El Papa Francisco ha firmado esta mañana los decretos que reconocen un milagro obtenido por intercesión del beato Juan Pablo II y otro atribuido a la intercesión del venerable Álvaro del Portillo, primer sucesor de san Josemaría al frente del Opus
Vídeo: Álvaro del Portillo, primer sucesor de San Josemaría Escrivá, será beatificado
Se trata, respectivamente, de los pasos previos para la canonización de Karol Wojtyla (1920-2005) y para la beatificación de Álvaro del Portillo (1914-1994). Además, el Santo Padre ha firmado también el decreto sobre un milagro de la Madre Esperanza de Collevalenza (1893-1983).
Asimismo, ha aprobado los votos favorables de la Congregación de las Causas de los Santos para que se proceda a la canonización del beato Juan XXIII, el Papa que convocó el Concilio Vaticano II en 1959. La Santa Sede también ha anunciado la firma de otros decretos, como se puede consultar en www.vatican.va.
Para Mons. Javier Echevarría, prelado del Opus Dei, estas noticias son “motivos de honda alegría, y una feliz coincidencia”. “Juan Pablo II –ha dicho el Prelado– se gastó con incansable generosidad en servicio de la humanidad. Nos acercó a Dios con su rico Magisterio: de palabra, por escrito, con imágenes y con tantos gestos cargados de significado. Toda su vida se apoyaba en una unidad íntima con Jesucristo: bastaba ver cómo rezaba para comprender la fecundidad de su ministerio”
Juan Pablo II y Juan XXIII “fueron verdaderamente padres cercanos a todos los fieles, a la Iglesia y concretamente, puedo afirmar, a esta parte de la Iglesia que es la Prelatura del Opus Dei. Pienso que, con ellos, millones de personas se han sentido ‘hijos predilectos’ del Papa”.
El Prelado del Opus Dei ha recordado a Mons. Álvaro del Portillo, como “un gran apoyo para san Josemaría y un fidelísimo colaborador de Juan Pablo II”. Y ha añadido: “acudo ahora a la intercesión de este siervo bueno y fiel, y le pido que nos ‘contagie’ su lealtad a Dios, a la Iglesia, al Papa, a san Josemaría, a los amigos; que nos consiga su sensibilidad social, que se manifestó en el impulso de numerosas iniciativas en todo el mundo a favor de los más necesitados; que nos obtenga su predilección por la familia y su apasionado amor al sacerdocio, así como su piedad tierna y sencilla, que tenía un marcado acento mariano”.
El milagro atribuido a don Álvaro
El milagro aprobado por la Santa Sede se refiere a la curación instantánea del niño chileno José Ignacio Ureta Wilson: a los pocos días de nacer, sufrió un paro cardiaco de más de media hora y una hemorragia masiva.
Sus padres rezaron con gran fe a través de la intercesión de Mons. Álvaro del Portillo y, cuando los médicos pensaban que el bebé estaba muerto, sin ningún tratamiento adicional y de modo totalmente inesperado, el corazón del recién nacido comenzó a latir de nuevo, hasta alcanzar el ritmo de 130 pulsaciones por minuto. A pesar de la gravedad del cuadro clínico, diez años después, José Ignacio desarrolla su vida con normalidad. La curación milagrosa tuvo lugar en agosto de 2003.
Declaraciones completas de Mons. Javier Echevarría
Biografía de Mons. del Portillo
Mons. Flavio Capucci, postulador de la causa, relata que ha recibido unas 12.000 relaciones firmadas de favores obtenidos por intercesión de don Álvaro: “han llegado relatos de gracias de todo tipo: materiales y espirituales. Ciertamente −explica− los más llamativos son las curaciones extraordinarias, que son variadas: desde desaparición de melanomas con metástasis tras rezar a don Álvaro, hasta la recuperación sin secuelas de un niño ahogado en una piscina”.
El postulador añade que muchos de esos favores se refieren a la vida familiar: “matrimonios que recobran la armonía conyugal; nacimiento de hijos, a veces después de muchos años de espera antes de acudir a su intercesión; reconciliaciones entre parientes enojados; partos de niños sanos después del diagnóstico de que el bebé nacería enfermo… Don Álvaro era una persona familiar y realizó una masiva catequesis sobre la familia; quizá por eso surge espontáneo el deseo de acudir a su intercesión para cuestiones de este tipo”.
Mons. Capucci explicó que, una vez aprobado el milagro, corresponde a la Santa Sede determinar la fecha de la beatificación. Probablemente la ceremonia tendrá lugar en Roma, por ser la ciudad donde falleció el venerable Álvaro del Portillo.
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