Yo lo veo en mis padres, en mi vida, en la vida de mis mejores amigos
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La “esencia” no cambia, y el matrimonio tampoco; porque las cosas buenas de verdad son para siempre. Gracias a Dios.
José Luis Esteve Krauel, Presidente de la Asociación de Telespectadores de Málaga y seguidor de este blog, me sugiere publicar " target="_blank">este anuncio. Y lo hago encantado, porque en él se nos habla de esas cosas buenas que no cambian nunca —que no deberían cambiar— por muchos años que pasen. Como el amor en el matrimonio.
En esta campaña del BMW Serie 3 el concepto clave es "la esencia no cambia". Corren nuevos tiempos, y muchas cosas están revueltas. Con todo, en este mundo tan cambiante, las cosas importantes van a seguir como siempre, no cambiarán en absoluto a pesar de los torbellinos del entorno, porque mantienen intacta su esencia.
Esto nos lo dice la marca a través de 4 spots: uno genérico y 3 temáticos. Estos últimos reflexionan sobre lo que de verdad importa en distintas facetas de la vida: el deporte («para mí, su esencia es que me hace sentir vivo»), la música («te llega y te toca, sin que sepas por qué») y el matrimonio... Este tercer spot es el que he seleccionado para hoy, pues cuenta una historia sencilla y maravillosa.
Sobre imágenes de los años 70 u 80, tomadas en película familiar, aparece una madre joven, alegre, hermosa. Y una voz varonil, anciana pero dulce y aún enamorada, pronuncia la siguiente confidencia: «Van pasando los años y las cosas cambian. Pero cada vez que la miro la veo igual de guapa. ¿Qué te voy a contar de ella?... Pues que es mi mujer, ¡la mejor del mundo!… Y es que, por mucho que las cosas cambien, sigue haciéndome sentir exactamente lo mismo». Y añade, como valorando el único tesoro que en esta vida turbulenta ha permanecido firme e inalterable: «Eso… no cambia. La esencia no cambia».
No, no cambia. Yo lo veo en mis padres, en mi vida, en la vida de mis mejores amigos. Cuando nos reunimos todos los hermanos junto a mis padres, seguimos viendo en DVD las películas familiares de hace 20 ó 30 años, cuando teníamos 5, 7 ó 10 años... con las rayas, los borrones y los desenfoques de las viejas películas de celuloide. Y las vemos como si fueran de otra galaxia, y de otra época... Los coches son muy distintos, y las calles ya no tienen cabinas telefónicas. Pero nos vemos igual, nuestro afecto no ha cambiado, y nuestra familia tampoco.
"La esencia no cambia". Y el matrimonio tampoco. Porque las cosas buenas de verdad, son para siempre. Gracias a Dios.