ZENIT.org (Entrevista de H. Sergio Mora)
Cosméticos realizados con embriofetales; una eutanasia larvada que se va instalando por acción-omisión más que por legislación; una cultura que ve al paciente como un pozo de petróleo. Sin olvidar la problemática de la vida desde la concepción, y no solamente de los embriones que ya tienen forma humana
Son algunos de los temas que aborda José María Simón, presidente de la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas (FIAMC), quien ha hablado de estas cuestiones en entrevista exclusiva a ZENIT.
Doctor Simón, iniciemos por entender qué es la Federación Internacional de Asociaciones de Médicos Católicos
Es una vieja institución de derecho pontificio de la Iglesia que tiene como función formar al médico, al estudiante de medicina en temas de moral médica. También realizamos acciones de cooperación especialmente en temas de maternidad; damos formación a fundamentalmente médicos si bien también a otro personal sanitario. Trabajamos en los países en que más podemos o en las organizaciones internacionales para que nuestra visión cristiana de la medicina sea más entendida y mejor aceptada.
¿Existen hoy nuevos retos para la medicina?
Sí, hay nuevos retos pero siempre alrededor de lo mismo. Por una parte no ver al otro como una fuente de ingreso, esto es importantísimo aunque se habla poco. Y luego la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural y la transmisión de esa vida y el respeto también por el cadáver o por el embrión muerto espontáneamente es un símbolo de la persona, y no se puede ser tirado de cualquier manera.
Qué les preocupa hoy a los médicos católicos?
Nos preocupa que se utilicen tejidos embriofetales para cosméticos, eso existe, y obtener las pruebas cuesta mucho. Cuando uno acusa a una compañía concreta se defienden muy bien, con abogados y periodistas, por lo que es muy difícil hacer acusaciones concretas. Pero el hecho está allí, y eso nos preocupa y debe ser combatido.
¿Y esperanzas concretas?
Vemos también con una gran ilusión esta Carta de los Agentes Sanitarios, como un código deontológico que sería la segunda versión que está preparando el Consejo de Pastoral de la Salud de acuerdo con la Doctrina de la Fe. La primera tuvo mucha calidad y la segunda simplemente es una actualización a las cosas nuevas que tiene la medicina.
Nos habló recién de la muerte natural y respeto de la vida
A partir de aquí tenemos el problema de la eutanasia que parece ser que no va a ir tanto por leyes sino por hechos consumados. Actualmente se está practicando en muchos países una eutanasia de acción omisión. Alguien decide, o una familia o un oncólogo que alguien ha terminado su vida, que su vida ya no vale la pena, le ponen algo de hidratación, lo sedan y se muere.
¿Se fuerza la muerte?
A veces se fuerza innecesariamente. Es importante entender que la misión del médico es eliminar la angustia, el dolor, el sufrimiento, y hay que hacerlo. Pero no se debe adelantar el proceso de la muerte. En este sentido la definición de eutanasia del Catecismo de la Iglesia es muy buena: “Acción u omisión que por ella misma o en la intención causa la muerte para evitar un sufrimiento”.
Por desgracia está entrando sin leyes, aunque también las hay, porque la cultura de la muerte se desarrolla a diversos niveles, judicial, legislativo, medios de comunicación, hechos consumados, cultura, incluso arte.
Aquí entretanto no se trata de una cuestión sólo religiosa
Hay muchos médicos en el mundo que respetan la vida humana, pueden ser católicos o no, entretanto ellos también necesitan argumentos, apoyo, reunirse, esto es importantísimo.
¿Y estos argumentos dónde los encuentran?
Tenemos buenos recursos en nuestro portal de internet, con subportales, con las declaraciones públicas que hacemos en nuestros congresos que los sabemos organizar muy bien. Allí se trabaja con publicaciones científicas, se presentan los avances, se hace ciencia, relaciones sociales, entramos en contacto con los medios de comunicación. Con los médicos católicos rezamos, hay también ecumenismo y una formación en tema de moral médica. Del congreso se aprovecha todo, incluso los ratos libres en los que se puede consultar a un colega, y entender cómo se piensa en un país o en otro.
