En su catequesis durante Audiencia General de hoy, el Santo Padre ha repasado las principales etapas de su reciente viaje apostólico al país asiático
Catequesis del Santo Padre en español
¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!
La semana pasada, desde el martes hasta el jueves, estuve en Kazajistán, amplísimo país de Asia central, con ocasión del séptimo Congreso de los Líderes de las religiones mundiales y tradicionales. Renuevo al señor presidente de la República, y a las otras autoridades de Kazajistán mi gratitud por la cordial acogida que me ha sido reservada y por el generoso empeño profuso en la organización. Así también doy las gracias de corazón a los obispos y a todos los colaboradores por el gran trabajo que han hecho, y sobre todo por la alegría que me han dado por poder encontrarles y verles a todos juntos.
Como decía, el motivo principal del viaje fue participar en el Congreso de los Líderes de las religiones mundiales y tradicionales. Esta iniciativa se lleva adelante desde hace veinte años por las autoridades del país, que se presenta al mundo como lugar de encuentro y de diálogo, en este caso a nivel religioso, y por tanto como protagonista en la promoción de la paz y de la fraternidad humana. Ha sido la séptima edición de este congreso: un país que tiene 30 años de independencia, ha hecho ya 7 ediciones de estos congresos, uno cada tres años. Esto significa poner las religiones en el centro del compromiso para la construcción de un mundo en el que nos escuchamos y nos respetamos en la diversidad. Y esto no es relativismo, no: es escuchar y respetar. Y esto hay que reconocérselo al gobierno kazajo que, tras haberse liberado del yugo del régimen ateo, propone ahora un camino de civilización que mantiene unidos política y religión, sin confundirlas ni separarlas, condenando claramente fundamentalismos y extremismos. Es una posición equilibrada y de unidad.
El Congreso discutió y aprobó la Declaración final, que va en continuidad con la que se firmó en Abu Dabi en febrero de 2019 sobre la fraternidad humana. Me gusta interpretar este paso adelante como fruto de un camino que parte de lejos: pienso naturalmente en el histórico Encuentro interreligioso por la paz convocado por san Juan Pablo II en Asís en 1986, tan criticado por la gente que no tenía clarividencia; pienso en la mirada clarividente de San Juan XXIII y San Pablo VI; y también a la de grandes almas de otras religiones −me limito a recordar a Mahatma Gandhi. ¿Pero cómo no recordar a tantos mártires, hombres y mujeres de todas las edad, lenguas y naciones, que han pagado con la vida la fidelidad al Dios de la paz y de la fraternidad? Lo sabemos: los momentos solemnes son importantes, pero después está el empeño cotidiano, es el testimonio concreto que construye un mundo mejor para todos.
Además del Congreso, este viaje me ha permitido encontrar a las autoridades de Kazajistán y a la Iglesia que viven en esa tierra.
Después de visitar al señor presidente de la República −a quien todavía agradezco su amabilidad -, nos dirigimos en la nueva Sala de Conciertos, donde pude hablar a los gobernantes, a los representantes de la sociedad civil y al cuerpo diplomático. Destaqué la vocación de Kazajistán de ser país del encuentro: en él, de hecho, conviven cerca de ciento cincuenta grupos étnicos y se hablan más de ochenta lenguas. Esta vocación, que se debe a sus características geográficas y a su historia, −esta vocación de ser país de encuentro, de cultura, de lenguas− fue acogida y abrazada como un camino que merece ser animado y sostenido. Como también deseé que pueda proseguir la construcción de una democracia cada vez más madura, capaz de responder efectivamente a las exigencias de toda la sociedad. Es una tarea ardua, que requiere tiempo, pero ya es necesario reconocer que Kazajistán ha hecho elecciones muy positivas, como la de decir “no” a las armas nucleares y la de buenas políticas energéticas y ambientales. Esto ha sido valiente. En un momento de esta trágica guerra, donde algunos piensan en las armas nucleares −una locura− este país ya desde el principio dice “no” a las armas nucleares.
