El 32° Viaje Apostólico Internacional que lo llevó a visitar Tailandia y Japón, del 19 al 26 de noviembre, ha sido el tema de la catequesis del Papa durante la Audiencia general de hoy
Queridos hermanos:
Ayer regresé del viaje apostólico en Tailandia y Japón. Un don que agradezco al Señor, y a todos los que lo han hecho posible.
En Tailandia quise rendir homenaje a la rica tradición espiritual y cultural del pueblo Thai, y animar el compromiso por la armonía entre los diferentes componentes de la nación. Visité al Patriarca supremo de los budistas, siendo la religión budista parte integrante de la historia y de la vida de ese pueblo.
Además, participé en el encuentro ecuménico e interreligioso. Posteriormente visité el Hospital Saint Louis, y tuve un tiempo con sacerdotes, religiosos y obispos, como también con los jóvenes en la catedral.
Después fui a Japón: El lema de mi visita a aquel país fue: “Proteger todo tipo de vida”. Este mensaje es significativo en aquella tierra que lleva las heridas del bombardeo atómico y del triple desastre de 2011; pero es una nación que se ha hecho portavoz del derecho fundamental por la vida y la paz.
En Nagasaki y en Hiroshima condené nuevamente las armas nucleares y la hipocresía de hablar de paz cuando se construye y se vende material bélico. Pude además recordar en aquellos lugares la memoria de los mártires san Paolo Miki y los 25 compañeros, el beato Justo Takayama y tantos hombres y mujeres que han conservado la fe en los momentos de persecución. En Tokio tuve encuentros con los jóvenes, con la comunidad académica de la Universidad de “Sophia”, y terminé mi estadía con la visita al Emperador Naruhito y a las autoridades del país, ante los que pude manifestar mi deseo de promover una cultura de encuentro y diálogo, caracterizada por la amplitud de miradas y la sabiduría.
Ayer regresé del viaje apostólico a Tailandia y Japón, un don del que estoy tan agradecido al Señor. Deseo renovar mi reconocimiento a las Autoridades y a los Obispos de esos dos países, que me han invitado y recibido con gran primor, y sobre todo dar las gracias al pueblo tailandés y al japonés. Esta visita ha aumentado mi cercanía y mi cariño a esos pueblos: Dios los bendiga con abundancia de prosperidad y de paz.
Tailandia es un antiguo Reino que se ha fuertemente modernizado. Al encontrar al Rey, al Primer Ministro y las demás Autoridades, he rendido homenaje a la rica tradición espiritual y cultural del pueblo Thai, el pueblo de la “bella sonrisa”. La gente allá sonríe. He animado el compromiso por la armonía entre los diversos componentes de la nación, así como para que el desarrollo económico pueda ir en beneficio de todos y se sanen las llagas de la explotación, especialmente de las mujeres y de los menores. La religión budista es parte integrante de la historia y de la vida de ese pueblo, por eso visité al Patriarca Supremo de los budistas, siguiendo el camino de la recíproca estima iniciada por mis Predecesores, para que crezcan en el mundo la compasión y la fraternidad. En ese sentido fue muy significativo el encuentro ecuménico e interreligioso, en la mayor Universidad del país.
El testimonio de la Iglesia en Tailandia pasa también por obras de servicio a los enfermos y a los últimos. Entre estas sobresale el Hospital Saint Louis, que visité animando al personal sanitario y encontrando algunos pacientes. Luego dediqué momentos específicos a los sacerdotes y a las personas consagradas, a los obispos, y también a mis hermanos jesuitas. En Bangkok celebré la Misa con todo el pueblo de Dios en el Estadio Nacional y luego con los jóvenes en la Catedral. Allí experimentamos que en la nueva familia formada por Jesucristo hay también rostros y voces del pueblo Thai.
Luego, fui a Japón. Al llegar a la Nunciatura de Tokio, fui recibido por los obispos del país, con los que enseguida compartimos el desafío de ser pastores de una Iglesia muy pequeña, pero portadora del agua viva, el Evangelio de Jesús.
“Proteger toda vida” fue el lema de mi visita a Japón, un país que lleva impresas las llagas del bombardeo atómico y es para todo el mundo portavoz del derecho fundamental a la vida y a la paz. En Nagasaki e Hiroshima estuve en oración, encontré algunos supervivientes y familiares de las víctimas, y repetí la firme condena a las armas nucleares y la hipocresía de hablar de paz construyendo y vendiendo aparatos bélicos. Tras aquella tragedia, Japón ha demostrado una extraordinaria capacidad de luchar por la vida; y lo ha hecho también recientemente, después del triple desastre del 2011: terremoto, tsunami e incidente en la central nuclear.
Para proteger la vida hay que amarla, y hoy la grave amenaza, en los países más desarrollados, es la pérdida del sentido de vivir. Las primeras víctimas del vacío del sentido de vivir son los jóvenes, por eso un encuentro en Tokio se dedicó a ellos. Escuché sus preguntas y sus sueños; le animé a oponerse juntos a toda forma de acoso, y a vencer el miedo y la cerrazón abriéndose al amor de Dios, en la oración y en el servicio al prójimo. A otros jóvenes los encontré en la Universidad “Sophia”, junto a la comunidad académica. Esa Universidad, como todas las escuelas católicas, son muy apreciadas en Japón.