¿Hoy cómo se ve el encarnizamiento terapéutico?
Esto es algo que se veía más antes que ahora. Se lucha y toda la medicina está de acuerdo, la oficial, secular, los médicos católicos, la Iglesia, en otras Iglesias, que debe ser combatido y que es un abuso. Porque a veces algunos diagnósticos o terapias para los pacientes son desproporcionados para los resultados que se pueden esperar.
¿Y por lo que se refiere a la transmisión de la vida?
Nos preocupa también la transmisión de la vida. La encíclica Humanae Vitae es muy buena doctrina, resuelve muchos problemas. Quien respeta la Humanae Vitae respeta a su mujer y le es fiel, no mata a sus hijos en el aborto, no engendra in vitro sino que procrea naturalmente, respeta el embrión aunque muera naturalmente.
¿O sea que la Humanae Vitae tuvo visión de futuro?
Muchísima, es profética. La FIAMC, en su página web, buscando Humanae Vitae, está nuestro documento. Y estamos preparando un segundo documento en el que también nos ayuda un luterano y espero que el año que viene en el aniversario de la publicación de la carta apostólica Mulieris Dignitatem podremos difundir este documento científico de apoyo a la Humanae Vitae.
¿Qué aportó la FIAMC al Sínodo?
La FIAMC recibió mucho más de lo que aportó. Pudimos dirigirnos a la plenaria del sínodo y hablar con los obispos uno a uno y los auditores. Preguntando por las asociaciones de médicos católicos en los diversos países y darnos a conocer. Aunque el sínodo fuera solo para rezar y verse ya hubiera sido útil. El sínodo le da al Santo Padre una serie de documentos para que haga una exhortación, pero el sínodo en sí es útil. Además el privilegio de estar trabajando con el Santo Padre.
La defensa de la vida no es sólo porque uno es católico.
Es compartida no solo a nivel ecuménico, sino también interreligioso y hasta por ateos. Es de todos, está en el derecho natural. Hay muchas cosas que todo el mundo entiende, matar a otro especialmente si es inocente lo entienden todos.
Hoy sobre el aborto hay más claridad aunque siguen haciéndolos
El aborto es algo que tenemos muy estudiado. Por desgracia entra algo del diablo y por lo tanto no se va a resolver sólo con medidas legislativas o con argumentos, es algo que necesita un apoyo de lo Alto. Porque por algún motivo gente muy inteligente que admite que hay un ser humano en marcha incluso constituido acepta que se le pueda eliminar por causas diversas.
Hoy la ciencia demuestra claramente que se suprime una vida humana.
Más que nunca se sabe que desde el momento de la concepción hay un ser que es distinto del padre y de la madre, que va a desarrollarse de una forma coordinada, gradual, progresiva, que necesita combustible y por ello se implanta en el útero de la madre, saca combustible para seguir creciendo y es uno de nosotros.
¿Con los embriones quizás hay menos conciencia en el gran público?
Incluso con los embriones —que tienen forma visible humana— hay poca conciencia, pero creo que la conciencia está ofuscada por el mal.
¿Tienen forma humana también los criogenizados?
Tienen forma humana en su genética, en su ADN, expresándose: eso es un ser humano. Esa conciencia, insisto, está ofuscada por el mal, cualquier ser humano puede entender que es un ser humano ese embrión microscópico.
¿Sobre la próxima declaración de Viena, cuál es el temor?
Tenemos varios frentes, estamos interesados en la próxima declaración de Viena sobre la medicina que será el año que viene, veremos cómo acaba. El temor es que el juramento hipocrático —que no es perfecto pero está muy bien, no es perfecto porque alude a unos dioses que no sé quiénes son. Pero por lo que se refiere a la medicina está muy bien—, vaya a ser cambiado oficialmente.
¿Cuál es la clave para tratar a los pacientes?
En el fondo es tratar mejor a la gente con gran competencia profesional viendo a la otra persona como un hermano, un hijo o un padre, nunca verlo como un pozo de petróleo.
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