El viaje apostólico a Irak, tierra de fe milenaria ligada a la memoria de Abraham, profeta de cristianos, musulmanes y judíos, bañada mil veces en sangre y dolor, ha sido deseado fervientemente por el Papa
La expresión de Jesús, “Sois todos hermanos”, extraída de un versículo del Evangelio de san Mateo (Mt 23, 8), fue elegida como lema oficial de la visita del Papa Francisco a Irak, programada del 5 al 8 de marzo. Estas palabras de Jesús, escritas en árabe, enmarcan el logo de la visita, dado a conocer por el Patriarcado caldeo en Bagdad a mediados de enero, y reflejan el sustrato de fondo de la visita papal.
En el logo, sobre fondo blanco, aparece la foto del Papa saludando, junto al dibujo del mapa de Irak, atravesado por los ríos Tigris y Éufrates. La imagen de una palmera y una paloma blanca junto a las banderas de la República de Irak y del Vaticano, que lleva la rama de olivo, símbolo de la paz, completan el simbolismo del logo, que se refiere intencionalmente al título de la última encíclica del Papa Francisco, “Hermanos todos” (Fratelli tutti).
En su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz del 1 de enero de este año, el Santo Padre Francisco recordó que “2020 fue un año difícil para todos, especialmente debido a las repercusiones de la pandemia y los conflictos”, y más adelante mencionó expresamente a Irak: “En este día les pido que recen para que la paz llegue a los corazones de los hombres en Irak, en Medio Oriente y en todo el mundo, y los muros del odio y la violencia caigan para siempre”.
Con ocasión de este mensaje, el Patriarca católico caldeo de Bagdad y presidente de la Conferencia Episcopal Iraquí, cardenal Louis Raphael Sako, pidió expresamente: “Oren por el éxito de la visita del Papa Francisco a nuestro país, para que en ella Irak pueda encontrar la fuerza necesaria para ser una nación nueva, distinta a la que era antes”, y para que “los muros del odio y la violencia caigan para siempre”.
Además, el Patriarca caldeo, en un mensaje dirigido “a los cristianos y a todos los Iraquíes”, había manifestado el deseo de que la anunciada visita apostólica del Papa Francisco a Irak sea para los iraquíes bautizados y para todo Oriente Medio una oportunidad providencial para hacer una “peregrinación” de conversión y un “retorno a nuestras primeras fuentes”, y anunciar con más entusiasmo la salvación prometida en el Evangelio, en beneficio de todos, informó la agencia Fides.
Al explicar el contexto de este viaje apostólico, algunos observadores recuerdan que san Juan Pablo II deseó visitar Irak en diciembre de 1999. La visita a Ur de los Caldeos iba a ser la primera etapa de su peregrinación jubilar para el año 2000. Pero no pudo efectuarse, porque el presidente Saddam Hussein decidió posponerlo. “Conscientes de su vínculo inseparable con el antiguo pueblo de la Alianza, los cristianos reconocen en Abraham al ‘padre en la fe’ por antonomasia, y se alegran de imitar su ejemplo, siguiendo sus huellas”, manifestó san Juan Pablo II en la audiencia general del 16 de febrero de 2000. Tras realizar algunas consideraciones, añadió: “En nombre de toda la Iglesia, habría querido ir a orar y reflexionar a Ur de los Caldeos, el lugar desde donde Abraham se puso en camino. Puesto que no me ha sido posible, quiero realizar, al menos espiritualmente, una peregrinación semejante”. Y la realizó unas semanas más tarde, en marzo, durante una celebración especial en la sala Pablo VI, donde se revivieron los momentos más importantes de la experiencia de fe de Abraham.
Veinte años más tarde, visitar la tierra de Abraham es uno de los principales motivos del viaje del Papa Francisco, quizá el más remoto y de fondo, mirando a toda la cristiandad. Entre los más cercanos, se encuentra sin duda alentar a la comunidad cristiana.
Como es bien sabido, “en los últimos años los cristianos y los yazidis, especialmente de la Llanura de Nínive y Mosul y de los pueblos y ciudades vecinas, han sido desplazados por la fuerza hacia diversos países del mundo a raíz de los actos terroristas llevados a cabo por ISIS (también llamado Daesh) en ese momento”, explica el P. Rif ’at Bader, director del Centro Católico de Estudios y Medios de Comunicación (CCSM).
