Un texto de referencia para todos aquellos directamente implicados en la catequesis como educación en la fe e, indirectamente, también para todos los interesados en la educación o en la enseñanza de las cuestiones referentes a la fe cristiana
La catequesis es un elemento central de la “educación en la fe” de todos los fieles católicos. No solo, por tanto, de los niños y jóvenes. Todos necesitamos una formación permanente y la Iglesia entera se puede considerar, en su tarea autoevangelizadora, como una “gran catequesis”.
La catequesis promueve la adhesión personal a Cristo y la madurez de la vida cristiana. Se distingue de la enseñanza religiosa escolar, que tiene como fin transmitir los conocimientos sobre el cristianismo y la vida cristiana en el contexto de la asimilación, sistemática y crítica, de la cultura.
Como fruto del impulso catequético del Concilio Vaticano II, se han venido recogiendo las experiencias de los educadores (catequistas, misioneros, etc.) de todo el mundo y estudiando cómo desarrollar la catequesis en el contexto cultural de nuestro tiempo.
El pasado 23 de marzo el papa Francisco aprobó la publicación del nuevo “Directorio para la Catequesis” elaborado por el Pontificio Consejo para la nueva evangelización, tras doce borradores y seis años de trabajo. Se trata de un amplio e importante documento que alcanza su tercera edición después de una primera en 1971 bajo el pontificado de san Pablo VI, y una segunda en 1997 aprobada por san Juan Pablo II. Se dirige ante todo a los obispos y, a través de ellos, a los que participan en la educación de la fe en los ámbitos pastorales y académicos, particularmente a los millones de catequistas comprometidos en la transmisión de la fe.
Ya en 1977 se celebró un sínodo universal sobre la catequesis que dio como fruto la exhortación Catechesi tradendae (1979), carta magna de la educación en la fe para nuestros días. El Catecismo de la Iglesia Católica y el Directorio han venido completando las referencias que el magisterio de la Iglesia ofrece a los educadores católicos para su tarea.
Con este documento se proporcionan los principios teológico-pastorales de la catequesis, dejando las orientaciones más concretas a las Conferencias episcopales y las Iglesias locales y particulares.
En la introducción al nuevo Directorio para la catequesis se destacan dos fenómenos que hacían necesaria la revisión de este documento: la cultura digital y la globalización de la cultura.
Además de estos contextos generales cabría señalar, como lo hace este Directorio, otros elementos, positivos y negativos, junto con retos de la situación actual. Por ejemplo: la necesidad de vincular la verdad y el amor; la centralidad del testimonio, de la misericordia y del diálogo; la transformación espiritual, promovida por la catequesis, como servicio a la inculturación de la fe; la relación entre catequesis y piedad popular; el cambio de sensibilidad con un rechazo a la mentalidad de “obligación” moral y religiosa y, por tanto, con una visión más personalista de la educación moral; el relativismo doctrinal; la necesidad de explicar mejor la libertad del cristiano; la prioridad de la unidad o coherencia de vida cristiana que la educación debe propiciar; la comprensión de la catequesis en el marco de la comunidad cristiana; la importancia de la educación litúrgica o “mistagogía” por medio del catecumenado; los “lenguajes” de la catequesis, el “camino de la belleza” y el papel de la memoria; el horizonte de servicio a la sociedad y transformación del mundo; el aprendizaje del discernimiento a nivel educativo y catequético; la articulación de los elementos culturales locales con el alcance universal; la catequesis de los más pobres, de los migrantes, de los encarcelados; la dimensión ecuménica de la catequesis y su papel en el diálogo con las religiones, con la indiferencia e increencia; la catequesis y la perspectiva del “gender” y otras cuestiones en relación con la cultura de la vida y la bioética; formas y caminos de la catequesis familiar; catequesis y ecología, etc.
San Pablo VI tuvo presentes los profundos y rápidos cambios que ya se perfilaban cuando redactó su exhortación Evangelii nuntiandi (1975) sobre la evangelización en el mundo contemporáneo. El papa Francisco viene reforzando el compromiso evangelizador de cada creyente desde su exhortación programática Evangelii gaudium (2013) sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual.
El actual Directorio declara abiertamente el criterio que provocó su reflexión y redacción: el “primer anuncio de la fe” (llamado kerygma en el Nuevo Testamento). Este primer anuncio no es un discurso articulado para convencer al interlocutor, sino el testimonio del encuentro personal con Jesucristo. A partir de ese punto central la fe despliega sus “contenidos”, se celebra en la liturgia, se vive con un estilo propio (la moral cristiana) y se manifiesta y alimenta por medio de la oración. Todo arranca, pues, de una comprensión misionera de la catequesis. En este sentido se promueve una “catequesis kerigmática” capaz, a su vez, de hacer de todos los fieles “discípulos misioneros”.
Junto con el contexto cultural que lo requería, los criterios para su elaboración, la continuidad con el magisterio anterior, el camino sinodal de la Iglesia y los últimos pontificados, el nuevo directorio se enraíza en la perspectiva de la santidad como programa de vida que los educadores cristianos y particularmente los catequistas, están llamados a seguir.
El Directorio consta de tres grandes partes. En la primera parte (“La catequesis en la Misión Evangelizadora de la Iglesia”) pone los cimientos del camino de la fe y, a partir de la Revelación cristiana, plantea la identidad y formación de los catequistas.
Con la segunda parte (“El proceso de la catequesis”) se muestra la dinámica de la catequesis: desde el modelo de la pedagogía de Dios en la historia de la salvación y la catequesis como acción educativa, se reorganizan los criterios teológicos para la catequesis según las necesidades de la cultura contemporánea. A continuación se profundiza en el significado teológico-catequético del Catecismo de la Iglesia Católica y se enfocan las cuestiones del método y de la diversidad de los interlocutores en la catequesis.
En la tercera parte (“La catequesis en las Iglesias particulares”) se ponen de relieve los contextos concretos −tanto eclesiales como culturales− de la catequesis y la necesidad del discernimiento en esta tarea, una de las más importantes que todos los fieles católicos tenemos encomendada y en la que podemos y debemos participar de muy diversos modos.
Estamos, en definitiva, ante un texto de referencia para todos aquellos directamente implicados en la catequesis como educación en la fe e, indirectamente, también para todos los interesados en la educación o en la enseñanza de las cuestiones referentes a la fe cristiana. Tienen particular interés los análisis de la cultura digital y las orientaciones sobre caminos a seguir en el proceso catequético, como parte del proceso más amplio de la evangelización en busca de la plenitud de la vida humana.
Ramiro Pellitero, en iglesiaynuevaevangelizacion.blogspot.com.
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