En su catequesis, durante la Audiencia general de este miércoles, el Papa explicó cómo Dios generó “un cambio de mentalidad” en Pedro para acoger “la universalidad de la salvación”
Queridos hermanos y hermanas:
Siguiendo las catequesis sobre el libro de los Hechos de los Apóstoles, hoy reflexionamos sobre cómo Dios incita a los apóstoles para que acojan la universalidad de la salvación, llamándolos a salir de sí mismos y a abrirse a los demás, con un estilo de vida cercano y fraterno.
El personaje principal del episodio es el apóstol Pedro, que después de ser testigo de la efusión del Espíritu Santo sobre el colegio apostólico, presencia ahora cómo ese mismo Espíritu se derrama sobre los paganos.
Dios, para suscitar en Pedro un cambio de mentalidad, le presenta un lienzo lleno de animales considerados impuros para los judíos, haciéndole entender que todo lo que Dios ha purificado no debe ser ya considerado profano. Es necesario mirar la intención del corazón, porque sólo de dentro, del corazón, nace la impureza. De ese modo, Pedro acepta ir a predicar en casa de Cornelio, un oficial romano temeroso de Dios, y el Señor confirma sus palabras derramando sobre ellos el Espíritu.
Cuando la comunidad se escandaliza por la familiaridad del apóstol con los gentiles, Pedro no se amilana, porque es consciente que ser discípulos no es un mérito sino una llamada para ser mediadores, puentes que faciliten el encuentro de Dios con los hombres.
El viaje del Evangelio por el mundo, que San Lucas narra en los Hechos de los Apóstoles, va acompañado por la gran creatividad de Dios que se manifiesta de manera sorprendente. Dios quiere que sus hijos superen todo particularismo para abrirse a la universalidad de la salvación. Ese es el fin: superar los particularismos y abrirse a la universalidad de la salvación, porque Dios quiere salvar a todos. Cuantos han renacido del agua y del Espíritu ─los bautizados─ están llamados a salir de sí mismos y abrirse a los demás, a vivir la proximidad, a vivir juntos, que transforma toda relación interpersonal en una experiencia de fraternidad (cfr. Evangelii gaudium, 87).
Testigo de este proceso de “fraternización” que el Espíritu quiere activar en la historia es Pedro, protagonista en los Hechos de los Apóstoles junto a Pablo. Pedro vive un hecho que marca un cambio decisivo para su existencia. Mientras está rezando, recibe una visión que sirve de “provocación” divina, para suscitar en él un cambio de mentalidad. Ve un gran mantel que desciende de lo alto, con varios animales: cuadrúpedos, reptiles y aves, y oye una voz que le invita a alimentarse de esas carnes. Él, como buen judío, reacciona diciendo que nunca ha comido nada impuro, como pide la Ley del Señor (cfr. Lv 11). Entonces la voz responde con fuerza: «Lo que Dios ha purificado, tú no lo llames profano» (Hch 10,15).
Con este hecho el Señor quiere que Pedro no valore los eventos y las personas según las categorías de puro o impuro, sino que aprenda a ir más allá, para ver a la persona y las intenciones de su corazón. Pues lo que hace impuro al hombre no viene de fuera sino solo de dentro, del corazón (cfr. Mc 7,21). Jesús lo dijo claramente.
Después de aquella visión, Dios envía a Pedro a casa de un extranjero no circunciso, Cornelio, «centurión de la cohorte denominada Itálica, […] piadoso y temeroso de Dios», que daba muchas limosnas al pueblo y siempre rezaba a Dios (cfr. Hch 10,1-2), pero no era judío.
En aquella casa de paganos, Pedro predica a Cristo crucificado y resucitado y el perdón de los pecados a quien cree en Él. Y mientras Pedro hablaba, descendió el Espíritu Santo sobre Cornelio y sus familiares. Y Pedro los bautizó en el nombre de Jesucristo (cfr. Hch 10,48).
Este hecho extraordinario ─es la primera vez que sucede una cosa del estilo─ llega a saberse en Jerusalén, donde los hermanos, escandalizados por el comportamiento de Pedro, se lo reprochan duramente (cfr. Hch 11,1-3). Pedro ha hecho algo que va más allá de la costumbre, de la ley, y por eso le reprenden. Pero, tras el encuentro con Cornelio, Pedro está más libre de sí mismo y más en comunión con Dios y con los demás, porque ha visto la voluntad de Dios en la acción del Espíritu Santo. Puede comprender que la elección de Israel no es la recompensa por los méritos, sino la señal de la llamada gratuita a ser mediación de la bendición divina entre los pueblos paganos.
Queridos hermanos, del príncipe de los Apóstoles aprendemos que un evangelizador no puede ser un impedimento a la obra creativa de Dios, el cual «quiere que todos los hombres se salven» (1Tm 2,4), sino uno que favorece el encuentro de los corazones con el Señor. Y nosotros, ¿cómo nos comportamos con nuestros hermanos, especialmente con los que no son cristianos? ¿Somos impedimento para el encuentro con Dios? ¿Obstaculizamos su encuentro con el Padre o lo facilitamos?