En lo que se refiere a la Iglesia, me ha alegrado mucho encontrar una comunidad de personas contentas, alegres, con entusiasmo. Los católicos son pocos en ese vasto país. Pero esta condición, si es vivida con fe, puede llevar frutos evangélicos: sobre todo la bienaventuranza de la pequeñez, del ser levadura, sal y luz contando únicamente con el Señor y no en alguna forma de relevancia humana. Además, la escasez numérica invita a desarrollar las relaciones con los cristianos de otras confesiones, y también la fraternidad con todos. Por tanto, pequeño rebaño, sí, pero abierto, no cerrado, no defensivo, abierto y confiado en la acción del Espíritu Santo, que sopla libremente donde y como quiere. Hemos recordado también esa parte gris, los mártires: los mártires de ese Pueblo santo de Dios −porque ha sufrido decenios de opresión atea, hasta la liberación hace 30 años− hombres y mujeres que han sufrido tanto por la fe a lo largo del periodo de la persecución. Asesinados, torturados, presos por la fe.
Con este pequeño pero alegre rebaño celebramos la Eucaristía, también en Nursultán, en la plaza de la Expo 2017, rodeada de arquitecturas muy modernas. Era la fiesta de la Santa Cruz. Y esto nos hace reflexionar. En un mundo en el cual progreso y regreso se cruzan, la Cruz de Cristo permanece el ancla de salvación: signo de la esperanza que no decepciona porque está fundada en el amor de Dios, misericordioso y fiel. A Él va nuestro agradecimiento por este viaje, y nuestra oración para que sea rico de frutos para el futuro de Kazajistán y para la vida de la Iglesia peregrina en esa tierra. Gracias.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua francesa, en particular a la delegación del Socorro Católico, Caritas Francia y al grupo de la diócesis de Chalon. Os animo a dar gracias conmigo por el viaje realizado la pasada semana a Kazajistán. Que sea rico en frutos para el futuro de ese País y para la vida de la Iglesia peregrina en esa tierra. Esos momentos solemnes vividos durante el Congreso y los diversos encuentros son importantes; sin embargo, es el esfuerzo diario el que construye un mundo mejor para todos. ¡Dios bendiga vuestras familias y vuestras comunidades!
Saludo a los peregrinos de lengua inglesa presentes en la audiencia de hoy, especialmente a los de Inglaterra, Dinamarca, Noruega, Jerusalén y Estados Unidos de América. En particular, saludo a los nuevos seminaristas del Venerable Colegio Inglés al inicio de su formación sacerdotal aquí en Roma. Sobre cada uno de vosotros y vuestras familias invoco la alegría y la paz del Señor Jesús.
Queridos peregrinos de lengua alemana, durante mi viaje a Kazajistán celebramos la fiesta de la Exaltación de la Cruz. Miremos con confianza la Cruz de nuestro Señor, que nos enseña el amor, la compasión y el perdón y nos anima a abrazar las cruces de nuestra vida. ¡Dios os bendiga!
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española que están en la Plaza. El lema del Viaje apostólico a Kazajistán fue «Mensajeros de la paz y la unidad». Que Cristo resucitado nos conceda la gracia de ser portadores de su paz y constructores de unidad en cada uno de nuestros ambientes. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.
Dirijo un cordial saludo a los peregrinos de lengua portuguesa, en particular a los que vienen de Brasil —el grupo de magistrados, la asociación Regina Fidei y la organización Nossa Senhora da Estrada— invitando a todos a permanecer fieles a Cristo Jesús. Él nos reta a salir de nuestro pequeño y estrecho mundo hacia el Reino de Dios y la verdadera libertad. Que el Espíritu Santo os ilumine para que podáis llevar la Bendición de Dios a todos los hombres. Que la Virgen Madre vele sobre vuestro camino y os proteja.
