En el verano de 2014, Bernard Jordan, un veterano de la Segunda Guerra Mundial de 89 años se escapa de su residencia en la que vive junto a su mujer Rene, para unirse a sus compañeros veteranos de guerra en una playa de Normandía, conmemorando a sus camaradas caídos en el 70 aniversario del Desembarco del Día D. (Filmaffinity)
La gran escapada narra la historia real de cómo, en el año 2014, el veterano de guerra británico Bernard Jordan, que entonces contaba con 89 años, se escapó de la residencia de ancianos de Hove (Inglaterra), donde residía con su mujer, y se fue a la conmemoración del 70 aniversario del desembarco de Normandía, en tierras francesas. Este viaje lo hizo él sólo, a sus 89 años de edad, y con su andador. Allí, le «descubrieron» y fue noticia y portada de periódicos en el Reino Unido.
A Bernard lo interpreta el también veterano, aunque no de guerra, Michael Caine (a sus 89 o 90 años de edad); y le acompaña en el film como esposa la, a su vez de edad avanzada, Glenda Jackson, inglesa como Caine. La historia es bonita pero es sobretodo este dúo de actores, que cuentan ambos con 2 Oscars a sus espaldas, lo que acaba por convertirla en una buena película. Sus miradas, su constante sentido del humor (gracias al buen guión de Billy Ivory) y su presencia en escena, convierten cada fotograma en una delicia visual, cinematográfica y, sobre todo, humana.
En un continente en el que la media de edad de la población no deja de subir, las personas que ya cuentan con más de 80 años de edad no son ni mucho menos minoría hoy en día, y el relato que se cuenta en esta agradable película, no sólo es atractivo por la increíble historia en sí, sino en especial por la relación que hay entre Bernie y su mujer Irene. Es un matrimonio feliz, con sus cosas, pero feliz, que se ayudan uno al otro a seguir siendo ellos mismos y seguir cumpliendo sus sueños. Que dedican su vida a disfrutar de las pequeñas cosas y a ayudar a aquellos que les rodean (enfermeras, compañeros veteranos del ejército o personas que ven que están pasando un mal momento). No están centradas en sus achaques y sus males, sino que ven más allá y dedican sus minutos a disfrutar de la vida que siguen viviendo con amor.
La fotografía está muy bien elegida, mostrándonos los paisajes de esa zona tan bonita entre las Islas Británicas y Francia, pero también se intercalan imágenes de la época del desembarco, que muestran a su vez el horror de la guerra, la realidad del campo de batalla y los fuertes vínculos que se hacen en esas extremas circunstancias vitales. Hay varios momentos en el metraje que tocan el corazón pero, quizá, uno de los que más lo hacen es la ocasión en que tras encontrarse con algunos pocos veteranos alemanes y acercarse a saludarles, les ofrecen sus puestos en la ceremonia de conmemoración, subrayando de esta manera el perdón ante unos hechos que, estando todos ellos allí, nunca debieron de haber ocurrido.
Un fuerte aplauso para el director, Oliver Parker, que además de conseguir aunar a este genial elenco de actores, perfectos para el papel, logra realizar una película llena de buen humor, alegría y esperanza. Además, casi al igual que ha sucedido con su compatriota Maggie Smith, la actriz Glenda Jackson también falleció después de este papel, habiendo rodado en ambos casos películas (El Club de los Milagros en el caso de Maggie Smith) que están repletas de buenos valores y que muestran la ilusión y los sueños que uno puede seguir viviendo durante su vejez.