El Papa hizo casi un elogio de aquellos a quienes "no se les ha dado el don de la fe" pero "buscan la verdad"<br /><br />
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La Jornada de Asís contó con la presencia simbólica de “agnósticos pensantes”, personas que no creen en Dios pero que están abiertos a su existencia
Hay una amplia coincidencia en señalar que la novedad más significativa del encuentro que ha reunido a Benedicto XVI en Asís con trescientos líderes de las principales religiones, en la Jornada de reflexión, diálogo y oración por la paz y la justicia en el mundo, ha sido la presencia simbólica de “agnósticos pensantes”, personas que no creen en Dios pero que están abiertos a su existencia.
Junto a ese dato habría que añadir otro aspecto revelador: el Papa ha emplazado a las religiones a rechazar explícitamente la violencia por motivos religiosos. Benedicto XVI asumió esa responsabilidad, por parte de los cristianos, y dijo claramente: «sí, también en nombre de la fe cristiana se ha recurrido a la violencia en la historia. Lo reconocemos llenos de vergüenza. Pero es absolutamente claro que éste ha sido un uso abusivo de la fe cristiana, en claro contraste con su verdadera naturaleza». La cuestión ahora —aunque el Papa no lo formula así— es si otros seguirán esos pasos: en definitiva, si verdaderamente todas las religiones excluyen de raíz la violencia.
En ese discurso, pronunciado durante la peregrinación del pasado 27 de octubre, el Papa hizo casi un elogio de aquellos a quienes «no se les ha dado el don de la fe» pero «buscan la verdad». Es gente que no afirma simplemente que Dios no existe sino que «sufren con motivo de su ausencia» y, al buscar lo verdadero y lo bueno, están interiormente en camino hacia Dios. Con esa actitud, «despojan a los ateos combativos de su falsa certeza, con la que pretenden saber que no hay un Dios» (resulta difícil no pensar aquí en los "ateos profesionales", altamente mediáticos en los últimos años). En su viaje del mes pasado a Alemania, el Papa había dicho que los ateos que no encuentran paz con motivo de la “cuestión de Dios” están más cerca del Reino de Dios que los fieles “rutinarios”.