El 1 de julio el Papa Francisco ha convocado una jornada de reflexión y oración por el Líbano, con la participación de los principales líderes de las comunidades cristianas presentes en el país
Giovanni Tridente, en omnesmag.com/
El “País de los Cedros” sigue siendo el centro de atención de la Iglesia universal y, en particular, del Obispo de Roma. El 1 de julio, de hecho, el Papa organizará en el Vaticano una jornada de reflexión y oración por el Líbano, con la participación de los principales líderes de las comunidades cristianas presentes en el país. El acto se titula “Juntos por el Líbano” y tiene como lema el pasaje de Jeremías 29:11: “El Señor Dios tiene planes de paz”.
Justo el pasado 8 de septiembre, un mes después de la violenta explosión ocurrida en la zona del puerto de Beirut en la que perdieron la vida más de doscientas personas, provocando unos 300 mil desplazados, el Papa Francisco envió a su representante en el lugar, el cardenal secretario de Estado Pietro Parolin para una jornada universal de oración y ayuno por el Líbano.
Él mismo la había convocado al final de la Audiencia General del miércoles anterior, como un gesto de cercanía y solidaridad, pero también como una presencia concreta para “acompañar a la población” especialmente probada. En esa ocasión, el Santo Padre hizo suyas las palabras que San Juan Pablo II escribió en la Carta Apostólica “Una nueva esperanza para el Líbano”, enviada a la Iglesia libanesa en septiembre de 1989: “Ante los repetidos dramas, que cada uno de los habitantes de esta tierra conoce, tomamos conciencia del extremo peligro que amenaza la existencia misma del país. El Líbano no puede ser abandonado en su soledad”.
Luego añadió: “Animo a todos los libaneses a seguir esperando y a encontrar la fuerza y la energía necesarias para volver a empezar. Pido a los políticos y a los líderes religiosos que se comprometan con sinceridad y transparencia en la labor de reconstrucción, dejando de lado los intereses partidistas y mirando al bien común y al futuro de la nación”.
Hoy, nueve meses después de la visita de Parolin a la catedral maronita de San Jorge para el encuentro con los líderes religiosos, la cita se renueva directamente en el Vaticano.
Los responsables de las respectivas Iglesias y Comunidades Eclesiales del Líbano se reunirán en Roma, llevando “el grito de un pueblo”, como subrayó el cardenal Leonardo Sandri, Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, en la rueda de prensa de presentación de la iniciativa.
El programa incluye un primer encuentro con el Santo Padre en la mañana del 1 de julio, directamente en la Casa Santa Marta, donde los distintos representantes religiosos serán huéspedes desde el 30 de junio. A continuación, el paso a la Basílica de San Pedro para un breve momento de oración en la tumba del Apóstol.
En tres momentos distintos del día, habrá sesiones de trabajo, cada una de ellas introducida por un ponente, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico. La mesa de reunión será redonda y en ella se sentarán, además del Santo Padre, el Nuncio Apostólico en el Líbano, Mons. Joseph Spiteri, que actuará como moderador, y los diez jefes de las comunidades cristianas.
En el lado católico, el Patriarca Maronita Card. Bechara Boutros Raï, el patriarca siro-católico Ignace Youssef III Younan, el patriarca melquita Youssef Absi, el obispo caldeo Michel Kassarj y el vicario apostólico latino Monseñor Cesar Essayan.
Las Iglesias no católicas presentes serán, en cambio, los griegos ortodoxos del Patriarcado de Antioquía, de tradición bizantina, dirigidos por el Patriarca Youhanna X Yazigi; el Catolicosado de la Iglesia Apostólica Armenia de Cilicia, dirigido por el Catolicós Aram I; la Iglesia Ortodoxa Siria, encabezada desde 2014 por el Patriarca Ignatius Aphrem II; y el Consejo Supremo de la Comunidad Evangélica, representado por su Presidente Joseph Kassabhas.
Al final de la jornada está prevista una oración de clausura en la Basílica de San Pedro, en presencia del Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede y abierta a las comunidades religiosas libanesas y a los fieles laicos presentes en Roma. Algunos jóvenes entregarán a los líderes cristianos una lámpara encendida en señal de paz, que luego se colocará en un candelabro. Las palabras de clausura estarán a cargo del Papa Francisco, quien también donará a los presentes como recuerdo un azulejo con el logotipo de la jornada.
En cuanto al logotipo, en el centro aparece la figura de la Virgen venerada en la colina de Harissa con el título de “Nuestra Señora del Líbano” con las manos abiertas hacia el mar Mediterráneo y la capital Beirut, como signo de acogida de las esperanzas no sólo de los cristianos maronitas sino también de los ortodoxos y musulmanes.
La composición también muestra el cedro libanés estilizado, el color rojo de la bandera libanesa también como recuerdo de la sangre derramada por la unidad del pueblo, y el sol, como símbolo de esperanza hacia un amanecer de paz para todos.
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