"La Santísima Virgen es modelo de comportamiento para nosotros", dice el Prelado del Opus Dei en su carta pastoral
"La Santísima Virgen es modelo de comportamiento para nosotros", dice el Prelado del Opus Dei en su carta. La fiesta de la Asunción ocupa sus reflexiones de este mes
Toda la carta de este mes de agosto gira alrededor de la Santísima Virgen, afirmando al comienzo de la misma que la solemnidad de la Asunción de Nuestra Señora, que la Iglesia celebra el 15 de agosto, atrae en este mes nuestro corazón y nuestra mirada. Al contemplar la belleza de nuestra Madre, asunta por Dios en cuerpo y alma a la gloria del Cielo, nuestro amor filial se enciende aún más ante una figura tan excelsa; y, conscientes de nuestra indigencia y de nuestra pequeñez, le suplicamos con la Iglesia: da manum lapsis, fer opem cadúcis, auxilia a los caídos, socorre a los que somos caducos y limitados. Y después, con gratitud de hijas e hijos, repitamos con hondura, meditando el contenido, como san Josemaría: ¡Madre!, ¡Madre nuestra!, ¡Madre mía!
Después de hacer referencia a las preguntas que Benedicto XVI hace sobre el pasaje que San Juan describe en el Apocalipsis en su Homilía del 15.VIII.2011, sobre el significado del arca de la alianza, afirma el Prelado que en Ella, por la encarnación del Verbo en sus entrañas purísimas, se cumplen de modo pleno las promesas divinas al antiguo pueblo de Israel. Dios ha establecido un pacto nuevo y definitivo no ya con una nación, sino con la humanidad entera; no en el monte Sinaí, sino en el seno inmaculado de María, donde el Verbo se hizo carne para habitar entre nosotros. Demos gracias a Nuestra Señora por haber secundado perfectísimamente el designio divino con su humildad, su obediencia y su pureza. Roguémosle que sus hijas y sus hijos −los hombres y las mujeres de todos los tiempos− sigamos su ejemplo, esforzándonos por cultivar, con la ayuda divina, las virtudes que brillan en nuestra Madre.
Con ocasión de esta solemnidad, continúa, os invito a meditar y a poner en práctica −siguiendo las enseñanzas del Santo Padre y a la luz del ejemplo de san Josemaría−, algunas consecuencias que podemos descubrir al contemplar esta escena, y sugiere algunas lecciones de la Virgen, que deseamos asimilar más profundamente, para practicarlas: la invitación a buscar a diario la unión más plena posible con la Voluntad santa de Dios, en los momentos agradables y especialmente en aquellos otros que resultan molestos y exigen sacrificio. La fidelidad al querer divino en las circunstancias costosas será la prueba más clara de la rectitud de nuestras intenciones y de la firmeza de nuestros deseos de seguir de cerca a Jesús.
La solemnidad del 15 de agosto, afirma, nos trae, a las hijas y a los hijos de Dios en su Obra, el recuerdo de esa fecha en 1951, cuando san Josemaría, movido por una inquietud sobrenatural que Dios puso en su alma, acudió a la Santa Casa de Loreto para consagrar el Opus Dei al Corazón dulcísimo e inmaculado de María, y después de transcribir algunas confidencias que San Josemaría les hizo a él y al Venerable Álvaro del Portillo, con el deseo de que las hagamos muy nuestras, afirma que os hablo mucho de oración −lo habréis notado− porque es el modo seguro de conseguir todas las gracias que necesitan la Iglesia, el Papa, la Obra, las almas, cada una y cada uno de nosotros. Esforcémonos mañana y tarde, no sólo en hacer lo mejor posible los tiempos de meditación, sino en la oración de petición por tantas intenciones: con fe, con humildad, con perseverancia; con paz y alegría continuas, pues somos hijos de Dios e hijos de Santa María y nos llamaremos siempre vencedores.
El pasado día 11, continúa ya casi al final de la carta, he podido ir a Fátima, a la capelinha, con todas y con todos. Hemos rezado muy unidos a vuestras intenciones, pidiendo por la Iglesia, por el Papa y sus colaboradores, por la Obra, por toda la humanidad; y ha sido fácil pensar en las veces que nuestro Padre fue −como decía− a ese "refugio", para acompañar a cada una de sus hijas y a cada uno de sus hijos de entonces y de los tiempos futuros: ¡qué bien se está con la Virgen!