Christina vive en Chicago, es artista y relata cómo las dudas le han servido para formarse y conocer mejor la fe católica
Christina vive en Chicago y es artista: trabaja con la cerámica. En este vídeo relata cómo las dudas le han servido para formarse y conocer mejor la fe católica. “Las dudas son una buena señal”, dice. Segundo vídeo de testimonios de gente joven sobre el año de la fe
«La fe no me lleva a vivir una vida distinta de la de otras personas, pero da a todas mis acciones una vibración mayor.
Cuando trabajo con la arcilla −pues soy artista y hago cerámica−, no importa cuánto haya aprendido de este arte, siempre hay técnicas nuevas que puedo aprender de otros, gente que sabe más sobre este arte, que tiene más experiencia con la arcilla, o conoce modos diferentes de moldearla. Hablar con ellos me enriquece como artista.
Con la fe, ocurre lo mismo. Quiero aprender más cosas sobre Dios y aumentar mi fe, porque con la edad aumentan las dudas. Como seres humanos, es normal ser curiosos, hacerse preguntas. Por eso, tener dudas es una buena señal de que se busca sinceramente a Dios. Porque esas dudas nos empujan, nos acercan a la Verdad, porque queremos saber más.
Yo tengo dudas. La duda más grande se originó cuando comencé la academia. Al vivir en una residencia, pude conocer a mucha gente nueva, mucha, mucha gente. Y me deprimí un poco, porque percibía que en aquel ambiente faltaba algo. Y que entre mis amigos, en aquel grupo nuevo de amigos, ninguno parecía considerar a Dios como una persona importante. Pensé que algunos podrían ver en mí a esa Persona.
Esa época fue muy importante en mi vida, porque me di cuenta de que Dios sí era importante para mí, de que necesitaba a Dios para "mantenerme a flote". Desde aquel momento, decidí empezar a leer un libro espiritual sólo unos minutos cada día, porque estaba muy ocupada con mis clases y mi trabajo. Poco a poco, esos libros me animaron a querer saber más cosas. Porque seguía teniendo dudas, y necesitaba hablar con personas que tuvieran mejores preguntas y respuestas.
Cuando eres pequeña, con seis o siete años, no necesitas saber más que cuánto suman dos más dos, o cuánto resulta al dividir seis entre tres. Pero conforme creces, las cosas se complican y necesitas una base más sólida para resolver tus problemas. Y así como en la academia cada uno escoge un área de especialidad y encuentra maestros que han dedicado a eso toda su vida, también es necesario ir a la iglesia, hablar con un sacerdote, y hacerle las preguntas necesarias.
Conozco muchas parroquias que organizan grupos: de estudio de la Biblia, grupos de jóvenes... Yo tengo un grupo en el que he podido desarrollar mi fe, en el que he encontrado gente que, de manera muy natural, están como yo interesadas en profundizar en sus creencias. Y eso ha supuesto un gran apoyo en mi vida».
«¡Qué hermosa es nuestra Fe Católica! −Da solución a todas nuestras ansiedades, y aquieta el entendimiento y llena de esperanza el corazón». San Josemaría Escrivá (Camino, 582).