El ejemplo espontáneo de la simple presencia, especialmente juvenil<br /><br />
LaIglesiaEnLaPrensa.com
Me parece que la beatificación de Juan Pablo II ha sido un buen escaparate de lo que es la vitalidad de la Iglesia católica
En el torbellino informativo que caracteriza nuestra época, la beatificación de Juan Pablo II prácticamente ha desaparecido del mapa informativo apenas dos días después de su celebración. Sin embargo, a diferencia de otros eventos nacidos simplemente para ser “eventos mediáticos”, estoy convencido de que el impacto personal de la beatificación es de otro nivel.
Pienso que no ha sido un acto efímero para mucha de la gente que lo ha seguido por televisión (a pesar de que no hayan podido palpar el ambiente), ni para otra gente que sí estaba allí, pero tal vez —como le ocurrió a un buen número— sin ver ni oír una palabra de lo que estaba sucediendo (tal era la multitud), pero con una clara percepción de su significado.
Especialmente para estos últimos —entre los que personalmente me encontraba— la experiencia más significativa ha sido ver cómo se ha comportado la otra gente. Sin caer en idealizaciones, me parece que la beatificación de Juan Pablo II ha sido un buen escaparate de lo que es la vitalidad de la Iglesia católica. No han sido manifestaciones de autoestima organizadas, como pronosticaban algunos, sino el ejemplo espontáneo de la simple presencia, especialmente juvenil. «He llegado con horas de antelación, no he visto ni oído nada, en otras circunstancias sería un perfecto imbécil: aquí, sin embargo, me encuentro feliz».
A la espera de un estudio que nos pueda ilustrar sobre cómo abordó la prensa este evento (mi primera impresión general es altamente positiva, cosa que no me sorprende porque la realidad fue así), a la espera de ese estudio, decía, presento aquí una selección de primeras páginas de prensa de todo el mundo, correspondiente a los días 1 de mayo y 2 de mayo.
Dos observaciones veloces: llama la atención la total ausencia del tema en las portadas de la prensa británica (víctima de una mono-obsesión por la boda real), y el hecho de que la beatificación haya resistido a la noticia de la eliminación de Bin Laden, información publicada sólo en la prensa americana a causa del fuso horario.