Escrito por Entrevista a José María Contreras Luzón
Nosotros no somos dueños de nuestros sentimientos, pero en cambio sí somos dueños de nuestros amores
-¿Lo fundamental del noviazgo es el amor por el otro?
-En la sociedad actual está muy confusa la palabra amor. Si preguntamos a varias personas por la calle seguramente nos darán contestaciones muy distintas. Es igual que si la gente tuviera confusiones sobre lo que es el dinero, sería complicado hacer un negocio. La sociedad actual, los programas o revistas del corazón la definición que dan de amor es siento-quiero, dejo de sentir-dejo de querer. Por tanto en el momento en que uno deje de sentir lo que siente cuando se enamora, se ha terminado el amor y hay que empezar una nueva relación.
-¿El amor no es sobre todo sentimiento?
-Eso no es verdad, porque los sentimientos amorosos van y vienen a lo largo de una relación. Hay uno que no vuelve, que es el sentimiento de la novedad. Nosotros no somos dueños de nuestros sentimientos, pero en cambio sí somos dueños de nuestros amores. En el amor además del sentimiento tiene que intervenir la inteligencia y la voluntad, la primera para saber lo que hay que hacer para seguir queriendo y la voluntad para hacer eso que nos ha dicho la inteligencia.
-¿Qué es preciso conocer en un noviazgo?
-Fundamentalmente hay que conocer las creencias y el carácter de la otra persona. Se vive con unas creencias, no sólo religiosas, sino de todo tipo. Si consideras la gente que va a los despachos matrimoniales a pedir ayuda un 99% son problemas o de carácter o de creencias y eso en un noviazgo se investiga muy poco normalmente. El hombre tiene dos tipos de amores. Unos son los que no puede perder aunque quiera: a los padres, a los hijos, a la ciudad donde uno ha nacido, incluso al equipo de fútbol, por eso es muy difícil cambiarse. Y hay otro tipo, el amor a Dios, a la pareja y al trabajo, que es donde te juegas la felicidad. Pero estos amores se pueden perder. Su peculiaridad es que al principio sorprenden muchísimo, pero a medida que el tiempo pasa como uno no luche por querer, se va focalizando en lo negativo de esos cariños. Hasta tal punto en que si a alguien le preguntas por las virtudes de su mujer o el marido, te dice, "alguno tendrá"; en cambio si le preguntas por los defectos, le salen de corrido. Y con la religión o el trabajo pasa igual. Esto se supera recibiendo formación para no perder el nivel de motivación.
-¿Y la sexualidad?
-Cuando se han tenido relaciones con una persona, sobre todo si es la primera, eso engancha mucho. Si tu cuando empiezas a salir con una niña o con un chico le dices que le vas a presentar a tus padres diría que no, porque es un compromiso. Si sales con la hermana de tu mejor amigo si tuvieras que dejarla te resultaría más complicado que si no lo fuera. En cambio, se tienen relaciones sexuales con una persona, el sexo une mucho más que todo lo anterior, porque es lo más íntimo y si uno tiene que dejar esa relación cuesta mucho, especialmente a las mujeres, porque maduran antes que los hombres. Esa relación ya se sigue con una posible falta de libertad y eso es peligroso.