La actitud positiva de una persona es el componente fundamental del éxito; Ser grande no es una cuestión de tamaño sino de actitud
El mayor descubrimiento de mi generación es que los seres humanos pueden transformar su vida, modificando sus actitudes. -William James-
Viktor Frankl, en su libro El hombre en busca de sentido, escribe: Se puede despojar de todo a un ser humano. Lo único que no se le puede arrebatar es la última de sus libertades: la elección de la actitud que decide tomar ante cualquier circunstancia.
Y Helen Adams Keller (1880-1968), que a la edad de diecinueve meses sufrió una grave enfermedad que le provocó la pérdida total de la visión y la audición, fue una escritora, oradora y activista política sordociega estadounidense. Ella afirmaba: Nunca un pesimista ha descubierto los secretos de las estrellas, ni ha navegado hacia tierras inexploradas, ni ha ofrecido un nuevo cielo al espíritu humano.
La actitud positiva de una persona es el componente fundamental del éxito. Ser grande no es una cuestión de tamaño sino de actitud. Hay personas con muchos medios materiales que no son felices, y hay personas con medios materiales rudimentarios que viven con una sonrisa cautivadora.
No es lo que somos, ni lo que tenemos, ni si estamos solos o acompañados lo que nos hace desgraciados o felices, sino lo que pensamos. El secreto está en la actitud. Y la actitud es una decisión.
La actitud no es algo con lo que nacemos o con lo que nos despertamos o no cada día, sino que la actitud se desarrolla gracias a nuestras experiencias y nuestra forma de pensar, sentir y comportarnos.
Está claro que no podemos controlar todas las cosas que nos pasan en la vida, pero sí podemos controlar la forma en la que respondemos a ellas. Esta es la diferencia entre el éxito y el fracaso, entre el bienestar y malestar psicológico: la forma de reaccionar ante los hechos y circunstancias.
Las personas que tienen una actitud positiva ante la vida, y que son capaces de conservarla a pesar de los avatares de la existencia, son personas que se ganan nuestra admiración, y las admiramos porque nos gustaría tener esas mismas cualidades.
La decisión de tener una buena actitud es, simplemente, el mejor regalo que podemos hacernos a nosotros y a los que nos rodean, porque, como leí en cierta ocasión, sonríe y contigo sonríe el mundo.
Sí, sí, el día puede estar triste, oscuro, amenazante, lluvioso e incluso tempestuoso, pero tú puedes cantar bajo la lluvia, porque lo de sonreír o no, no depende de las circunstancias, sino de tu determinación: ¡Tú decides!