Durante la Audiencia general de hoy, el Papa ha centrado su catequesis en los conflictos que atravesaban las comunidades cristianas de aquella época
Catequesis del Santo Padre en español
Nos adentramos poco a poco en la Carta a los Gálatas. Hemos visto que estos cristianos se encuentran en conflicto sobre cómo vivir la fe. El apóstol Pablo empieza a escribir su Carta recordándoles las relaciones pasadas, la pena por la distancia y el amor inmutable que tiene por cada uno de ellos. Pero no deja de señalar su preocupación para que los gálatas sigan el camino correcto: es la preocupación de un padre, que engendró las comunidades en la fe. Su intención es muy clara: es necesario reafirmar la novedad del Evangelio, que los gálatas han recibido de su predicación, para construir la verdadera identidad en la que fundar su existencia. Y ese es el principio: reafirmar la novedad del Evangelio que los gálatas recibieron del Apóstol.
Descubrimos en seguida que Pablo es un profundo conocedor del misterio del Cristo. Desde el principio de su Carta no sigue los bajos argumentos de sus detractores. El apóstol “vuela alto” y nos indica también a nosotros cómo comportarnos cuando se crean conflictos dentro de la comunidad. De hecho, solo hacia el final de Carta, se aclara que el núcleo de la controversia suscitada es el de la circuncisión, por tanto, de la principal tradición judía. Pablo elige el camino de ir más al fondo, porque lo que está en juego es la verdad del Evangelio y la libertad de los cristianos, que es parte integrante del mismo. No se queda en la superficie de los problemas, de los conflictos, como a menudo tenemos la tentación de hacer nosotros para encontrar en seguida una solución que aparente poner a todos de acuerdo con un compromiso. Pablo ama a Jesús y sabe que Jesús no es un hombre-Dios de acuerdos. No funciona así con el Evangelio y el Apóstol elige el camino más arduo. Escribe así: «Porque ¿busco yo ahora el favor de los hombres o el de Dios?». No trata de hacer las paces con todos. Y continúa: «¿O es que intento agradar a los hombres? Si todavía tratara de agradar a los hombres, ya no sería siervo de Cristo» (Gal 1,10).
En primer lugar, Pablo siente el deber de recordar a los gálatas que es un verdadero apóstol no por mérito propio, sino por la llamada de Dios. Él mismo cuenta la historia de su vocación y conversión, conforme a la aparición de Cristo Resucitado durante el viaje a Damasco (cfr. Hch 9,1-9). Es interesante observar lo que afirma de su vida anterior a este suceso: «perseguía con saña a la Iglesia de Dios y la combatía, y aventajaba en el judaísmo a muchos contemporáneos de mi raza, por ser extremadamente celoso de las tradiciones de mis padres» (Gal 1,13-14). Pablo se atreve a afirmar que superaba a todos en el judaísmo, que era un auténtico fariseo celoso: «en lo que se refiere a la justicia de la Ley, llegué a ser irreprochable» (Fil 3,6). En dos ocasiones destaca que fue defensor de las «tradiciones de los padres» y un «convencido defensor de la ley». Esa es la historia de Pablo.
Por un lado, insiste al subrayar que persiguió ferozmente a la Iglesia y que fue un «blasfemo, perseguidor e insolente» (1Tm 1,13): no escatima adjetivos, él mismo se califica así; por otro lado, muestra la misericordia de Dios con él, que le lleva a vivir una transformación radical, bien conocida por todos. Escribe: «No me conocían personalmente las iglesias de Cristo que había en Judea. Solamente habían oído decir: “El que antes nos perseguía, predica ahora la fe que en otro tiempo combatía”» (Gal 1,22-23). Se ha convertido, ha cambiado, transformó su corazón. Pablo muestra así la verdad de su vocación a través del impresionante contraste que se había creado en su vida: de perseguidor de cristianos porque no observaban las tradiciones y la ley, fue llamado a convertirse en apóstol para anunciar el Evangelio de Jesucristo. Pero vemos que Pablo es libre: es libre para anunciar el Evangelio y es libre también para confesar sus pecados. “Yo era así”: es la verdad que da la libertad del corazón, es la libertad de Dios.
Pensando en su historia, Pablo se llena de admiración y reconocimiento. Es como si quisiera decir a los gálatas que podría haber sido de todo menos apóstol. Fue educado desde niño para ser un irreprochable observador de la ley mosaica, y las circunstancias le llevaron a combatir a los discípulos de Cristo. Sin embargo, sucedió algo inesperado: Dios, con su gracia, le reveló a su Hijo muerto y resucitado, para que él se convirtiera en anunciador en medio de los paganos (cfr. Gal 1,15-6).
