Como decía Newman, que los anglicanos que se olvidaron de María para encontrar a Cristo, vuelven de la mano de la Virgen a la plena comunión
La Iglesia anglicana es cismática. Se separó de la comunión con Roma en el siglo XVI, por causas intrincadas. A través de la Santa Sede hemos sabido estos días que más de cincuenta obispos anglicanos y sus fieles quieren incorporarse a la Iglesia católica, la vuelta a casa. La fórmula jurídico-canónica es nueva y muy interesante; se crean unos ordinariatos personales, similares al de las Iglesias orientales unidas a Roma.
Es un paso gigante y manifestación de la vitalidad de la Iglesia católica y la acción del Espíritu Santo. Newman y el movimiento de Oxford en el siglo XIX en su intento de descubrir la verdadera Iglesia, intentando demostrar que la anglicana era la vía media, a pesar de sus reticencias se hicieron católicos, Santo Tomás Moro, los conversos ingleses (Chesterton, Tolkien, Blair) son un orgullo para los ingleses.
La ordenación de mujeres y el divorcio admitido han llevado a muchos obispos y fieles anglicanos a encontrar su hogar en la Iglesia católica. Bienvenidos sean de corazón, además de que van a ser un estímulo ejemplar para muchos católicos. Ya algunos han dicho que la Sede de Pedro se aprovecha de no sé qué; que sepan que la cabeza de la Iglesia anglicana ha estado informada en todo momento de este espectacular paso. Seguro, como decía Newman, que los anglicanos que se olvidaron de María para encontrar a Cristo, vuelven de la mano de la Virgen a la plena comunión.
Daniel Tirapu en religion.elconfidencialdigital.com