«‘Camino’ ha sido objeto de numerosas ediciones (más de cinco millones de ejemplares) en ciento cuarenta y dos lenguas. Hace pocos meses la prensa se hizo eco de un dato sorprendente».
Según el Instituto Cervantes, estas cifras sitúan al libro de espiritualidad como cuarto en la lista de libros escritos en castellano traducidos a más idiomas. Sólo superado por ‘El Quijote’, ‘Cien años de soledad’ y ‘El amor en los tiempos de cólera’
El 7 de agosto de 1931, José María Escrivá anotó en sus Apuntes íntimos: «A pesar de sentirme vacío de virtud y de ciencia (la humildad es la verdad..., sin garabato), querría escribir unos libros de fuego, que corrieran por el mundo como llama viva, prendiendo su luz y su calor en los hombres, convirtiendo los pobres corazones en brasas, para ofrecerlos a Jesús como rubíes de su corona de Rey». El joven sacerdote tenía veintinueve años y ya había recibido la luz espiritual que dio origen y configura hasta hoy el Opus Dei. Sintió la llamada a promover la búsqueda del encuentro con Dios en lo cotidiano, en eso que Husserl llamaría el mundo de la vida. No sólo mediante la difusión de un mensaje, sino ante todo contagiando ese carisma a muchas otras personas.
«Me llamo Escrivá y escribo», bromearía en los últimos años de su vida, en los que perfiló por escrito ─mediante cartas y otros documentos─ los diversos aspectos esenciales del carisma recibido por Dios. En 1931 aún no había publicado una línea. No obstante, su temperamento y preparación lo llevaban a buscar formulaciones lingüísticas adecuadas para transmitir un mensaje que era «viejo como el Evangelio y, como el Evangelio, nuevo». Con lo que llamaba la «pedagogía del anuncio» y un rico manejo del castellano, repetía en formulaciones diversas y con ejemplos plásticos las ideas madre que reflejaban la potente luz fundacional.
No comenzó escribiendo un manual o tratado para difundir masivamente una enseñanza. Por su formación universitaria y sus labores sacerdotales, entró en relación con muchos estudiantes y obreros, en quienes veía que resonaba con fuerza el mensaje del que quería ser mero transmisor. Esos primeros encuentros de corazón a corazón, los intercambios epistolares y las anotaciones sobre su vida interior (que entregaba a su director espiritual), son la materia prima de sus libros de fuego, que prestan a los puntos de meditación ese tono dialógico y directo, tan característico. El primero de estos libros de fuego fue ‘Camino’, sin duda su obra más conocida.
Hoy se celebra precisamente un nuevo aniversario de la primera edición de este clásico de la espiritualidad, publicado por primera vez en Valencia, el 29 de septiembre de 1939. Aquella tirada fue modesta (dos mil ejemplares, porque no había papel para más). Pero llama la atención que, en una época de ediciones de espiritualidad en tapas negras y papel biblia, se ofreciera al lector un volumen con una tipografía moderna, colores claros, márgenes amplios y diseño cuidado. Pienso que este esfuerzo revela la inquietud por subrayar la actualidad del mensaje cristiano, además de una notable sensibilidad estética.
San Josemaría preparó otras obras de estilo y origen semejante a ‘Camino’ (’Surco’ y ‘Forja’), que se publicaron póstumamente, y que forman como una trilogía. También dio a la imprenta algunos volúmenes de homilías y un libro de entrevistas, entre otros. Pero su obra escrita permaneció fundamentalmente inédita, pues se dirigía de modo más inmediato a los miembros del Opus Dei de todo el mundo y todas las épocas. Sin embargo, su mensaje es universal: la llamada a la santidad en lo ordinario. Los medios que propone para vivir con plenitud esa vocación de todo bautizado son especialmente adecuados para los cristianos de a pie, que viven su encuentro con Cristo y sirven a los demás en la entraña de la sociedad civil.
Han pasado cerca de cien años y hoy San Josemaría Escrivá de Balaguer es un conocido autor y maestro espiritual, que inspira y acompaña a personas de los cinco continentes, de las condiciones sociales y existenciales más diversas: desde las cárceles de Cuba a los rascacielos de Shanghai.
‘Camino’ ha sido objeto de numerosas ediciones (más de cinco millones de ejemplares) en ciento cuarenta y dos lenguas. Hace pocos meses la prensa se hizo eco de un dato sorprendente: según el Instituto Cervantes, estas cifras sitúan al libro de espiritualidad como cuarto en la lista de libros escritos en castellano traducidos a más idiomas. Sólosuperado por ‘El Quijote’, ‘Cien años de soledad’ y ‘El amor en los tiempos de cólera’.
Pero el mismo Jesús advertía que «nadie es profeta en su tierra», describiendo una pauta sociológica difícil de esquivar. De hecho, en España, a San Josemaría le acompañaron la polémica y los prejuicios, junto con el cariño agradecido de personas de toda condición. No es ─ni el personaje, ni sus obras─ «moneda de cinco duros, que a todos gusta», como escribe con expresión castiza en ‘Camino’.
Un modo inmediato y asequible de conocerlo mejor es leer sus obras, en las que se trasluce su personalidad, pero sobre todo la luz de un espíritu que la Iglesia ha recibido como un don de Dios. Considero que difundir las obras de San Josemaría es un servicio que debemos ─a creyentes y no creyentes─ quienes queremos vivir el carisma que Dios regaló a su Iglesia y al mundo a través de este barbastrense universal. Un aragonés que se sentía «instrumento inepto y sordo», pero que estaba convencido de que Dios puede «escribir perfectamente con la pata de una mesa».
Por el mensaje espiritual que transmite, se trata ─en primer lugar─ de una contribución que puede ayudar a muchas personas a descubrir el verdadero sentido de sus vidas: en medio de la calle, en la familia y en el trabajo. Pero también es una obra relevante de la literatura española, llena de viveza y expresividad: con un estilo que se inspira en la rica tradición de los clásicos castellanos, que devoró con entusiasmo desde su juventud, pero que al mismo tiempo conserva su libertad formal y su modernidad.
Por eso, es una buena noticia el lanzamiento de una web ─–www.escriva.org─ que contiene todos los escritos de san Josemaría publicados hasta la fecha, y donde se irán publicando en todas las lenguas en que están disponibles. Los textos vienen iluminados con índices de materias y de referencias a la Sagrada Escritura. La obra completa de san Josemaría está siendo minuciosamente editada por el Instituto Histórico san Josemaría Escrivá de Balaguer. El diseño es limpio, y el uso sencillo, también dirigido a las personas ciegas y a quienes ─en tantas periferias del mundo─ tienen conexión lenta a internet.
«Estas crisis mundiales son crisis de santos», leemos en ‘Camino’. Puede parecer el diagnóstico simple y entusiasta de un cura joven. Pero muchas personas han decidido comprometerse en la solución de los problemas de la humanidad precisamente leyendo aquellas palabras del primer punto del libro: «Que tu vida no sea una vida estéril. —Sé útil. —Deja poso. —Ilumina, con la luminaria de tu fe y de tu amor (…). —Y enciende todos los caminos de la tierra con el fuego de Cristo que llevas en el corazón».
Ignacio Barrera en abc.es
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