En su catequesis, durante la Audiencia general de hoy, el Papa ha explicado el significado del pesebre de Navidad
Queridos hermanos y hermanas:
Dentro de una semana celebraremos la Navidad y nos podemos preguntar: ¿Cómo nos estamos preparando para el Nacimiento de Jesús? Un modo sencillo es “hacer el belén”. Recientemente fui a Greccio, donde san Francisco hizo el primer pesebre, y por esa ocasión escribí una carta para recordar el significado de esta tradición.
El pesebre es un Evangelio vivo, que nos recuerda que Dios se ha hecho hombre. Es bonito detenerse delante del nacimiento y confiar al Señor las personas, las situaciones, las preocupaciones que llevamos dentro.
El belén es además un Evangelio doméstico: El “pesebre” es donde comen los animales; y “Belén” significa “casa del pan”. Pesebre y casa del pan, estas dos palabras nos evocan que Jesús es el alimento fundamental para nuestra existencia; es el pan de vida. Es Él quien alimenta nuestro amor y nos da fuerzas para seguir adelante.
El nacimiento es también una invitación a la contemplación. Nos recuerda la importancia de pararse. Ante una sociedad frenética, el belén nos hace dirigir nuestra mirada a Dios, que es pobre de cosas, pero rico de amor, y nos invita a invertir en lo importante, no en la cantidad de bienes, sino en la calidad de los afectos.
Por último, el belén es una imagen artesanal de la paz ante tanta violencia e individualismo que nos rodea. En el pesebre todos convergen en Jesús, Príncipe de la paz. En torno a Él hay armonía, y nos dice que no estamos solos, porque Él está con nosotros, dándonos una vida nueva.
Que Dios los bendiga. Feliz Navidad.
Dentro de una semana será Navidad. En estos días, mientras se corre a hacer los preparativos para la fiesta, podemos preguntarnos: “¿Cómo me estoy preparando al nacimiento del Festejado?”. Un modo sencillo pero eficaz de prepararse es hacer el belén. Yo también este año he seguido esa vía: he ido a Greccio, donde San Francisco hizo el primer pesebre, con la gente del lugar. Y he escrito una carta para recordar el significado de esta tradición, qué significa el belén en el tiempo de Navidad.
Porque el pesebre «es como un Evangelio vivo» (Admirabile signum, 1). Lleva el Evangelio a los lugares donde se vive: a las casas, escuelas, lugares de trabajo y de encuentro, hospitales y residencias, cárceles y plazas. Y allí donde vivimos nos recuerda una cosa esencial: que Dios no se quedó invisible en el cielo, sino que vino a la Tierra, se hizo hombre, un niño. Poner el belén es celebrar la cercanía de Dios. Dios siempre ha estado cerca de su pueblo, pero cuando se encarnó y nació, fue mucho más cercano, cercanísimo. Poner el pesebre es celebrar la cercanía de Dios, es redescubrir que Dios es real, concreto, vivo y palpitante. Dios no es un señor lejano o un juez despegado, sino Amor humilde, bajado hasta nosotros. El Niño en el pesebre nos trasmite su ternura. Algunas imágenes representan al Niño con los brazos abiertos, para decirnos que Dios ha venido a abrazar nuestra humanidad. Entonces es bonito estar delante del belén y confiar al Señor la vida, hablarle de las personas y situaciones que nos preocupan, hacer con Él el balance del año que está acabando, compartir esperanzas y preocupaciones.
Junto a Jesús vemos a la Virgen y a San José. Podemos imaginar los pensamientos y los sentimientos que tenían mientras el Niño nacía en la pobreza: alegría, pero también congoja. Y podemos también invitar a la Sagrada Familia a nuestra casa, donde hay alegrías y preocupaciones, donde cada día nos despertamos, comemos y estamos cerca de las personas más queridas. El pesebre es un Evangelio doméstico. La palabra pesebre literalmente significa “comedero”, mientras que la ciudad del pesebre, Belén, significa “casa del pan”. Comedero y casa del pan: el pesebre que hacemos en casa, donde compartimos comida y afectos, nos recuerda que Jesús es el alimento, el pan de la vida (cfr. Jn 6,34). Es Él quien alimenta nuestro amor, es Él quien da a nuestras familias la fuerza de seguir adelante y de perdonarnos.