En Tokio tuve la oportunidad de visitar al Emperador Naruhito, al que renuevo la expresión de mi gratitud; y encontré a las Autoridades del país con el Cuerpo Diplomático. Les deseé una cultura de encuentro y diálogo, caracterizada por sabiduría y amplitud de horizonte. Siendo fieles a sus valores religiosos y morales, y abierto al mensaje evangélico, Japón podrá ser un país pionero para un mundo más justo y pacífico y para la armonía entre hombre y ambiente.
Queridos hermanos y hermanas, encomendemos a la bondad y a la providencia de Dios los pueblos de Tailandia y de Japón. Gracias.
Saludo cordialmente a los peregrinos de Francia y de otros países de lengua francesa, en particular al grupo de estudio sobre las relaciones con la Santa Sede de la Asamblea Nacional Francesa. Queridos hermanos y hermanas, os invito a encomendar conmigo, a la bondad y a la providencia de Dios, los pueblos de Tailandia y de Japón. Dios os bendiga.
Saludo a los peregrinos de lengua inglesa presentes en la audiencia de hoy, especialmente a los grupos de Inglaterra, Australia, Canadá y Estados Unidos de América. Sobre vosotros y vuestras familias invoco la alegría y la paz del Señor Jesucristo. Dios os bendiga.
Dirijo un cordial saludo a los peregrinos de lengua alemana presentes en esta audiencia. Agradezco al Señor mi viaje a Tailandia y Japón. Encomendemos a su providencia a los fieles y a todas las personas de esos dos países. Y os pido que recéis también por mí y mi ministerio por la Iglesia universal. Buena estancia en Roma.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, venidos de España y de Latinoamérica. A todos los invito a rezar por los dos países que he visitado, Tailandia y Japón, para que sigan progresando en sendas de paz y justicia, y a los católicos les conceda el don de la perseverancia, siguiendo el ejemplo de los santos mártires. Que Dios los bendiga.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua portuguesa, en particular al grupo de alumnos de la Academia de la Policía Civil del Estado de San Paolo, y a los fieles de la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, en Petrópolis. El Señor os bendiga, para que donde estéis seáis faro de luz del Evangelio para todos. Que esta peregrinación refuerce, en vuestros corazones, el sentir y el vivir con la Iglesia. Que la Virgen os acompañe y os proteja a todos y a vuestros seres queridos.
Dirijo una cordial bienvenida a los peregrinos de lengua árabe, en particular a los de Irak, Jordania, Líbano y Medio Oriente. Mateo nos enseña que Jesucristo estará siempre con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Os pido que vayáis adelante siempre sin miedo y que llevéis a Cristo a todos los pueblos. El Señor busca a todos, quiere que todos sientan el calor de su misericordia y de su amor. El Señor os bendiga y os proteja siempre del maligno.
Saludo cordialmente a los peregrinos polacos. Queridos hermanos y hermanas, os agradezco por haberme acompañado con la oración durante el viaje a Tailandia y Japón. Esta visita se ha tenido en la atmósfera de fraternidad, fundada en los valores humanos y espirituales comunes, para los que viven profundamente su fe con respeto a los demás. Demos gracias al Señor por este tiempo de gracia. Os bendigo de corazón.
Dirijo una cordial bienvenida a los peregrinos de lengua italiana. En particular, saludo a los participantes en la Asamblea de la Unión Apostólica del Clero, con S.E. Monseñor Mansi; a los Padres Somascos; y a los grupos parroquiales. Saludo además a la Asociación Nacional San Pablo; al Instituto para Inspectores de la Policía del Estado de Nettuno; al personal de la Questura de Bari; a la Asociación nacional Contact; y a la Federación Autónoma de Pequeñas Empresas.
Saludo finalmente a los jóvenes, ancianos, enfermos y recién casados. El domingo que viene comenzará el Tiempo litúrgico del Adviento. Iré a Greccio para rezar en el lugar del primer pesebre que hizo San Francisco de Asís y para enviar a todo el pueblo creyente una carta para entender el significado del pesebre. Deseo a todos que en el Adviento la espera del Salvador llene vuestro corazón de esperanza y os encuentre alegres en el servicio a los más necesitados. Gracias.
* * *
Quisiera enviar un saludo y mi cercanía al querido pueblo albanés, que ha sufrido mucho en estos días. Albania fue el primer país de Europa que quise visitar. Estoy cerca de las víctimas, rezo por los muertos, por los heridos, por sus familias. Que el Señor bendiga ese pueblo al que tanto quiero.
El sábado pasado, en Tambaύ (Brasil), fue proclamado Beato el sacerdote Donizetti Tavares de Lima, pastor totalmente entregado a su gente, testigo de caridad evangélica y valiente defensor de los pobres. Que los sacerdotes, las personas consagradas, y también los fieles laicos puedan hacer propio el ejemplo de fe del Beato Donizetti, con la coherencia de las decisiones de la vida, inspiradas en el Evangelio. Un aplauso al nuevo Beato.
Fuente: vatican.va / romereports.com
Traducción de Luis Montoya
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