Saludo a los fieles de lengua árabe. Ser pequeño rebaño en un país vasto no debe asustarnos, sino más bien invitarnos a vivir esa realidad con fe, para que seamos levadura, sal y luz para los demás, y confiados en la acción del Espíritu Santo, que sopla libremente donde y como quiere. ¡El Señor os bendiga y os proteja siempre de todo mal!
Saludo cordialmente a los polacos. Os agradezco el regalo de la oración con la que me habéis acompañado durante mi viaje a Kazajistán. Saludo en particular a los participantes en las celebraciones del 40° aniversario de la Fundación Juan Pablo II, instituida por mi mismo Predecesor. Agradezco vuestra presencia y os animo a difundir en el mundo su herencia espiritual, imitando su santidad de vida. Dios os bendiga.
Saludo con alegría a los peregrinos croatas, en particular a los fieles del Ordinariato militar en Croacia: miembros del Ministerio de Defensa, del Ministerio del Interior y del Ministerio de los Veteranos de guerra, así como a los Bomberos, junto a sus familias, acompañados por el Obispo Ordinario militar y los sacerdotes. Queridos amigos, la peregrinación que estáis haciendo con motivo del 25º aniversario del Ordinariato militar, os dé una renovada esperanza y la alegría de la fe, para que podáis continuar ofreciendo la preciosa contribución de vuestro trabajo en la sociedad donde vivís. Que la intercesión de la Virgen María os acompañe siempre en vuestro camino. A todos mi bendición. ¡Alabados sean Jesús y María!
Dirijo una cordial bienvenida a los fieles de lengua eslovaca. En particular saludo a los grupos parroquiales y a los participantes en el 16º peregrinaje del Ordinariato de las fuerzas armadas y de los cuerpos armados de la República Eslovaca, guiados por Monseñor František Rábek. Hermanos y hermanas, hoy celebramos la fiesta de San Mateo, Apóstolo y Evangelista. Que su generosa respuesta a la llamada de Cristo ilumine vuestra vida cristiana. Con esos deseos os bendigo a vosotros y a vuestras familias en la Patria. ¡Sea alabado Jesucristo!
Dirijo una cordial bienvenida a los peregrinos de lengua italiana. En particular, saludo a los participantes en el curso promovido por la Universidad de la Santa Cruz, así como a los Misioneros de la caridad contemplativos y a las Hijas de Nuestra Señora del Sagrado Corazón que celebran sus respectivos Capítulos generales.
Mi pensamiento finalmente va, como de costumbre, a los jóvenes, enfermos, ancianos y recién casados, que son muchos, ¡es bonito casarse! La fiesta del Evangelista San Mateo, que la Iglesia Universal celebra hoy, me da la oportunidad para animar a todos a ponerse en la escuela del Evangelio. Encontraréis en las palabras de Cristo la luz y el apoyo para vuestro camino. Gracias.
Hoy, se celebra la Jornada Mundial del Alzheimer, una enfermedad que afecta a muchas personas las cuales, a causa de esta patología, a menudo son colocadas en los márgenes de la sociedad. Recemos por los enfermos de Alzheimer, por sus familias y por aquellos que les cuidan amorosamente, para que cada vez sean más sostenidos y ayudados. También asocio en oración a los hombres y mujeres hemodializados diálisis y trasplante, aquí reunidos con una representación.
* * *
Y también quisiera señalar la terrible situación de la martirizada Ucrania. El cardenal Krajewski fue ahí por cuarta vez. Ayer me llamó por teléfono, él está pasando tiempo allí, ayudando en la zona de Odessa, mostrando mucha cercanía. Me ha hablado del dolor de este pueblo, las acciones salvajes, las monstruosidades, los cadáveres torturados que encuentran. Unámonos a este pueblo tan noble y mártir.
Fuente: vatican.va / romereports.com
Traducción de Luis Montoya
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