La profesora María Calvo defiende la masculinidad, muestra los aspectos en que complementa a la feminidad, e invita a cientos de jóvenes a la aventura del matrimonio
Las mentiras de Simone de Beauvoir, del feminismo que busca presentar a los hombres como «madres bis», de una mentalidad que califica la masculinidad como tóxica… María Calvo, profesora de la Universidad Carlos III y escritora no ha dejado títere con cabeza.
En el Thinkglao organizado con ella, por iniciativa de It’s time to think ─un grupo de profesionales que pretende agitar la coctelera mental de la nueva generación con el apoyo de la Fundación Tatiana─, donde han participado cientos de jóvenes, la autora de Orgullo de madre (Rialp, 2024), planteó la pregunta: ¿Qué es la masculinidad?
En relación con lo masculino y lo femenino, María Calvo explica: «Simone de Beauvoir decía ‘mujer, no naces, te haces’» y sentencia: «¡Mentira!».
Calvo, frente a las ideologías actuales, reivindica la sexualidad como rasgo «constitutivo de la persona desde la octava semana de gestación». Algo que se ve en la diferente reacción de neonatos de un sexo y del otro ante el llanto de otros bebés.
«Las mujeres estamos preparadas para la maternidad, maternizamos el mundo, es lo que nos hace poderosas; la belleza de la maternidad ni siquiera requiere ser, de hecho, madre», sostiene Calvo.
Virilidad: fortaleza y autocontrol
Y prosigue ensalzando la virilidad, como «fortaleza y autocontrol»: «el hombre es un servidor de la vida». Critica que hoy se pretenda hacer de los varones «madres bis»; «el padre nos libera de maternidades sofocantes», liberando del excesivo apego entre madres e hijos. «El padre no es un opresor».
«La masculinidad es implícita es cada célula del varón, y su natural agresividad, cuando está bien encauzada, es una maravilla creativa», dice Calvo procurando distinguir el carácter activo (o «agresivo») del hombre y la conducta violenta.
«El niño debe aprender a controlar sus impulsos,
porque, si no, es como un Ferrari sin frenos»
Advierte: «Cuando se califica la masculinidad como tóxica, se inculca en los niños el miedo a ser hombres, a ser varones».
Por el contrario, «el niño debe aprender a controlar sus impulsos, porque, si no, es como un Ferrari sin frenos»; «el hombre se hace a sí mismo mediante el ejercicio de virtudes, el señorío sobre sí mismo, porque él da la vida por la mujer».
Y agrega: «ahora hay una generación maravillosa de hombres que están dispuestos a quedarse en casa para cuidar de los niños; y lo hacen sin sobreprotegerlos».
«Es una mentira considerar a una madre
como una ‘fracasada’ laboral»
María Calvo insiste en que es una mentira considerar a una madre como una «fracasada» laboral, porque donde de verdad una mujer o un hombre es «imprescindible» no es en su puesto de trabajo concreto, sino en el hogar.
Además de criticar la falsa antropología de gran parte de la legislación actual ─sobre aborto, matrimonio, eutanasia, familia…─, Calvo anima a los jóvenes al matrimonio, que pasa por «volverse vulnerable» ante la pareja. Y que, pasado el enamoramiento, que es una «estupidez transitoria», implica el denodado empeño y juramento de hacer feliz a la otra persona para el resto de su vida.
Reconoce Calvo que en la vida de un matrimonio se atraviesan crisis, y algunas pueden durar «años». Sin embargo, «el amor no se acaba; lo matamos».
Para evitar el declive de la pareja, Calvo aconseja «hacer cosa de enamorados», como mostrar con frecuencia detalles especiales, de modo que el mejor momento del día sea siempre con la pareja.
A lo cual añade la importancia de la dimensión sexual, el amor conyugal, según Calvo, contiene la dimensión de amistad, de compromiso y la sexual. Citando a Higinio Marín, dice que la sexualidad es más que la «entrega carnal»: es la «plenitud de intimidades en lo espiritual y lo corporal; es el Cielo en la tierra mediante la carne».
José María Sánchez Galera en eldebate.com
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