El pesebre nos da otra enseñanza de vida. En los ritmos a veces frenéticos de hoy es una invitación a la contemplación. Nos recuerda la importancia de detenernos. Porque solo cuando sabemos recogernos podemos acoger lo que cuenta en la vida. Solo si dejamos fuera de casa el estruendo del mundo nos abrimos a la escucha de Dios, que habla en el silencio. El pesebre es actual, es la actualidad de toda familia. Ayer me regalaron una imagen de un belén especial, pequeñito, que se llamaba: “Dejemos descansar a mamá”. Estaba la Virgen dormida y José sosteniendo al Niño mientras se dormía. Cuántos de vosotros debéis dividir la noche entre marido y mujer por el niño o la niña que llora y llora y llora. “Dejad descansar a mamá” es la ternura de una familia, de un matrimonio.
El belén es más actual que nunca, mientras cada día se fabrican en el mundo tantas armas y tantas imágenes violentas, que entran en los ojos y en corazón. El pesebre es en cambio una imagen artesanal de paz. Por eso es un Evangelio vivo.
Queridos hermanos y hermanas, del pesebre podemos captar finalmente una enseñanza sobre el sentido mismo de la vida. Vemos escenas cotidianas: los pastores con las ovejas, los herreros que golpean el hierro, los molineros que hacen el pan; a veces se ponen paisajes y situaciones de nuestros territorios. Es justo, porque el pesebre nos recuerda que Jesús viene a nuestra vida concreta. Y eso es importante. Poner un pequeño belén en casa, siempre, porque es el recuerdo de que Dios vino a nosotros, nació entre nosotros, nos acompaña en la vida, es hombre como nosotros, se ha hecho hombre como nosotros.
En la vida de todos los días ya no estamos solos: Él vive con nosotros. No cambia mágicamente las cosas pero, si lo acogemos, todo puede cambiar. Espero que poner el belén sea la ocasión para invitar a Jesús en la vida. Cuando hacemos el pesebre en casa, es como abrir la puerta y decir: “¡Jesús, entra!”, es hacer concreta esa cercanía, esa invitación a Jesús para que venga a nuestra vida. Porque si Él habita nuestra vida, la vida renace. Y si la vida renace, es auténtica Navidad. ¡Feliz Navidad a todos!
Saludos
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua francesa, en particular a los jóvenes de Francia y a los fieles de Costa da Marfil. Queridos hermanos y hermanas, os invito también a vosotros a seguir esta bellísima tradición del pesebre. Encontraréis ahí una imagen de la presencia amorosa de Jesús en vuestras familias y en cada una de vuestras vidas. Deseo a todos Feliz Navidad; y agradezco a cuantos en estos días, desde tantas partes del mundo, me han enviado felicitaciones por los 50 años de sacerdocio y por mi cumpleaños. Gracias sobre todo por el regalo de la oración.
Saludo a los peregrinos de lengua inglesa presentes en esta Audiencia, especialmente a los grupos provenientes de Canadá y Estados Unidos de América. Deseo a todos Feliz Navidad; y agradezco a cuantos en estos días, desde tantas partes del mundo, me han enviado felicitaciones por los 50 años de sacerdocio y por mi cumpleaños. Gracias sobre todo por el regalo de la oración.
Una cordial bienvenida a los peregrinos de lengua alemana. Saludo en particular a las bandas musicales y coros del Tirol. Con vuestra música sugestiva nos hacéis entrar en el espíritu de Navidad. Gracias. Preparémonos a la Solemnidad de Navidad de Jesucristo, abriendo nuestros corazones también al prójimo que necesita nuestro amor. Deseo a vosotros y a vuestras familias una Santa Navidad. Agradezco a cuantos en estos días, desde tantas partes del mundo, me han enviado felicitaciones por los 50 años de sacerdocio y por mi cumpleaños. Gracias sobre todo por el regalo de la oración.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, venidos de España y de Latinoamérica. Ante la celebración de la Navidad, los invito a preparar el belén en sus hogares y a detenerse para contemplarlo, para que el nacimiento de Jesús los llene de alegría y les conceda la paz. Les deseo a todos Feliz Navidad. Gracias.
