Tras 11 días en el hospital para una operación quirúrgica programada
La mañana del miércoles, informó el Director de la Sala de Prensa vaticana, hacia las 10:30 el Papa se despidió del Policlínico Gemelli y regresó a Casa Santa Marta, pasando antes a rezar en Santa María Mayor para dar gracias por el “feliz resultado de su operación” y encomendar a todos los enfermos que ha encontrado estos días.
La estancia y la operación
La paréntesis hospitalaria, seguida con gran resalte mediático en sus momentos finales, comenzó en sordina tras el Ángelus del 4 de julio, que Francisco rezó normalmente a mediodía. Esa tarde llegó la noticia de que el Pontífice dejó Casa Santa Marta e ingresó en el Policlínico Gemelli para una “intervención quirúrgica programada”. Y habrá que esperar casi a media noche para saber que Francisco “ha reaccionado bien” a la operación debida a una “estenosis diverticular del sigma”.
El cariño del mundo
Inicia así una semana en que los ojos del mundo se trasladan desde la Plaza de San Pedro al décimo piso del Gemelli. Llueven en seguida las muestras de apoyo, desde lo más alto de las instituciones hasta lo más bajo, literalmente, de las muchedumbres pequeñas y menos pequeñas que empiezan a reunirse fuera del Policlínico, con la mirada hacia arriba por curiosidad o simplemente para acompañar con una oración allá donde saben que Francisco está convaleciente. Entre los primeros mensajes de pronta recuperación están el Patriarca Bartolomé I y el Imán de al-Azhar Al Tayyeb. Pero de todas latitudes, especialmente por las redes sociales, llegan mensajes cargados de cariño. Entre los más simpáticos, los dibujos de los niños ingresados en Oncología pediátrica, justo frente a la habitación del Papa, quien la tarde del lunes fue a visitarlos y a bendecirlos junto a sus familias y al personal sanitario.
Cercano a los enfermos
Los días de su hospitalización se iban informando con los boletines de mediodía, desde el principio tranquilizadores, con el Papa que fue descrito despierto y en buenas condiciones ya tras la intervención y luego en constante recuperación hasta el completo post-operatorio del lunes pasado, cuando se dice que a la prevista semana de estancia se ha querido añadir algún otro día necesario para completar la terapia médica. Así, a medida que disminuye la preocupación por el estado de salud, la presencia de Francesco en el Gemelli se transforma gradualmente en una nueva oportunidad para mostrar su cercanía a los enfermos.
Ángelus desde el Gemelli
El punto culminante fue el pasado domingo, con el Ángelus rezado desde el balcón del décimo piso y la multitud abajo, feliz de ver al Papa en buen estado de salud y de escuchar, entre otros, su llamada a “un buen servicio de salud, accesible a todos”. Nadie, desde los niños enfermos hasta los ancianos, “debe ser dejado solo”, sino que cada uno “pueda recibir la unción de la escucha, la cercanía, la ternura y el cuidado”.