Con la llegada de la Navidad, sin querer, podemos despistarnos con las cosas de fuera: el espumillón, el pino, los turrones…, y podemos olvidarnos de lo más importante: que Jesús vuelve a hacerse Niño para nacer en el Belén de tu corazón
Hoy vamos a contaros la verdadera historia de la Navidad, su verdadero sentido. Te lo desvelaremos de la mano de Enrique Monasterio. En su libro El Belén que puso Dios, explica la clave. Nosotros a ese secreto le hemos llamado “La Revolución de la Navidad”, o sea #ChristmasRevolution. Su obra no es un cuento para niños, sino una estupenda guía para hacer oración estos días, junto al Belén.
Con la llegada de la Navidad, sin querer, podemos despistarnos con las cosas de fuera: el espumillón, el pino, los turrones, las luces, los villancicos, los regalos, las comidas familiares interminables… Y podemos olvidarnos de lo más importante: que Jesús vuelve a hacerse Niño para nacer en el Belén de tu corazón. Hacemos todo eso por algo, y olvidamos justo “el algo”, que no es una cosa, sino una persona: Dios hecho Hombre, Niño.
“Éste no es un libro para niños. Al menos, no sólo para ellos. Está escrito en primer lugar para personas mayores, con tal de que frente al belén, sepan comportarse como niños. No es fácil conseguirlo ¡Estamos tan acostumbrados a darnos importancia, tenemos tantos humos…!”.
“Al principio Dios quiso poner un belén y creó el universo para adornar la cuna. (…) Y empezó su trabajo. Hizo mares y océanos de papel de plata, y grandes desiertos de arena dorada para los camellos de los Reyes Magos”.
“Pensó dónde poner su belén. Y decidió que en Belén. Imaginó las figuras. Y como no tenía prisa les dio una estirpe. Cientos de vidas para crear cada vida; centenares de amores para conseguir el gesto, el tono de voz, la mano extendida en la postura exacta del belén de Dios”.
“Pensó en su Madre: toda la eternidad soñó con Ella. Añorando sus caricias fue dibujando en los antepasados de María esbozos de esa flor que había de brotar a su tiempo. Igual que un artista que persiguiera la pincelada perfecta, Dios pintó miles de sonrisas en otros labios”.
“Y tanto le gustó que decidió transmitir en directo el nacimiento de su Hijo a todos los diciembres de la historia, y a todos los corazones que tuvieran sitio para un belén. Así inventó la Navidad”.
“La Navidad no es un aniversario, ni un recuerdo. Tampoco es un sentimiento. Es el día en que Dios pone un belén en cada alma. A nosotros sólo nos pide que le reservemos un rincón limpio; que nos lavemos las orejas para oír el villancico de los ángeles en la Nochebuena”.
“Que nos quitemos la roña acumulada, acudiendo al estupendo detergente de la Penitencia; que abramos las ventanas y miremos al cielo por si pasaran de nuevo los Magos; que son verdad, que existen, y vienen siguiendo la estrella de entonces, camino del mismo portal”.
“Aunque tal vez veamos sólo a un matrimonio joven de inmigrantes que acaban de llegar a la ciudad. No traen el borrico, porque la especie está en peligro de extinción, sino una moto desvencijada que sabe Dios cómo sigue funcionando todavía”.
“No encontrarán sitio en los hoteles, y ella deberá dar a luz en el Metro. Si pasan por tu puerta, no les digas que tienes la casa llena de huéspedes. Ellos se conforman con el establo de tu corazón. Ábreselo de par en par y disponte a jugar a muñecos con María”.
“Déjame que te acompañe: te prestaré el corcho de las montañas, mi castillo de Herodes, un borrico con la oreja rota, la plata para el río y un racimo de ángeles, que nos enseñarán canciones de cuna para el Niño del pesebre”.
“Hazte pequeño. Ven conmigo y viviremos la vida de Jesús, María y José”.
Si has llegado hasta aquí, ya has vivido esta experiencia y seguro que te ha parecido sencillo: ¡es tan fácil ser pequeño en Navidad! ¿Por qué no lo intentas los demás días del año? ¡Feliz Navidad!
Fuente: arguments.es.
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