En la Iglesia católica, Bernard Nathanson encontró paz y felicidad, y dedicó heroicos esfuerzos a viajar incansablemente por el mundo a entregar su mensaje a favor de la vida
En 1973, la infame sentencia del Tribunal Supremo en el caso ‘Roe vs. Wade’ legalizó un crimen que acabaría con las vidas de 50 millones de seres humanos inocentes no nacidos, creados a imagen y semejanza de Dios.
Como resultado, Estados Unidos ha caído en un abismo moral que menosprecia la dignidad de la persona desde su concepción hasta su muerte natural, lo que destruirá a nuestro país, a menos que regrese a sus raíces cristianas y reconozca la ley natural escrita en nuestros corazones como hijos de Dios.
Siempre hay una esperanza. Parte de ella es la historia del Dr. Bernard Nathanson, cofundador, en 1969, de la que sería la Liga Nacional de Acción por el Derecho al Aborto, y ex director de la que fue la mayor clínica abortista del mundo, en Nueva York. A finales de los 70, se convirtió en un prominente militante pro-vida. En la Iglesia católica encontró paz y felicidad, y dedicó heroicos esfuerzos a viajar incansablemente por el mundo a entregar su mensaje a favor de la vida.
Este año, Regnery Press publicará una edición actualizada de su poderosa biografía: La mano de Dios, editado en España por Ediciones Palabra. Léanla; puede cambiar mentes y corazones. El Dr. Nathanson tuvo que vencer muchos horrores, incluida su complicidad en la muerte de 75.000 niños. El testimonio de los manifestantes contra el aborto, arriesgándose a ir a la cárcel o a quedarse sin un céntimo, le produjo una fuerte impresión: «Por primera vez en mi toda vida adulta, empecé a considerar seriamente la noción de Dios, de un Dios que, problemáticamente, me había conducido a través de proverbiales círculos del infierno, solo para mostrarme el camino de la redención y la misericordia a través de su gracia». Así, en alguna medida, podemos verlo como otro san Pablo.
Con el lamentable aniversario de Roe vs. Wade a la vuelta de la esquina, necesitamos el testimonio de profetas como Nathanson para que nos inspire a continuar nuestro trabajo por una cultura de la vida.