En consecuencia, “el Papa Francisco viene a Irak en primer lugar para alentar a la comunidad cristiana en Irak que ha resistido las turbulencias políticas que tuvieron lugar incluyendo guerras extranjeras o luchas internas. Todavía hay una brillante y gloriosa presencia cristiana a pesar de la dramática disminución de los números”. “Alentar a los que se mantienen firmes en la tierra de sus antepasados a pesar de los sucesivos desastres” −añade el P. Bader−, “especialmente durante su visita programada a la ciudad de Erbil, donde actualmente hay un buen número de personas desplazadas por la fuerza desde Mosul y los pueblos de la llanura de Nínive. Su Santidad también visitará Mosul y el municipio de Qaraqosh para seguir alentando a los desplazados por la fuerza que viven en el extranjero a que si es posible regresen a la tierra de sus antepasados y abuelos”.
En Irak, antes de 2003, año del conflicto que llevó a la caída de Sadam Hussein, el número de cristianos oscilaba entre 1,3 y 1,4 millones de personas. Luego, entre 2014 y 2017, la guerra y la ocupación por el Daesh de la Llanura de Nínive redujeron esa cifra hasta el entorno de las 400.000 personas. Ahora, el presidente Barham Sali ha subrayado el valor de los cristianos y su papel.
En la misma línea se encuentra el primer ministro, Mustafá Al-Kazemi, que ha invitado a los cristianos que huyeron de Irak a causa de la violencia a volver para contribuir a la reconstrucción.
Sin embargo, la construcción de la paz, la seguridad y la estabilidad siguen abiertas. Prueba de ello es el atentado en Bagdad que dejó recientemente al menos 32 muertos y más de cien heridos. Por otra parte, la crisis económica y el desempleo, que afectan a más de 1,5 millones de desplazados internos, están poniendo a prueba los proyectos de desarrollo.
La pandemia del Covid-19, que está siendo también un obstáculo para la visita, hasta el punto de hacer dudar al mismo Papa, ha dejado miles de víctimas. “El Papa Francisco es un hombre abierto, un buscador de paz y de fraternidad. Todos en Irak, cristianos y musulmanes, lo estiman por su sencillez y cercanía”, declaró el Patriarca Louis Raphael Sako en la agencia SIR hace un año. “Sus palabras tocan los corazones de todos porque son las de un pastor. Es un hombre que puede traer paz. Muchos millones de musulmanes siguieron la visita del Pontífice a Abu Dhabi. Será así también en Irak”. No cabe duda de que el viaje representa un gesto de cercanía a toda la población iraquí.
El Papa expresó ya su intención de visitar Irak el 10 de junio de 2019, durante una audiencia con los participantes en la reunión de Obras de Ayuda a las Iglesias Orientales. “Un pensamiento insistente me acompaña pensando en Irak”, decía, “para que pueda mirar adelante a través de la pacífica y compartida participación en la construcción del bien común de todos los componentes también religiosos de la sociedad y recaiga en tensiones que provienen de los jamás aplacados conflictos de las potencias regionales”.
Esta visita, que no pudo realizarse en 2020, pareció concretarse más cuando el 25 de enero del año pasado, el Papa Francisco recibió al presidente Barham Salih en el Vaticano, que se reunió también con el cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin y con monseñor Paul Richard Gallagher, Secretario de Relaciones con los Estados de la Santa Sede. En el encuentro abordaron, entre otras cuestiones, desafíos como “fomentar la estabilidad y el proceso de reconstrucción, alentando el camino del diálogo y la búsqueda de soluciones adecuadas a favor de los ciudadanos y en el respeto a la soberanía nacional”, señaló una nota de la Oficina de Prensa vaticana.
