Ayudar a los jóvenes a superar el miedo por el que se dejan arrastrar hacia una vida de apariencia en las redes sociales será el inicio de una vida auténtica para muchos de ellos. Y esa es la semilla de una sociedad mejor
El 2018 finaliza con noticias complicadas para la Iglesia católica por los escándalos de abusos, pero el Papa Francisco tiene la mirada puesta en dar esperanza a los que pudieran estar más confundidos o decepcionados: los jóvenes. ¿Cuáles son los temores de la juventud que hoy requieren una repuesta urgente?
Estamos en vísperas de la próxima Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que Francisco ha convocado para enero de 2019 en la ciudad de Panamá. En su Mensaje de preparación el Pontífice ha abordado un tema clave para la juventud: sus temores ante la vida.
Esta óptica es contracultural, pues parecería que el mensaje debería generar atracción por vía de hablar de temas no dolorosos o sólo de ilusiones futuras. Pero ante un mundo en crisis y una Iglesia con ciertos problemas de credibilidad, con realismo el Papa aborda las incertidumbres que paralizan la fuerza de un corazón joven.
Los desafíos, que pueden amedrentar la mente y los proyectos de la gente joven, suelen ser los que se refieren a las decisiones fundamentales de las que depende lo que ellos serán y lo que harán en este mundo.
El Pontífice tiene el valor de interrogar a los jóvenes sobre los temas que más les pueden afectar hoy: la interacción en las redes sociales. Como preparación para la JMJ 2019 les pregunta: «ustedes, jóvenes, ¿qué miedos tienen? ¿Qué es lo que más os preocupa en el fondo?».
Francisco explica que el miedo de «fondo» de muchos jóvenes es el de «no ser amados, queridos, de no ser aceptados por lo que ustedes son». Y luego el Papa señala en qué consiste ese no ser tomados en cuenta por lo que ellos realmente son.
En efecto, les escribe el Papa, «hoy en día, muchos jóvenes se sienten obligados a mostrarse distintos de lo que son en realidad, para intentar adecuarse a estándares a menudo artificiales e inalcanzables».
Y explica que ese deseo de conseguir esas vidas inalcanzables empuja a muchos de ellos, a que en las redes sociales hagan continuos «retoques fotográficos» de su imagen, escondiéndose detrás de máscaras y falsas identidades, hasta casi convertirse ellos mismos en un «fake», en algo falso.
Incluso, muchos están obsesionados con recibir el mayor número posible de »me gusta». Y en consecuencia, «este sentido de inadecuación produce muchos temores e incertidumbres».
Francisco invita entonces a los jóvenes a superar el miedo. Y explica que la vía para conseguirlo es enfrentarlo: «Lo primero que hay que hacer para superar los miedos es identificarlos con claridad, para no perder tiempo y energías con fantasmas que no tienen rostro ni consistencia».
Y el Papa a continuación propone un «método» para conseguir esta meta: «los invito a mirar dentro de ustedes mismos y ‘dar un nombre’ a sus miedos». Y, más en concreto, les señala unas preguntas: «hoy, en mi situación concreta, ¿qué es lo que me angustia, qué es lo que más temo? ¿Qué es lo que me bloquea y me impide avanzar? ¿Por qué no tengo el valor para tomar las decisiones importantes que debo tomar?»
Y concluye así con una poderosa exhortación, basada en la gran tradición de las Sagradas Escrituras: «No tengan miedo de mirar con sinceridad sus propios miedos, reconocerlos con realismo y afrontarlos».
Termina el año, pero hay buenas perspectivas para el 2019, porque ayudar a los jóvenes a superar el miedo por el que se dejan arrastrar hacia una vida de apariencia en las redes sociales será el inicio de una vida auténtica para muchos de ellos. Y esa es la semilla de una sociedad mejor.
Luis Fernando Valdés, en elobservadorenlinea.com.
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