En 1980, con apenas 28 años, el laico español Andrew Olea (Granada, 1952), recién licenciado en Filosofía y Letras, dejaba su Andalucía natal para volar hasta Nairobi, capital de Kenia, donde le habían ofrecido un empleo en la ONG Strathmore Educational Trust, vinculada al Opus Dei y dedicada a la educación de niños y jóvenes. Olea se embarcaba así en una aventura en la que todavía hoy, 30 años después, se halla plenamente comprometido.

      Desde 2003 dirige el proyecto Eastlands, formado por diversos servicios orientados a la formación profesional de jóvenes de los barrios pobres del este de Nairobi. Una de las particularidades de la mayoría de usuarios de este proyecto es su condición de microempresarios o miembros del llamado sector informal —que en Kenia es sinónimo sobre todo de "venta ambulante"—, a los que se intenta ofrecer los instrumentos necesarios para mejorar sus condiciones de vida.

      Precisamente en Kenia, el 75% del empleo está en este sector informal, con unos ingresos medios de entre 50 y 300 euros al mes. Estos microempresarios, que no han podido acceder a la universidad o no han podido entrar en empresas productivas, han optado por ganarse la vida a través de pequeños negocios informales. «En estos casos, un sencillo curso de venta y marketing —aseguran desde la ONG— puede hacer posible que se ganen la vida vendiendo productos de compañías que necesitan abrirse mercado». A través del proyecto Eastlands muchos jóvenes han podido ya recibir formación en contabilidad, dirección de empresas, informática y marketing a diferentes niveles, en función de sus inquietudes y necesidades. Lo que empezó siendo una pequeña semilla es hoy un árbol bien robusto que ya ha formado a casi 4.000 personas.

Promoción del deporte

      Junto con la formación reglada, el proyecto Eastlands ofrece también espacios para la práctica del deporte. En este ámbito se enmarca el reciente convenio firmado con la Fundación Atlético de Madrid, que tiene como objetivo el desarrollo de campos de deporte y la promoción del fútbol como aliciente para que los jóvenes de estos barrios pobres personalmente y tengan altas metas educativas.

      Tras más de medio siglo de trabajo social en Kenia, un nuevo proyecto educativo de la ONG Strathmore Education Trust se halla actualmente en ciernes en Nairobi. Liderado por el propio Andrew Olea, que estuvo recientemente en Barcelona para presentar la iniciativa, se pretende crear un nuevo centro tecnológico de formación profesional que contribuya a aliviar la pobreza mediante la creación de puestos de trabajo y la formación de jóvenes que puedan trabajar en la industria. El nuevo proyecto incluirá un centro de mantenimiento industrial, otro de negocios y de informática, y finalmente una escuela de padres y de fútbol. «Queremos responder a las necesidades actuales del país —apuntan desde la ONG—, que se halla claramente en desarrollo y que ahora lo que necesita es mano de obra bien formada. El reto, pues, es formar mano de obra para la incipiente industrialización». Para ello se ofrecerá un modelo de formación dual pensando tanto para el sector formal como para el informal.

Andrew Olea, máximo responsable del proyecto "Eastlands":

«Una población bien formada genera desarrollo» 

¿Es la formación la mejor inversión que se puede hacer hoy en África?

Sinceramente yo creo que sí. La riqueza de un país es su población. Hay tantos ejemplos de países que casi sin recursos naturales están entre los más desarrollados: Holanda, Suiza, Japón, etc. ¿Cuál es la riqueza de esos países? La gente que está formada para crear riqueza. Pero la población tiene que estar formada. Alemania es otro ejemplo de cómo una población bien formada genera desarrollo, Por eso nosotros en el Eastlands College of Technology pensamos seguir el modelo alemán de enseñanza, esto es, que los estudiantes pasen el 70% del tiempo de la formación trabajando en empresas.

¿Cuál es su experiencia en África? ¿Qué tiene esa tierra que tanto seduce a los que la visitan?

La gente es el principal atractivo para mí. Son personas sencillas, abiertas, emprendedoras, trabajadoras y pertinaces. Son muchos los problemas que se encuentran pero no se desaniman, continúan trabajando. Además, valores como la familia, el sentido de colectividad y la generosidad están muy vivos. Esto hace que el país siga adelante. Naturalmente nadie es perfecto. Por otro lado, los valores cristianos no han penetrado a fondo en la sociedad. El cristianismo escasamente lleva 100 años en el país. A veces me llama la atención el hecho de que desde Occidente se pide a estos países cambios que a ellos les llevaron siglos y siglos realizar: ¡Los padres o abuelos de los chicos que viven en las ciudades de Kenia vivían de la caza y de la pesca en chozas!

Desde el punto de vista más personal, ¿cómo ha encajado en esta cultura tan vitalista y alegre la llamada a la santidad en el trabajo de san Josemaría Escrivá?

El cristianismo y más aún el catolicismo es la religión de la alegría, de ver a Dios en todo y en la naturaleza. El espíritu de san Josemaría es un espíritu de alegría de ver a Dios detrás de todo lo que se hace y lo que pasa a nuestro alrededor. Es un  espíritu para que se viva con un corazón siempre joven. De tomar los retos de la vida como los recibe una persona que se siente hijo de Dios, y por lo tanto, siempre espera lo mejor de su Padre aunque a veces no entienda lo que pasa, pero… Dios en mi Padre y me quiere. Todo esto encaja muy bien con una sociedad joven, llena de esperanza y con ganas de trabajar para hacerse un lugar en el mundo que parece ignorar a Dios y lo humano.

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