Cada familia aprenderá a su manera, pero la experiencia de otros puede ayudarnos en no caer en las mismas primeras veces que los demás
Nueve meses de preparación física y mental. Y llega a nuestras vidas un pequeño ser, el más valioso de los regalos que nadie nos pudiera ofrecer: Tu hijo. Tu primer hijo. No estamos preparados. Ni sabemos cómo actuar. Todos nos dicen cómo tenemos que hacer. Que si llora, esto. Que si no duerme lo otro. Cada familia aprenderá a su manera. Pero la experiencia de otros puede ayudarnos en no caer en las mismas primeras veces que los demás.
Ocho tips muy básicos para sobrevivir como padres primerizos
1. Busca tu estilo familiar. No hay reglas a la hora de ser padres. Cada familia es única y sus miembros irrepetibles. Escucha las opiniones y consejos de los que tienes cerca, porque querrán lo mejor para vosotros y para vuestro hijo, pero cread vuestro propio estilo familiar. Según vuestra manera de ser y del niño, os irá bien un método u otro. Ninguno es el mejor. Simplemente es el vuestro.
2. Primer viaje juntos. Nos ha pasado a todos. El primer viaje con el bebé y no hay un milímetro libre en el coche. Piensa si todo eso lo vas a necesitar, o si puedes utilizar una misma cosa con varios usos. Al final, esto te dará paz y tardarás menos en organizar maletas y armarios. Por otro lado, el uso de tabletas y pantallas en el viaje, para “entretener” al niño son muy lícitas, pero piensa que desde pequeño le estás acostumbrando a tener un comportamiento pasivo de mero espectador. Brindarle la oportunidad de contemplar un paisaje, cantar canciones juntos, o aprovechar para comentar cierto tema, si ya tiene edad de razonar. Nuestros hijos son capaces de más cosas de las que pensamos y en casi todas las ocasiones y circunstancias, debemos ofrecerles la posibilidad de aburrirse, de pensar, y de hacer, aunque todo el mundo funcione de una determinada manera.
3. Su primer cumpleaños en edad escolar. Casi siempre ocurre a los tres años cuando el niño ya tiene compañeros y es más consciente de la celebración. Llega su cumpleaños y ya no sabemos qué más hacer: Invitamos a toda la clase, montamos una candy bar, un photocall, monitores de juegos…. pero en realidad, ¿es lo que de verdad quieres? ¿o es por seguir una moda impuesta? Piensa bien lo que quieres y no te dejes influir por lo que todos hagan. Quizá sea más conveniente celebrarlo en familia, pues en esta edad todavía son demasiado pequeños, y la logística es más complicada, por tener que acudir los padres con los niños.
4. Simplifica. Hoy día hay una variedad infinita de productos relacionados con la puericultura. Sofisticados y con un diseño ultrasónico que te dejará con la boca abierta. Piensa si realmente necesitas una minibatidora para biberón o si lo puedes remover con una simple cuchara. O esa trona casi espacial con mil funcionalidades. O ese carrito tan de moda que se lleva casi con un solo dedo. A veces lo más sencillo es lo más práctico. Puede que, sin darte cuenta y, con la mejor de las voluntades, llenéis vuestra casa de objetos innecesarios. En estos casos, habrá más desorden y más sensación de caos. Pon sentido común y piensa con frialdad la utilidad que vas a dar a cada cosa, porque es muy fácil caer en la tentación.
5. Su primer regalo. Cuando llega el primer bebé a una familia, y se convierte en el primer hijo, primer nieto, primer sobrino… corremos el riesgo de concentrar todo ese amor y cariño focalizado al bebé, en un sinfín de ropa, juguetes y regalos varios. Como padres, tenemos que ser agradecidos con esas personas que nos muestran su cariño, pero también tenemos la obligación de orientarles en las necesidades del bebé, y en que existen formas distintas de expresar ese amor, que no tienen por qué ser necesariamente materiales. Quizá pueda ser un visita, pasar más tiempo en familia… etc.
6. Su primer juguete. A base de buenas voluntades y de querer lo mejor para nuestros hijos, podemos encontrarnos con que están sepultados en una marea de juguetes, con los que no les da tiempo ni siquiera a jugar. En ocasiones por falta de tiempo, y en otras porque no son los adecuados para su edad. Veamos juntos las edades y funciones de cada juguete, para no dejarnos llevar por la primera impresión. Podemos orientar a familiares y amigos sobre cuáles podrían ser los juguetes más adecuados para cada edad.
7. Déjale hacer. Por ser nuestro primer hijo, siempre le seguiremos viendo como pequeño. Y haremos por él cosas que, seguramente, él ya sabrá hacer por sí mismo. Vamos a darle la oportunidad de crecer y de hacer. Nos sorprenderá lo que puede llegar a hacer en cada edad, además de educarle en la responsabilidad, en el servicio a los demás y en el trabajo bien acabado. Con un poco menos de dos años será capaz de llevar su pañal a la basura. O la ropa sucia al cesto. O vestirse con cierta autonomía desde los tres años.
8. Paz, mucha paz. Sin duda, el trabajo de ser padres es el más agotador de los trabajos: 24 horas al día, sin vacaciones ni remuneración ni jubilación. Es para siempre. El trabajo más duro y más gratificante que se pueda tener. Noches sin dormir, maratón de lavadoras, cientos de visitas al médico, sustos, caídas, traídas y llevadas…. Pero también infinitas sonrisas, abrazos, cariño, frases de esa boca de trapo que nunca olvidarás. Así que, paz, mucha paz, porque seguro que sois los mejores padres que vuestros hijos podrían tener.