OpusDei.es
Mons. Flavio Capucci ha sido el postulador de la Causa de Canonización de San Josemaría. En esta entrevista, relata que cada día el Fundador del Opus Dei continúa prestando su intercesión
Incluimos esta entrevista, coincidiendo con el 111 aniversario del nacimiento de San Josemaría Escrivá, en Barbastro (Huesca).
10 años después de la canonización, ¿San Josemaría continúa haciendo milagros?
Sí, y muchos, gracias a Dios. Por los relatos que nos llegan, vemos que San Josemaría sigue ayudando a la gente en la vida ordinaria: problemas de la vida familiar, situaciones laborales difíciles, pérdida de objetos... en definitiva, las mil y una preocupaciones que cada uno de nosotros encuentra cada día y que, como él nos enseñó, pueden ser ocasión para acudir a la ayuda de un Dios que es Padre.
Qué otras manifestaciones de su influencia en la vida de la Iglesia podría usted mencionar?
Se difunde cada vez más su mensaje espiritual. Sin mencionarlo expresamente, ideas centrales de su enseñanza han entrado a formar parte del patrimonio común de los cristianos. Como ejemplo podemos citar: la vocación universal a la santidad, el trabajo como medio de santificación, la búsqueda de la santidad en las pequeñas acciones de la vida ordinaria o la vocación cristiana como vocación al apostolado. Todo eso ayuda a tomar conciencia que el fiel cristiano corriente es el verdadero protagonista de la nueva evangelización.
¿Puede contar brevemente algún favor posterior al 2002 que le haya sorprendido de modo especial?
Me ha sorprendido siempre la historia de un sacerdote que se encontró con problemas de vocación, hasta que decidió abandonar su ministerio. Un día, vestido de paisano, subió a un autobús y comenzó a conversar con el conductor, al que confió que estaba buscando trabajo. El conductor le dio una estampa de San Josemaría, aconsejándole acudir a su intercesión. Fue un cambio inmediato: al contemplar la cara de San Josemaría, retratado en la estampa, aquel hombre decidió volver a entregar su vida a Dios.
Se han difundido mucho las novenas del trabajo, los enfermos y la familia. ¿Son áreas en las que san Josemaría resulta un intercesor especial? ¿qué tipo de favores son más comunes?
Las novenas se han difundido por todo el mundo. En la página web de san Josemaría se pueden descargar en alemán, castellano, francés, holandés, inglés, italiano, portugués y polaco.
En este tiempo de crisis económica en tantos países de occidente, la Novena del trabajo se difunde de modo creciente. La gente pide a san Josemaría encontrar trabajo, mantenerlo y muchos solicitan su ayuda para realizarlo con perfección y espíritu cristiano.
San Josemaría forma parte de la riqueza de santos de toda la Iglesia. ¿Puede ilustrarnos sobre cómo ha crecido la devoción en nuevos lugares o ambientes? (algún pueblo que le saca en procesión, algún convento que ha puesto una imagen...).
Un ejemplo: en Cañete, Perú, se celebra una procesión con una estatua del fundador del Opus Dei, el día 26 de junio. Otro ejemplo, san Josemaría ocupa una vidriera en el convento de religiosas contemplativas Mother of the Church en Lagos (Nigeria). Hay, también, una imagen en la Catedral de Nueva Delhi. Sé que los libros de san Josemaría hacen un enorme bien a los presos de una cárcel de Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo. Y así, podríamos seguir recorriendo todo el mundo.
Juan Pablo II señaló a San Josemaría como El santo de lo ordinario. ¿Cómo interpretó esa expresión el Postulador, que durante tantos años había investigado en la vida del santo?
Fue el mismo Juan Pablo II quien explicó, en esa misma ocasión, el sentido que había querido dar a esa expresión. He aquí sus palabras: «Estaba pues convencido de que, para el que vive en una óptica de fe, todo es ocasión de un encuentro con Dios, todo se convierte en estímulo para la oración. Vista así, la vida cotidiana revela una grandeza insospechada. La santidad se pone de veras al alcance de todos». Se trata, pues, de un resumen del mensaje espiritual que San Josemaría ha dejado a la Iglesia: todos estamos llamados a la santidad. Y para ser santos no hay que hacer nada extraordinario. Se trata da cumplir con amor las tareas de la vida ordinaria. Todo instante hay que llenarlo de Dios, vivirlo cara a Dios.
Enlace relacionado
Introducción a la serie sobre “Perdón, la reconciliación y la Justicia Restaurativa” |
Aprender a perdonar |
Verdad y libertad |
El Magisterio Pontificio sobre el Rosario y la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae |
El marco moral y el sentido del amor humano |
¿Qué es la Justicia Restaurativa? |
“Combate, cercanía, misión” (6): «Más grande que tu corazón»: Contrición y reconciliación |
Combate, cercanía, misión (5): «No te soltaré hasta que me bendigas»: la oración contemplativa |
Combate, cercanía, misión (4) «No entristezcáis al Espíritu Santo» La tibieza |
Combate, cercanía, misión (3): Todo es nuestro y todo es de Dios |
Combate, cercanía, misión (2): «Se hace camino al andar» |
Combate, cercanía, misión I: «Elige la Vida» |
La intervención estatal, la regulación económica y el poder de policía II |
La intervención estatal, la regulación económica y el poder de policía I |
El trabajo como quicio de la santificación en medio del mundo. Reflexiones antropológicas |