Vergüenza!
¿Y de la mano de...?
¡María!
¡Así es, adelante!
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