¡Los caminos del Señor son inescrutables! Lo tocamos cada día, pero sobre todo si pensamos en los momentos en que el Señor nos llamó. Nunca debemos olvidar el tiempo y el modo en que Dios entró en nuestra vida: mantened fijo en el corazón y en la mente ese encuentro con la gracia, cuando Dios cambió nuestra existencia. Cuántas veces, ante las grandes obras del Señor, surge de forma espontánea la pregunta: ¿cómo es posible que Dios se sirva de un pecador, de una persona frágil y débil, para realizar su voluntad? Sin embargo, no hay nada casual, porque todo fue preparado en el plan de Dios. Él teje nuestra historia, la de cada uno: teje nuestra historia y, si correspondemos con confianza a su plan de salvación, nos daremos cuenta. La llamada comporta siempre una misión a la que estamos destinados; por eso se nos pide prepararnos con seriedad, sabiendo que es Dios mismo quien nos envía, Dios mismo quien nos sostiene con su gracia. Hermanos y hermanas, dejémonos llevar por esa conciencia: el primado de la gracia transforma la existencia y la hace digna de ser puesta al servicio del Evangelio. El primado de la gracia cubre todos los pecados, cambia los corazones, cambia la vida, nos hace ver nuevos caminos. ¡No olvidemos esto!
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua francesa. Al inicio de este periodo de descanso y vacaciones, tomemos tiempo para examinar nuestra vida y ver las huellas de la presencia de Dios que no cesa de guiarnos. ¡Buen verano a todos y que Dios os bendiga!
Dirijo un cordial saludo a los fieles de lengua inglesa. Espero que las próximas vacaciones veraniegas sean un momento de descanso y renovación espiritual para vosotros y vuestras familias. Sobre todos invoco la alegría y la paz del Señor. ¡Dios os bendiga!
Queridos hermanos y hermanas de lengua alemana, hoy celebramos la fiesta de los primeros mártires de la Iglesia Romana, que dieron testimonio de la fe cristiana con la entrega de su vida. Que el Señor nos conceda también a nosotros la gracia de sostener con valentía y firmeza la fe que nos transmitieron los apóstoles y los santos.
Saludo cordialmente a los fieles de lengua española, son bastantes hoy aquí. Saludo al arzobispo de Oviedo con sus seminaristas. Pidamos al Señor que nos ayude a tener presente su paso en nuestra vida y a responder con disponibilidad y confianza a la vocación recibida, sabiendo que es Él mismo quien que nos llama, nos sostiene con su gracia y nos envía a los hermanos. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.
Saludo a los fieles de lengua portuguesa y encomiendo a la Virgen María vuestros corazones y vuestros pasos. Os animo a apostar por los grandes ideales del servicio, que ensanchan el corazón y hacen fructificar vuestros talentos. ¡Con gusto os bendigo a vosotros y a vuestros seres queridos!
Saludo a los fieles de lengua árabe. Queridos chicos, jóvenes y estudiantes que habéis terminado el año académico y que en estos días habéis iniciado las vacaciones de verano, os invito, a través de las actividades estivales, a continuar la oración y a imitar las cualidades del joven Jesús y a difundir Su luz y Su paz. ¡Que el Señor os bendiga a todos y os proteja siempre de todo mal!
Saludo cordialmente a todos los polacos y en concreto a las Monjas de la Congregación de Santa Isabel. Ayer celebramos la Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo. Testigos fieles del Evangelio, hasta la muerte, son un ejemplo elocuente de cómo la gracia de Dios puede actuar en la vida humana y en la historia de la Iglesia. Espero para todos que el reposo estivo sea un tiempo privilegiado para volver a descubrir la presencia de grandes obras del Señor en vuestra vida. ¡Os bendigo de corazón!
Saludo con afecto a los fieles eslovacos, particularmente a los participantes en la Peregrinación de acción de gracias de la Eparquía de Košice, que celebra el 350° aniversario del llanto milagroso de la imagen de la Virgen de Klokočov, presididos por su ordinario el Arzobispo Mons. Cyril Vasiľ. Hermanos y hermanas, que esta celebración de la Madre de Dios renueve en vuestro pueblo la fe y el sentido vivo de su intercesión en vuestro camino. Os bendigo de corazón a todos y a vuestros seres queridos en la Patria. Sláva Isusu Christu!
Dirijo una cordial bienvenida a los peregrinos de lengua italiana. En particular, saludo a los chicos de la Profesión de Fe de las parroquias de Montesolaro, Carimate y Novedrate. Espero que el periodo estivo sea ocasión para profundizar la propia relación con Dios y seguirlo más libremente por el sendero de Sus mandamientos.
Aquí, en el Vaticano, hay mucha variedad de gente que trabaja: sacerdotes, cardenales, monjas, muchos laicos, tantos; y hoy yo quisiera detenerme para agradecer a un laico, que hoy se jubila, Renzo Cestiè. Empezó a trabajar con 14 años, venía en bicicleta. Hoy es el chófer del Papa: hizo todo eso. ¡Un aplauso a Renzo y a su fidelidad! Es una de esas personas que saca adelante la Iglesia con su trabajo, con su bondad y con su oración. Se lo agradezco mucho y también aprovecho la oportunidad para dar las gracias a todos los laicos que trabajan con nosotros en el Vaticano.
Mi pensamiento va finalmente, como de costumbre, a los ancianos, jóvenes, enfermos y recién casados. Ayer celebramos la solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo: que el ejemplo y la constante protección de estas columnas de la Iglesia os sostengan a cada uno en el esfuerzo de seguir a Cristo. A todos mi Bendición.
Fuente: vatican.va / romereports.com
Traducción de Luis Montoya
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