Queridos peregrinos de lengua portuguesa, deseo a todos Feliz Navidad, y agradezco a cuantos en estos días, desde tantas partes del mundo, me han enviado felicitaciones por los 50 años de sacerdocio y por mi cumpleaños. Gracias sobre todo por el regalo de la oración. A todos deseo también un feliz Año Nuevo, lleno de las bendiciones de Dios Niño.
Dirijo una cordial bienvenida a los peregrinos de lengua árabe, en particular a los provenientes de Tierra Santa, Jordania y Medio Oriente. El Señor de la gloria ha dejado su cielo para estar con nosotros y transformar nuestra tierra en cielo. El pesebre que él anhela es nuestro corazón, pues quiere darnos su paz inquebrantable y su vida eterna. Eso es lo que cambia el mundo. Deseo a todos Feliz Navidad; y agradezco a cuantos en estos días, desde tantas partes del mundo, me han enviado felicitaciones por los 50 años de sacerdocio y por mi cumpleaños. Gracias sobre todo por el regalo de la oración. El Señor os bendiga a todos y os proteja siempre del maligno.
Saludo cordialmente a los peregrinos polacos. Dentro de pocos días será Navidad. Alegrémonos por la presencia de Dios en el Niño nacido en Belén de la Virgen María. Que sea Él la luz por las vías de vuestra vida, la paz y la fuerza que trae la victoria del bien sobre el mal. Deseo a todos Feliz Navidad; y agradezco a cuantos en estos días, desde tantas partes del mundo, me han enviado felicitaciones por los 50 años de sacerdocio y por mi cumpleaños. Gracias sobre todo por el regalo de la oración. Sea alabado Jesucristo.
Dirijo una cordial bienvenida a los peregrinos de lengua italiana. En particular, saludo a los Sacerdotes y Seminaristas Chinos del Pontificio Colegio Urbano “De Propaganda Fide”, de Roma; y a los grupos parroquiales, especialmente al de Alvito. Saludo también a la Empresa sanitaria de Teramo, con el Obispo Monseñor Lorenzo Leuzzi; a la Asociación nacional Panificadores Pasteleros; y al Instituto Oratorio Damasiano, de Roma. Los oratorianos se hacen oír, saben hacer ruido. Bien, bien.
Saludo finalmente a los jóvenes, ancianos, enfermos y recién casados. Ya faltan pocos días para la Santa Navidad del Señor Jesús. Siguiendo el ejemplo de la Sagrada Familia, preparémonos para acogerlo con alegría, dejándonos invadir el corazón por su amor por cada uno de nosotros. A todos Feliz Navidad.
Fuente: vatican.va / romereports.com
Traducción de Luis Montoya
Verdad y libertad |
El Magisterio Pontificio sobre el Rosario y la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae |
El marco moral y el sentido del amor humano |
¿Qué es la Justicia Restaurativa? |
“Combate, cercanía, misión” (6): «Más grande que tu corazón»: Contrición y reconciliación |
Combate, cercanía, misión (5): «No te soltaré hasta que me bendigas»: la oración contemplativa |
Combate, cercanía, misión (4) «No entristezcáis al Espíritu Santo» La tibieza |
Combate, cercanía, misión (3): Todo es nuestro y todo es de Dios |
Combate, cercanía, misión (2): «Se hace camino al andar» |
Combate, cercanía, misión I: «Elige la Vida» |
La intervención estatal, la regulación económica y el poder de policía II |
La intervención estatal, la regulación económica y el poder de policía I |
El trabajo como quicio de la santificación en medio del mundo. Reflexiones antropológicas |
El islam regresa a España |
El trabajo como agente de la transformación social según san Josemaría |