Los cuidados paliativos no son un derecho para todos. Depende de en qué comunidad autónoma residamos cuando nos encontremos al final de la vida para que tengamos derecho o no a una atención de calidad
En diciembre de 2016, fue presentado por el Grupo Parlamentario Ciudadanos el Proyecto de Ley de derechos y garantías de la dignidad de la persona ante el proceso final de vida. En mayo de 2018, fue presentada por el Grupo Parlamentario Socialista la Proposición de Ley Orgánica de regulación de la eutanasia.En 2021 tendremos una ley de eutanasia, pero aún estaremos sin una ley nacional para que las personas sean cuidadas con derechos y garantías al final de sus vidas.
Ante esta desidia nacional para otorgar estos derechos a todos los ciudadanos españoles, comenzaron en 2010 algunas comunidades autónomas a elaborar y aprobar sus propias leyes autonómicas para satisfacer las necesidades de sus ciudadanos, otorgándoles así el derecho a ser cuidados y garantizar su dignidad en el proceso de morir. Hasta ahora, son nueve las comunidades autónomas que han sido conscientes de que no bastaba con reconocer la existencia de muchos ciudadanos que necesitaban y continúan necesitando una atención específica para evitar su sufrimiento en el último trance de su vida; han sido coherentes con estas necesidades y han querido otorgarles el derecho a ser cuidados con calidad, poniendo a su disposición recursos asistenciales adecuados y competentes, orientados a cuidar cuando no es posible curar.
Pero aún, ser cuidado no es un derecho para todos. ¿Por qué esto sigue siendo así? Va a depender de en qué comunidad autónoma residamos cuando nos encontremos al final de la vida para que tengamos derecho o no a una atención de calidad. Si en esa etapa tan difícil de nuestra vida para nosotros y para nuestras familias estamos residiendo en una de las ocho comunidades autónomas que aún no disponen de una ley para garantizar esta atención, dependeremos de la actitud compasiva de los profesionales que nos atiendan con sus conocimientos profesionales y su compromiso deontológico para evitar que suframos mientras llega nuestra muerte.
Tal vez, si lo ilustro con situaciones concretas y reales, lo entiendan mejor. ¿Qué derechos tiene Juan Manuel, enfermo en fase terminal por un cáncer de páncreas que se encuentre residiendo en una comunidad autónoma de las que tienen aprobada una ley de garantía de los derechos y de la dignidad de las personas en el proceso final de su vida? Por ejemplo, en la ley de la Comunidad Autónoma del País Vasco, en su artículo 12, se garantiza «el derecho de las personas a recibir cuidados paliativos integrales y a elegir el lugar donde desean recibirlos». Este derecho no lo tiene garantizado Maribel, que padece una insuficiencia cardiaca refractaria en fase terminal y que se encuentra residiendo en una de las ocho comunidades autónomas que no tienen aún aprobada una ley de garantía de los derechos y de la dignidad de las personas en el proceso final de su vida.
Esto demuestra una falta de equidad en la garantía de unos cuidados paliativos entre unas comunidades autónomas y otras. Mientras exista esta inequidad en nuestro Sistema Nacional de Salud, se habrán secuestrado unos derechos a una parte muy importante de los ciudadanos españoles.
Objetivo prioritario
¿Tener una ley de eutanasia antes que una ley de cuidados paliativos se puede considerar coherencia política para un país como España, que se considera un país avanzado? Me temo que no. El Atlas de Cuidados Paliativos Europa 2019, coordinado por la Universidad de Navarra, muestra unos datos referentes a la situación de los cuidados paliativos en España con los que nos dan un toque de atención para que nos pongamos las pilas: nos hemos estancado en los servicios de cuidados paliativos, colocándonos en la cola de Europa. Hemos quedado en ridículo ante Europa por nuestro nivel en los cuidados a las personas que sufren en torno al final de la vida. Pero no se trata de «quedar bien», se trata de hacer bien las cosas para que los españoles puedan considerarse bien cuidados cuando más lo necesitan, al final de sus vidas.
La universalización de los cuidados paliativos debiera ser un objetivo prioritario para un país que dice preocuparse de los ciudadanos más frágiles. Aún estamos muy lejos de cuidar a nuestros enfermos incurables de manera homogénea y equitativa. Este sí debe ser un verdadero reto de un país avanzado y con vocación de progreso.