Pidamos hoy la gracia de dejarnos asombrar por las sorpresas de Dios, no obstaculizar su creatividad, sino reconocer y favorecer las vías siempre nuevas a través de las cuales el Resucitado infunde su Espíritu en el mundo y atrae los corazones haciéndose conocer como el «Señor de todos» (Hch 10,36). Gracias.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua francesa, en particular a los de Bélgica y Francia. Pedro se reconoce como un servidor de la Palabra de Dios. Esa Palabra lo precede y lo supera; lo llama a dar lo mejor de sí mismo. En este mes misionero extraordinario, pidamos a la gracia del Espíritu Santo ser evangelizadores, constructores de puentes entre las personas y el Señor, no obstáculos o barreras a la salvación. Dios os bendiga.
Doy la bienvenida a los peregrinos de lengua inglesa presentes en esta Audiencia, especialmente a los que vienen de Inglaterra, Escocia, Finlandia, Noruega, Nigeria, Zambia, Kenia, Malawi, Corea, Australia, Indonesia, Malasia, Filipinas, Canadá y Estados Unidos de América. Saludo en particular a la delegación de la NATO Defense College, con mis mejores deseos por su servicio a favor de la paz. Sobre vosotros y vuestras familias invoco la alegría y la paz del Señor Jesucristo. Dios os bendiga.
Me alegra recibir a los hermanos y hermanas de lengua alemana. Saludo en particular a los peregrinos de Schapen y a los Schützen de Drolshagen-Schreibershof, y a los numerosos jóvenes, especialmente al grupo de las escuelas de Brede. Pidamos al Señor que nos haga siempre reconocer las nuevas vías que nos abre para anunciar el Evangelio en el mundo de hoy.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Pidamos hoy la gracia de dejarnos sorprender por Dios y de no ser obstáculos a su creatividad, reconociendo y favoreciendo los caminos siempre nuevos por los que Dios derrama su Espíritu en el mundo, para atraer a Él a toda la gente. Que el Señor los bendiga.
Queridísimos peregrinos de lengua portuguesa, en particular los fieles de las parroquias y asociaciones de Brasil, bienvenidos. De corazón os saludo y encomiendo al buen Dios vuestra vida y la de vuestros familiares. Rezad también por mí. Que vuestras familias se reúnan a diario para rezar el rosario bajo la mirada de la Virgen Madre, para que en ellas no se gasta nunca el aceite de la fe y de la alegría, que mana de la vida de sus miembros en comunión con Dios. Gracias.
Dirijo una cordial bienvenida a los peregrinos de lengua árabe, en particular a los que vienen de Irak, Siria y Medio Oriente. Pedro nos enseña a abrir nuestros corazones y a liberarnos de nuestra individualidad para hacer el bien, favorecer el encuentro de los corazones con el Señor y compartir la vida con los demás. Pidamos al Señor que ilumine las mentes de todos los que se han encerrado en sí mismos, para que conozcan a Dios que quiere la salvación de todos. El Señor os bendiga a todos y os proteja siempre del maligno.!
Doy una cordial bienvenida a los peregrinos polacos. Queridos hermanos y hermanas, hoy conmemoramos la elección del cardenal Karol Wojtyla a la Sede de Pedro. Demos gracias al Señor por todo el bien que se ha realizado en la Iglesia, en el mundo y en los corazones humanos a través de las palabras de Juan Pablo II, sus obras y su santidad. Acordémonos que su llamamiento a abrir los corazones a Cristo es siempre actual. Por su intercesión pido al Señor abundantes dones del Espíritu Santo para todos vosotros, vuestras familias y comunidades y para toda la Iglesia. Os bendigo de corazón.
Dirijo una cordial bienvenida a los peregrinos de lengua italiana. En particular, saludo a las Hermanas Franciscanas de la Penitencia y de la Caridad Cristiana, que celebran su capítulo general, y las animo a hacer de la misericordia el criterio inspirador de la vida personal y comunitaria. Saludo al grupo de la Policía de Bari; a la Asociación de mutilados e inválidos de guerra, de Ostuni; y a los fieles de la parroquia de Santa Ágata dei Goti. Un pensamiento especial para los peregrinos de San Fele, acompañados por su Obispo Mons. Ciro Fanelli, y espero que su patrono, San Justino de Jacobis, les ayude a ser generosos anunciadores del Evangelio.
Saludo finalmente a los jóvenes, ancianos, enfermos y recién casados. Pasado mañana celebraremos la fiesta de san Lucas, el evangelista que mejor revela el corazón de Jesús y su misericordia. Que esa fecha nos ayude a todos a redescubrir la alegría de ser cristianos, testigos de las bondades del Señor.
Fuente: vatican.va / romereports.com
Traducción de Luis Montoya
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