vaticaninsider.lastampa.it (Entrevista de Andrea Tornielli)
Su iniciativa tenía una profunda base eclesial: todos somos pueblo de Dios, incluso los que habitan en las ‘villas’, que son incluidos en la vida pastoral y se convierten en misioneros en otros barrios
«Jorge Mario Bergoglio, hoy Papa Francisco, es un hombre de diálogo y de discernimiento: cuando toma una decisión quiere tener la certeza de que sea buena. Y cuando la toma, no se echa para atrás». Lo dijo a ‘Vatican Insider’ el obispo Eduardo Horacio García, de 57 años, auxiliar de Buenos Aires y vicario general. Hace pocos días participó en el Seminario Internacional sobre la Comunicación de la Iglesia organizado por la Universidad Católica de Santiago de Chile (Doc Uc), en colaboración con la Conferencia Episcopal del país.
Entrevista con Mons. Eduardo Horacio García, obispo auxiliar de Buenos Aires que colaboró con el nuevo Pontífice durante veinte años.
¿Nos puede describir cómo gobernaba Bergoglio en Buenos Aires?
Es un hombre de diálogo y de discernimiento, que quiere estar seguro de tomar buenas decisiones y siempre trata de dialogar, escuchar, consultar, tener información. Lograba estar siempre muy bien informado sobre todo y todos. Sabe generar confianza, y también sabe estar cerca de los sacerdotes, de las religiosas, de los laicos. Gobernaba llamando al corazón y a la convicción de las personas. Cuando toma una decisión no se echa para atrás.
¿Cuál era su reacción con el clero de Buenos Aires?
Lo conocí hace veinte años, después de su llegada como auxiliar. Entre nosotros siempre hubo una relación entre sacerdote y obispo, muy fraternal y paternal por su parte. Sus sacerdotes dialogan constantemente con él. Desde su llegada quiso una línea telefónica fija dedicada exclusivamente a ellos, para que pudieran llamarlo en cualquier momento. Fue un obispo que estuvo siempre cerca de sus sacerdotes, incluso como guía espiritual. No es un hombre que ofrezca soluciones listas, sino que invita a la reflexión y acompaña.
Hay algunos que han criticado al Papa hablando sobre el riesgo del “pauperismo”. ¿Puede contarnos cómo se desarrolla el trabajo en las ‘villas miseria’ de Buenos Aires?
Conozco el trabajo pastoral en las villas miseria; yo mismo, antes de ser sacerdote (hace ya cuarenta años) trabajé como maestro en una de las villas. Durante mucho tiempo hubo una pastoral aparte para las villas, por lo que se corría el riesgo de que se convirtieran en un ghetto que requería una atención particular, una eclesiología dedicada a los pobres. Creo que el mayor mérito del cardenal Quarracino, primero, y de Bergoglio, después, fue el de haber integrado las villas en la pastoral ordinaria. Son parte de la Iglesia, no están fuera de ella. El verdadero trato especial para los habitantes de las villas miseria es ser tratados como los demás. Son una parroquia más, con todas sus características particulares, pero sus habitantes forman parte del pueblo santo de Dios, no están separados de él. Comparten todo con nosotros. Con Bergoglio comenzamos una gran procesión misionera de las palmas con los niños de toda la ciudad. Y este año será muy hermosa, porque había niños de las villas miseria que estaban al lado de los niños de una de las escuelas más importantes de Buenos Aires.
Entonces, nada de “pauperismo”…
Claro que no. Nada de ideología. Ya se acabó la época ideologizada. Bergoglio superó la ideología con el Evangelio; la suya fue una iniciativa que tenía una profunda base eclesial: todos somos pueblo de Dios, incluso los que habitan en las villas. El pobre no es un “hermano pobre” al que debemos solo asistir o al que ponemos en un monumento como “pobre”. Él también puede ayudarnos a nosotros. El también participa de lleno en la vida de la iglesia, recibe la gracia de los sacramentos y forma parte como protagonista en su misión. En esta integración hay solidaridad, comunión, dignidad. Los pobres de las villas son incluidos en la vida pastoral y se convierten en misioneros en otros barrios.
En América Latina hay algunos que afirman que Bergoglio es “conservador”…
¿Qué significa? Si lo entendemos como un hombre de Iglesia que piensa como la Iglesia, entonces sí, es un hombre conservador. Si, en cambio, entendemos “conservador” como alguien que vive en la antigüedad eclesial, entonces no, no es conservador. No ve las formas del pasado como la única posibilidad para vivir el presente de la Iglesia. Bergoglio es un hombre que vive y que cree lo que cree la Iglesia. Es un hombre de fe que trata de encarnar la fe, los principios del Evangelio y la doctrina de la Iglesia. Pero que no custodia la doctrina de la Iglesia en una caja fuerte cerrada con siete llaves. No, Bergoglio la abre, la comparte, la encarna en la sociedad de hoy.
Algunos han criticado la decisión Papa Francisco a lavar los pies de los jóvenes delincuentes en la cárcel de Casal del Marmo, porque hasta donde sabemos, ningún Papa ha hecho esto.
Lo había ya hecho en Buenos Aires. Una de las principales lecciones aprendidas en la Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Aparecida, en el año 2007 sobre la evangelización, es que no podemos seguir la lógica de "como nunca se ha hecho, no se puede hacer". Dijo el mismo Jesús que no había venido para abolir la ley sino para ponerla en práctica. Jesús también introdujo algunos cambios que aún permanecen fieles a la tradición.
¿Cree que el nuevo Papa entablará un diálogo con los lefebvrianos, que son el tema de uno de los expedientes que ha permanecido abierto desde la renuncia de Benedicto XVI?
La Iglesia continúa a lo largo de su trayectoria. Creo que el diálogo del Papa con ellos será positivo como lo es con todos los demás.
¿Incluso con los evangélicos?
El cardenal Bergoglio fue fuertemente criticado en el pasado debido a que durante una reunión ordinaria entre católicos y evangélicos se les pidió que oraran por él y por una bendición, como lo hizo cuando hizo su primera aparición en público inmediatamente después de su elección, cuando se le propuso a la gente a orar por el nuevo obispo. Pero en el caso de los evangélicos, fue un momento de oración común. Sólo pedimos una oración, él no negoció en el dogma o en las verdades de la fe. Todo lo que hizo fue orar. El Gran Rabino de Buenos Aires es uno de los mejores amigos de Bergoglio, pero esto no significa que él tiene la intención de introducir una legislación basada en el Antiguo Testamento... Tenemos que mirar a estos casos como ejemplos de diálogo humano.
¿Se sorprendió por la decisión de Papa Francisco para quedarse en la Casa de Santa Marta y no ir al apartamento papal?
No me sorprendió para nada. En los días después de su elección pude ver que no le gustaba, le gustaba hablar con la gente. Yo vi la habitación que tuvo durante el cónclave. Era tan parecida a su habitación en Buenos Aires.
¿Cómo responde a los que temen por su seguridad?
Todo el mundo teme por la seguridad del Papa. Desde mi experiencia, cuando alguien está en peligro, Bergoglio habla sobre esto, él no lo oculta. No olvidemos también que el Papa es un pastor.
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