Mons. Basilio Yaldo, obispo auxiliar de Bagdad y coordinador general para la visita en Irak, ha manifestado a Asia News que “la visita del Papa es la confirmación de que el país goza de una mayor estabilidad, gracias también al trabajo realizado por el actual primer ministro Mustafá al-Kadhimi y el presidente Barham Salih, que ha sido fundamental para mejorar muchas situaciones críticas del pasado”. En sus palabras ha destacado, de modo particular, la gran atención que ha mostrado el Jefe de Estado por el Papa Francisco, confirmada por las “dos visitas oficiales” realizadas en poco más de un año. “La visita del Papa era un sueño para nosotros y el papel de coordinador es una gran responsabilidad para mí”, continúa Mons. Yaldo.
Esta noticia, “transmite coraje a todo el pueblo Iraquí, no sólo a los cristianos, y es un signo de profunda solidaridad, de paz y de fraternidad para toda la nación”. En cuanto a los musulmanes, subraya que, “si eso fuera posible, están más felices que nosotros… Todo el país está feliz. Hace tiempo que los líderes musulmanes me estaban preguntando cuándo vendría el Papa, y por fin ha llegado el momento. Somos un rebaño pequeño, pero de gran valor”.
Respecto al programa de la visita, todavía incompleto al escribir estas líneas, el prelado destaca “el deseo de ir a Mosul, que durante mucho tiempo fue el bastión del Estado Islámico y el lugar donde se consumaron las peores barbaries de la locura yihadista”. “El Papa quiere ir a Mosul y rezar por las víctimas del ISIS, y por toda la violencia que ha ocurrido en ese lugar”. Pero “el corazón” del viaje, añade Mons. Yaldo, “será la visita a Ur de los caldeos, porque para nosotros, cristianos, musulmanes y judíos, Abraham es el profeta de todas las religiones. Representa el signo de la unidad para todos los que habitamos esta tierra, para los que vivimos en Irak. Ver la casa de Abraham será un símbolo muy fuerte de unidad para todas las religiones que lo comparten”.
El programa preliminar incluye, asimismo, la visita a Qaraqosh. En septiembre de 2019, esta revista informaba de que las imágenes de la ciudad tras el paso del Daesh eran “espeluznantes. Casas bombardeadas, destruidas, quemadas. Templos cristianos arrasados. Sus habitantes huyeron como pudieron, dejando atrás todo. Sobre todo a Erbil, capital del Kurdistán iraquí, y a las ciudades colindantes”.
Qaraqosh era la mayor ciudad de la zona denominada Llanura de Nínive. De mayoría cristiana, albergaba a 50.000 habitantes, y fue literalmente destruida. Hace año y medio, hogares, escuelas y templos comenzaban lentamente a reconstruirse, en buena parte gracias a la acción coordinada de las principales iglesias cristianas locales, con la colaboración de la campaña Ayúdales a volver puesta en marcha por Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN). Ahora, muchas familias quieren volver, quieren dejar de ser refugiados y recuperar sus vidas, sus trabajos, sus hogares, su dignidad. Pero es preciso recuperar la confianza.
La visita del Papa será “una inyección de ánimo” para reconstruir la confianza, ha escrito en L’Osservatore Romano el cardenal Fernando Filoni, actual gran maestre de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro y anterior prefecto del dicasterio para la Evangelización de los Pueblos, que ahora preside el cardenal Luis Antonio Tagle. En su artículo, el cardenal Filoni define a Irak como tierra “bisagra” entre Oriente Medio y el Asia centro-occidental; y asegura que “el Papa Francisco llevará consigo una novedad. La posibilidad de una convivencia fundada en esa fraternidad que quiso firmar en Abu Dhabi el 4 de febrero de 2019. No es secundario que esto suceda después de ese evento y que aporte esos principios de coexistencia que la tierra de Abrahán, el Irak de hoy, necesita absolutamente”.
En efecto, durante su visita a Emiratos Árabes Unidos, el Papa firmó con el Imán de la Universidad de Al-Azhar el “Documento sobre la fraternidad humana para la paz mundial y la convivencia”. Dos meses después, estuvo en Marruecos y firmó un llamamiento con el Rey alauita sobre Jerusalén. ¿Verá la luz un nuevo documento en Mesopotamia?, se preguntan algunos observadores, mientras otros señalan directamente a la encíclica Fratelli tutti, fechada en Asís el 3 de octubre del año pasado, víspera de la fiesta del Poverello.
Rafael Miner, en omnesmag.com
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